Epílogo.

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Qué decir, y eso que hay bastante que contar. Supongo que conforme os lo dejé, tendréis a Danny y a mí en la mente. Pues, primero, desde todo aquello han pasado unos dos años, con mejores y peores momentos, pero aquí estamos.
Tom, Harry, Doug y Danny, osea vamos, Mcfly, grabaron una canción bastante importante para nosotras. The heart never lies. Lo hicieron aproximadamente hará un año, cuando hubo algunos problemas entre nosotros… cosas que pasan.

[b]-Another year over
And we’re still together
[i]Its not always easy,
But I’m here forever[/b][/i]

Aquella parte de la canción fue con la que más me identifiqué. No se si recordarán, pero aquella noche en la que Danny y yo nos juntamos, me dijo algo: -No siempre es fácil, pero estaré aquí para siempre. Sí, fue aquello lo que me ablandeció por completo… ¡Quién lo hubiera dicho hace unos cuantos años más atrás! Yo, junto a la persona que quiero. Increíble…


Hablemos de Harry y Desi. Sobre Harry… no ocurrió mucho. Cada uno olvidó y pudo reemprender su vida normal. Nos quedamos como amigos, muy buenos amigos. Y con Desi… aún sigue teniendo su relación con ella. A la hora en que Desi tuvo que presentarle a Harry a sus padres.. fue mortal. Creemos que la suegra del batería se enamoró de él. ¡Lógico! Hubo que verse la cara… Mientras, no parece haber problemas con los dos.


Doug y Mery. Son unos desastres. Decidieron, poco después de comenzar su relación, irse a vivir juntos. ¡No saben como tenían la casa! Cada vago iba a lo suyo.. y lo peor es que Mery se trajo a Dory… ¡Una vez intentó comerse una lagartija de Dougie! Pero por suerte, lograron domesticarla algo… ahora le ha dado por los dedos de los pies de Doug. ¿Ellos? Parecen haber sido uña y carne. La mayor discusión que hemos logrado escucharles a sido sobre quien ponía lo que quería en la televisión. Como no, la mimada de Mery lograba ganar siempre, y no duraba mucho su enfado con Doug. El sabía como hacerla realmente feliz. Ahora mismo a Mery le ha dado por hablar de pequeños Dougies que revolotean por su casa… ¡No sabéis la cara de horror que puso Doug cuando sacó a pequeñas Merys! El no parece mostrar mucha importancia hacía el tema de los críos, pero me parece que Mery ya se va haciendo ilusiones. Yo, personalmente, sigo diciéndole que todavía es pronto. ¡Tenemos 22 años aún! ¿Tan poco?


Sobre Alice y Tom… ellos si que están hechos el uno para el otro. Son mutuamente cariñosos, cada uno al lado del otro parece tenerlo todo. Lo peor es la cara de idiotas que se les queda cuando empiezan a darse mimos ambos. También hay algo con lo que puedo despedirme de esta pareja sin decirlo. ¡Ambos planearon una boda! Nos lo dijeron juntos. Habían estado pensando en ideas futuras sobre alguna boda para los dos. Quieren casarse, desean pasar todo el tiempo junto… ¿increíble no? Se venía venir… lo extraño es que han estado hablando, pero Tom aún no ha dado el paso de comprometerse oficialmente con ella. Estúpido… aunque no creemos que tarde mucho. ¡Esperemos que sea pronto!

Sobre Danny y yo. Vale, como bien dije antes tuvimos nuestro serios problemas. Estuvimos unas dos semanas separados, Georgia había logrado volver a poner verde a Danny, aquello me mosqueaba y discutimos con facilidad. Pero resulta que yo no podía vivir sin él, y según Danny, sin mí tampoco. Ahora mismo andamos bien, suficiente bien. Soy una persona celosa, y el es uno de esos hombres al que le suelen llamar con mucha facilidad las chicas con un buen escote… zorras en mi idioma. Pero consigue controlarse… ¡es tan mono! No andamos planeando nada como los demás. No solemos hablar de críos, o por lo menos no seriamente al igual que Mery y Doug, y tampoco de compromisos como Tom y Alice… simplemente nos sentimos como si lo tuviéramos. Bruce, el perro de Danny es como nuestro hijo. ¡Lo amo! De vez en cuando suele tener esos mosqueos cuando hago más cariño al perro que a el, pero lo hace de broma… ojalá pudiera decir lo mismo.. si, Bruce y yo tenemos una fuerte relación de amantes, pero shhh ¡que nadie lo sabe! Muchas veces me pregunto si veo futuro en Danny y en mí. Sinceramente, creo que por mi parte sí. Osea, es verle cada día a tu lado y saber que quieres despertarte cada mañana junto a él.. quien sabe si el pensará lo mismo.

¡Y bueno! Supongo que eso es todo… aquí da por fin finalizada mi historia. ¿Volver? Quién sabe como andarán las cosas. Y sobretodo, ¡gracias por leerme!


Laia.

101.

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-Hola… -Dijo Laia impactada al verlos a los dos. -¿Qué.. que le ha pasado a Mery?
-Se pasó bebiendo. –Dijo el pecoso entrando y dejando que se sentara sobre las escaleras. –Dijo que quería venir, así que la traje.
-¿Y eso? –Preguntó la castaña observando a Danny. –Mery nunca bebe si no tiene motivo para hacerlo.
-Es.. ¡essstoy saliendo coon Douuuuuuuuuuuuuuuugie! –Habló la borracha mientras la cabeza se le caía a un lado y comenzaba a reírse como una retrasada.
-No me digas… -Dijo Laia boquiabierta. -¡Enhorabuena Mery! –Se lanzó a ella y le dio un fuerte beso en la mejilla. -¡Por fin!
-Ssssi. –Dijo mientras levantaba los brazos hacía Danny. –A dormir.

Ambos rieron. Al guitarrista le costó lo suyo poder cogerla, y la ayudó a subir por las escaleras mientra que por el otro brazo la cogía Laia. La llevaron hasta el cuarto suyo, y allí la acostaron brutamente sobre la cama. Pesaba un quintal en aquel momento.

-Quieeeeeeero un besito de buenas noches. –Pidió la acostada cogiendo a ambos por la punta de las camisas. –De looooooos dos…

Se lo dieron. Luego, Mery dejó caer la cabeza sobre la almohada mientras se dormía al momento. Tenía una pinta algo infantil en aquel momento, pero parecía tiernamente feliz.

-Parece buena y todo. –Dijo Laia en voz alta sentándose sobre la cama.
-Si, lo parece. –Dijo él sentándose a su lado. –Por cierto Laia… si te digo una cosa ¿te enfadarás?
-Si. –Dijo ella con total seguridad asintiendo. –Todo lo que venga de ti me enfada.
-No enserio.. –Pidió el riéndose. -¿Lo harás? –Ella negó con la cabeza. –Verás.. fui yo el que contestó a tus mensajes de Mery y el que los leyó.

Laia se paralizó al momento. Un rojo tomate le inundó la cara por completo. Sus pulmones habían dejado de respirar y parecía tener la mirada ensombrecida y perdida, igual que lo pintan en las series ánimes. Tan solo se podía llegar a oír los finos ronquidos que producía Mery, quien hacía escondido su cabeza sobre la almohada y parecía babear.

-¿Fue verdad lo que leí?

Laia actuó primeramente cambiando la posición de los ojos y mirándolo a él. Parecía tener los labios sellados, y lo siguiente que hizo fue levantar las cejas y ponerse a dar vueltas rápidas por toda la habitación, demasiado nerviosa como para poder pensar algo decente.

-¡Hay por Dios! ¡Que pta vergüenza! –Dijo tapándose la cara con ambas manos pero sin pararse. -¿Tú para que miras nada? ¡No tienes ni idea de que momento más embarazoso! ¡Eres un estúpido! ¡Qué demonios hago yo ahora!
-¿Entonces es cierto? –Dijo el con entusiasmo levantándose de la cama. -¿Me quieres?

Ella se quedó parada, mirándole. Empezó a morderse las uñas, a la otra punta de la habitación y sin quitarle la vista de encima. Ya había oscurecido y tan solo la tibia luz de las farolas de la calle lograba iluminar un poco la habitación, de modo que mucho entorno de allí no podía diferenciarse.

-¡Idiota! –Dijo ella poniendo cara de enfado y señalándole con el dedo índice. -¡Quién te crees para poder cotillear el móvil de una amiga mía! ¡Te juro que me las pagarás Daniel Jones, me has hecho sentir ridículamente humillada! –El puso cara pícara y sonrió de lado mientras comenzaba a acercarse lentamente a ella, sin emitir palabra. -¿¡Qué haces!? ¡A mi respóndeme cuando te hablo! ¡Daniel! –Dijo e escasos centímetros de él, mientra no se detenía. –¡Qué que haces!
-Esto.

Cortó las distarías aún manteniendo su sonrisa pícara, y con ambas manos sujeto la cara de Laia. Se acercó a ella rápidamente, y más seguro que nunca, le plantó aquel beso que deseaba poder volverle a dar desde hacía meses. Laia no se movió, se quedó en shock sin saber que actuar. No quería rechazarle, no, esta vez no tenía ni un solo motivo para hacerlo.
Decidió aceptarlo. Rodeó al chico por la espalda e intentó intensificar el beso. Miles de mariposillas despertaron en su estómago y la recorrieron por completo, de pies a cabeza, sin saltarse ni una sola parte. Normalmente se hubiera hecho la dura, no le gustaban los besos sorpresas, pero era Danny, Daniel Jones, la persona que había llegado a amar más en la vida.

Un golpe seco sonó por toda la habitación. Ambos se detuvieron y se giraron, pudiéndose encontrar a Mery boca abajo en el suelo. Se había llevado con ella todas las mantas, y parecía haberse despertado. Miró al momento a los dos, y como si nada, comenzó a reírse de la forma tan peculiar y imbécil que tenía de hacerlo.

100.

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Si… ¡con que Mery, eh Doug! –Dijo Tom abrazándole a él primero mientras Mery le miraba con odio. –Y Mery.. enhorabuena… por fin lograste a Doug.. me alegro por ti. –Dijo el dándole un tierno beso en la mejilla.

-Te equivocas. Dougie por fin me consiguió a mí.

-Si todas caen rendidas a mis pies en cuanto me conocen, como hiciste tú. –Le dijo su nuevo novio guiñándole un ojo.



Ella puso cara de enojada. Retiró su mano de la de Doug y se cruzó de brazos, enfadada mientras miraba a Tom, como si tuviera el las culpas. Él puso cara de pícaro. Abrazó de lado la cintura de la chica, mientras le daba un tierno beso en el cuello. La cara de Mery se ablandeció, mientras se dejaba ganas y abrazaba de nuevo al rubio por el cuello y le plantaba un beso con entusiasmo.



-Te quiero muchísimo, Mery. –Dijo el bajista juntando su frente con la de Mery.

-Yo muchísimo más, créeme. –Contestó ella volviendo a cobrar el beso.







Danny, con la mayor pereza del mundo, se había echado sobre el sofá del estudio. Los demás se encontraban a unos metros de el, mientras reían por ningún motivo lógico… iban un pocos bebidos, ya que habían estado celebrado “la relación de Mery y Doug”. Echó un vistazo a la pareja. Doug tenía un brazo por encima del hombro de la chica, mientras reía y hacía que sus pequeños ojos dejaran de verse. Sonrió al verlos felices. Parecían quererse de verdad.



Suspiró cansado. Cerró los ojos intentando conciliar el sueño, pero pocos minutos después, su trasero vibró y se levantó de golpe. Se había sentado sobre el móvil de Mery, ya que se notaba que era suyo por las cantidades de pegatinas que había de Bob Esponja. Mensaje nuevo. La curiosidad empezó a roerle. ¿De quién sería ese mensaje? Tal vez tuviera un admirador secreto.

No se lo pensó más. Cogió el móvil y buscó el mensaje nuevo. De Laia. No dudó ni un segundo en abrirlo, necesitaba saber lo que ponía, le era necesario.



-Espérate, ahora te informo… necesito usar el baño. –Decía el mensaje.



El pecoso se quedó pensativo, atónito ante lo que acababa de leer. Después de estar varios segundos con la mente vacía, no pudo evitarlo y se echó a reír estruendosamente. Los otros cuatros que habían estado riéndose segundos atrás se callaron y le miraron extrañados.



-¿Dé que te ríes? –Preguntó Mery alzando las cejas.

-Nada… acabo de acordarme de una cosa. –Dijo Danny intentando aguantarse y volviendo a parecer normal. Los demás volvieron a girarse despreocupados.



El móvil volvió a vibrar. Se dirigió de nuevo a los mensajes y abrió el nuevo. Tardó un poco en cargarse, pero una vez lo hubo hecho, acercó todo lo más que pudo su móvil a su cara.



-Esta bien… lo he hecho, he roto con Harry. Me dijo que amaba a Desi, y le entiendo.. lo nuestro había empezado a desaparecer poco a poco. La cuestión es que hemos quedado como amigos, buenos amigos.. y antes de eso hubo un último beso >w< -La cara de Danny cambió a decepción. –Lo malo ahora es que no se que hacer con Danny.. –Volvió a su estado normal. –No me atrevo a declararme. ¿Qué hago? ¡Contesta!



El chico se quedó paralizado. Fue alejando poco a poco el móvil de su cara, mirando a enfrente, sin pensar nada. Lo primero que hizo fue sonreír; una satisfactoria sonrisa torcida se le dibujo en la cara, cada vez aumentado de alegría. Volvió a releer una y otra vez el mensaje. Miró a Mery, quien hacía el mayor ruido que podía hacer para levantarse de la silla con pereza. Iba algo coja, de modo que casi se disloca con la silla. Puso “Responder” rápidamente mientras escribía.



-Atrévete y díselo.



Nada más apretar “Enviar”, bloqueó el móvil y lo tiró de nuevo al sofá mientras Mery intentaba acercarse, con Doug ayudándola para que no cayera.



-¿Dónde vas? –Preguntó él levantándose y cogiéndola por el otro lado.

-Quiero ir a ver a Laia…

-Te acompaño. –Añadió Danny rápidamente a lo que Doug frunció el ceño confundido.

-Ya lo iba ha hacer Doug, tranquilo.

-No no, no me molesta. –Dijo Danny mientras le pedía a facetas a Doug que le dejara ser el quien la acompañara. Al final, Doug logró entender. –Además Doug, te toca ordenar esto y tal ¿no?

-Si.. supongo. –Dijo el asintiendo y separándose de su novia mientras le daba un tierno beso en los labios. –Ya te llamo ¿vale amor?

-Está bien.. te quiero Doug.







El coche del pecoso frenó enfrente de la casa de Laia. Ya había empezado a anochecer y las luces de la casa estaban encendidas. Sintió la necesidad de entrar junto a Mery y enterarse de lo que iban ha hablar, pero no, quería esperar para ver lo que hacía.



-¿Me acompañas a la entrada? –Dijo Mery. Sin duda, estaba ebria.

-Claro. –Dijo él con ganas mientras salía del coche y la conducía hasta la puerta.



Una vez allí, a Mery le costó siglos lograr apretar el botón del timbre. No quería que lo hiciera Danny, le hacía ilusión conseguirlo por ella misma. Cuando lo hizo, no hubo forma de hacerla parar de apretar el botón, por lo que pudo oírse a la gruñona Laia desde dentro de la casa.



-¡Mery! ¡Sé que eres tú! ¡Nadie tiene esa manía de apretar el timbre así! ¡PARA YA! –Dijo mientras abría la puerta de golpe y se encontraba a su amiga con cara de tonta, boquiabierta y riéndose y a Danny quien aguantaba su peso. –Hola..



99.

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-¿Añoras a Frankie? –Preguntó de golpe Mery. Ambos se habían ido a la terraza del edificio.
-¿Por qué lo preguntas?
-No… por nada. Lo siento.

El se la quedó mirando. Tenía esa naturalidad que le encantaba. Mery también solía meter la pata con frecuencia, pero lograba arreglarlo con cualquier cosa. Suspiró y volvió a mirar enfrente.

-Fui yo el que decidió romper con ella. Y no se si me arrepiento o no.
-Si fuiste tu el que rompió con ella ¿Por qué te tienes que arrepentir?
-Porque dejé de sentir cosas hacía ella y lo hice por otra… pero no se, aquella otra logró pasar de mí. Lo malo es que yo aún no me he quitado de la cabeza. –Dijo el volviéndola a observar. Ambos ojos se encontraron.
-Aaah.. ¿pero ella te ama?
-Ya no lo hace. Logró olvidarse de mí, y cuando lo hizo, fui yo el que cayó a sus pies… supongo que es lo que suele ocurrir.
-¿Pero estás seguro de que ya no te ama?
-No.. quiero decir. Ella logró estar con otros chicos, y dejó de mirarme como me miraba antes o siquiera de molestarse en hablarme… un día la grité por ser tan pesada, y ahora hecho de menos sus conversaciones.

Mery se congeló. Se sintió identificada con aquello. Recordó el día en que, cuando amaba a Dougie, no paraba de hablarle, y el día en la fiesta de Danny en que el la mandó a hacer puñetas.

-¿Y tú, sigues añorando a Jeremy?
-En absoluto. El fue pasado.

Más silencio. Sensaciones que habían desaparecido volvieron a resurgir en Mery. Aquellas mariposas que Dougie le regaló meses atrás y que murieron, habían resucitado. Aquel cosquilleo en el cuerpo entero había vuelto a resurgir. Merda! ¿Se había vuelto a enamorar de el? No, no podía ser.

-Doug… -Preguntó Mery con voz entrecortada.
-Dime.
-¿Puedo saber quien es ella?
-Prefiero no decirlo.
-¿Por qué no?
-La conoces.
-¿Mucho?
-Bastante…

La castaña se auto-convenció aún más. Decidió probar a suerte. Al fin y al cabo, si se equivocaba no pasaría nada, ya que Dougie y ella eran íntimos amigos. Sería olvidar y ya está.

-Dime una cosa Dougie.
-¿El que?
-¿Soy yo ella?

Doug la miró con vergüenza. Una vez ella comprendió la respuesta, el bajista bajó la mirada, ruborizado ante como podría actuar ella. Mery estaba confundida, realmente confundida. ¿Aquello era un sueño, o real? Era imposible que Doug la amara… realmente no podía ser… Vamos Mery, contesta… le estará resultando imposible su silencio. ¡Vamos, di algo!
No podía. Le era imposible decir nada. No tenía ni idea de lo que podía decirle. Quería estar con el, lo amaba, pero se había quedado paralizada y muda. Tenía que actuar ella, Doug era demasiado vergonzoso como para hacerlo.

Se acercó a él. Él levantó la vista al verla. La miró conducido, y cuando ella se hubo acercado, no pudo evitar rodearla por la cintura. Sonrió tímidamente, acercando su rostro al de ella, pero incapaz de besarla por si metía de nuevo la pata. Ella, inmensamente feliz, decidió romper la distancia.

Con valentía, acercó lo suficiente su rostro al de Dougie como para que rompieran la distancia y lograra besarlo. Una vez eso, Doug puso una mano sobre su cara, acariciándola y intensificando el beso a cada movimiento.
Una vez se separaron, Mery fue la que se ruborizó.

-Te amo Mery, te amo como nunca te he amado.
-Pues Doug, yo te amo como siempre te he amado. –Dijo ella con gracia.



Ambos bajaron de nuevo al estudio, cogidos de la mano. Una vez entraron a la habitación, todos se quedaron mirando sus manos. Fue Harry el que habló primero.

-¿Qué ha pasado cuando no estábamos?
-Harry, Doug y yo somos novios. –Dijo Mery con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Enserio? –Dijo el pecoso sonriendo como el solo sabe hacer. -¡Enhorabuena Mery! –Dijo Danny acercándose a ella y dándole un golpe varonil en la espalda. –Doug… ten suerte con ella.
-¡Imbécil! –Gritó ella golpeándole. –Ojalá pudiera decir lo mismo de ti…
-Es cierto, yo no tengo suerte.. por ahora. –Dijo Danny guiñándole un ojo y alejándose.
-¡Me alegro por los dos! –Dijo Harry dándoles un abrazo. –Creo que se completan… son igual de patosos.
-Si… ¡con que Mery, eh Doug! –Dijo Tom abrazándole a él primero mientras Mery le miraba con odio. –Y Mery.. enhorabuena… por fin lograste a Doug.. me alegro por ti. –Dijo el dándole un tierno beso en la mejilla.

98.

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El batería fue recorriendo el largo pasillo que conducía al estudio. Sus amigos estaban allí, se les oía, sobretodo la estruendosa risa de Danny. Luego le seguía la voz chillona de Doug, quien estaba diciendo cualquier estupidez que se le pasaba por mente. No pudo evitar sonreír al oírlos. Hacía minutos que había estado con Laia. Habían quedado como buenos amigos, y aquello era satisfactorio. Era difícil conservar una amistad cuando has llegado a tener una relación con alguien y haber besado a otra persona mientras.

Una vez entró al estudio, los tres se callaron. Harry se paró en la entrada. Tenía una pequeña sonrisa dibujada en la cara que expresaba felicidad. Todos lo habían notado.

-¿Has vuelto con Laia? –Preguntó Doug, mientras los ojos de Harry se dirigían a Danny, a quien se le había formado una triste sonrisa.
-No, ambos hemos decidido dejarlo y quedarnos como amigos. –Dijo mientras todos se sorprendían.
-¿Y eso? ¿No te ha estado tirando jarrones a la cara? –Preguntó Tom y los tres rieron.
-No… creo que entendía que me haya enamorado de Desi.. además, dice que ella también ama a otro.
-¿Otro? ¿Quién? –Preguntó Danny con curiosidad.
-De mí, obviamente. –Se adelantó Doug poniendo cara de Don Juan. –Le soy imposible a las mujeres…
-Si no te atreves ni ha pedirle el cambio a la chica del super-mercado. –Dijo Harry sentándose de golpe en el sofá. –Le conocéis
-Harry, sé directo. –Pidió Tom sentándose a su lado.
-Son cosas de Laia. Ya os acabaréis enterando. –Dijo levantándose un mostrando una sonrisa pícara. -¿Vamos ha ensayar hoy o no?

Todos suspiraron. Conocían demasiado bien a Harry, y era uno de esos hombres que jamás decían los secretos de los demás. Si se molestaban en seguir insistiendo, lo harían en vano.



-Descanso. –Pidió Danny dejando su guitarra y yendo saliendo por la puerta.
-¿Dónde vas? –Preguntó Tom siguiéndole.
-Al bar de abajo… necesito relajarme.
-Te acompaño.
-Y yo. –Dijo Harry.
-¡Oigan! –Gritó Doug con su aguda voz. –No me he traído dinero.. ¿me podrán invitar?
-¡Ni de coña! –Gritaron los tres. –Ya nos debes tres almuerzos y una merienda, Doug. Hasta que no pagues, no invitamos. –Dijeron guiñándole un ojo y saliendo.
-Te he traído algo… -Dijo una voz detrás del bajista.

El rubio dio media vuelta, asustado. Pudo encontrarse a una tímida Mery, quien sujetaba en una mano dos paquetes de Burger King y en el otro brazo intentaba aguantar las bebidas. Él sonrió.

-Apareces cuando más te necesito. –Dijo Dougie arrebatándole una bolsa y una bebida. -¡A comer!

Se dirigió a una mesa que había allí. Se sentó, y Mery le siguió. Sin preocuparse ni siquiera de que Mery se preparara, abrió brutamente su bolsa, sacó su hamburguesa y le dio un feroz bocado. Mery se le quedó mirando impactada, y Doug notó su mirada. Paró de masticar y la miró ruborizado. La castaña levantó una ceja, sacó su hamburguesa, y le dio un bocado más grande que el que había dado Doug.

-Luego dicen de mi… -Dijo el con la boca llena, mientras Mery intentaba que la lechuga no se le cayera de la boca.

Se le acabó cayendo, y poco después empezó a toser atragantada mientras todo el puré que tenía en la boca se le caía sobre la mesa. Los ojos parecían salirse de su órbita. Dougie se levantó rápidamente y empezó ha golpear su espalda hasta que recuperó el aliento.

-Eres una bruta. ¿Lo sabes verdad? –Dijo observando con cara de asco la guarrada que había montado Mery sobre la mesa.
-Creía que iba ha cagar por la boca…
-¡Mery!
-¿Qué?
-Que delicada eres… -Dijo moviendo su cadera y dándole un culazo para que le dejara sitio y se sentara.
-Soy así, y nadie me va ha cambiar.
-Tampoco quiero que cambies. –Se le quedó mirando. -¿Sabes? Eres la única chica que he conocido que no se molesta por lo que piensen los demás.
-¿Para que molestarme? Siempre que me preocupo por parecer mejor, nunca consigo nada… supongo que es eso por lo que mis relaciones no llegan a más. Les molesta que no sea normal.
-A mi no me molesta. Creo, que si fueras como las demás, no te querría tanto como te quiero.

Mery le miró. Sus preciosos ojos azules se habían quedado mirándola, muy cerca. Ella alejó un poco su cabeza, cogiendo su hamburguesa y dando otro bocado.

-Gracias Doug, yo también te quiero.
-¿Ahora tienes algún ligue de los tuyos?
-No. Me niego rotundamente a los tios. Son todos unos cerdos. –Dijo dando el último bocado a su hamburguesa.
-Yo no soy un cerdo. –Dijo poniéndose a la defensiva.
-En ciertas cosas… para comer si que lo eres. –Le dijo Mery sonriéndole.
-Mejor no hablamos de ti…
-Lo sé. –Empujó a Doug para que saliera de su asiento y se levantó en compañía de el. -¿Te puedo pedir algo Doug?
-Lo que sea. –Dijo el con un rayo de esperanza en sus ojos.
-Déjame tocar tu bajo, por favor…

Él suspiro. Asintió y fue a por el. Cuando se lo trajo, Mery lo cogió con cuidado. Era un precioso bajo azul.

97.

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-¡Laia! ¿Laia estás bien? ¿Dónde estabas? ¡Lo siento muchísimo, de verdad te lo digo! ¡No se lo que hice, estaba mosqueado, nada más! ¡No quería hacerlo, yo te quiero a ti! ¡Por favor, déjame aclararlo contigo…!
-Harry, cállate. –Le dijo agobiada. Respiró profundamente y habló al ver que él no lo hacía. –Quiero hablar contigo. –Dijo con tono seco.
-No.. no por favor. –Pidió sollozando. Laia se ablandeció, cerrando los ojos lentamente. –Ese quiero hablar contigo solo lleva a un lugar…
-Harry, debemos hablar. No te pongas ahora ha darme discursos de que te arrepientes de haber hecho aquello, por que te recuerdo de que lo hiciste y pudiste pararlo, pero no te detuviste.
-Pero Laia…
-Prefiero hablar esto en persona, Harry. ¿Podrás pasarte mañana a mediodía a por mí…?




-¡Ahora no te me eches atrás, Laia! –Gritó Mery dando un par de golpes a la puerta del baño para que saliera. –Ayer estabas completamente decidida ha hablarlo claramente con Harry, ahora no puedes negarte.
-Ya pero eso fue ayer. ¡Hoy al despertarme mi valentía se esfumado, no me atrevo!
-¡No Laia! ¡Vas ha hablar con el sí o sí! No debes ser tu la que se acojone, la culpa es toda de él.
-¡Es verdad! –Dijo Laia girando el pestillo y abriendo la puerta de golpe. -¡Se lo tengo que decir bien claro! ¡Qué me chupe un pie después de haberla besado!

Laia se había cargado a valentía en apenas un segundo, pero toda desapareció cuando segundos después, sonó el timbre de la puerta principal, en el piso inferior. Sus piernas volvieron ha temblar, y aprovechando el despiste de Mery, volvió ha encerrarse en el baño.

-¡Laia por Dios! ¡Ábrele! ¡Acabas de decir que ibas ha hablarlo con él si o si!
-Pero es que no me atrevo… -Dijo con voz temblorosa al otro lado de la puerta. –Abre tu y dile que no estoy…
-¡¡Qué no!! –Gritó ella dando una fuerte patada al suelo. -¡Laia, por lo que más quiera, enfréntate a él! ¡Qué vea lo hondo que ha metido la pata al besar a Desi! ¡Sal ahora mismo!

Pocos segundos después, el pestillo y manillar fueron girando lentamente. Luego, apareció una Laia, asomándose por el borde de la puerta. Mery se había cruzado de brazos y la miraba con impaciencia.

-Si tienes que abrirle, hazlo ya.

Laia asintió con seguridad. Hinchó sus pulmones a aire y empezó ha dirigirse hacía la puerta, con Mery pisándole los talones. Nada más llegaron a la puerta principal, el timbré volvió ha sonar. El labio inferior de Laia empezó ha temblar, pero volvió a cagarse de valentía, frunciendo el ceño y cogiendo aire. Cogió el manillar y abrió la puerta lentamente, preparada para encontrarse a Harry. No le dio ni tiempo ha decir nada. Nada más pudo ver la silueta de Harry, este se tiró hacía ella y rodeándola por la cintura, la besó todo lo apasionadamente que pudo.
Mery seguía encontrándose detrás, asombrada ante la rápida acción que había hecho Harry. Cuando él se separó, abrazó a la castaña con fuerza. Ella aún no había dado señales de vida.

-Laia, por favor… perdóname de verdad. Te juro que no supe lo que hacía, yo te amo a ti, no quiero separarme, no quiero que me dejes.. por favor Laia dame una segunda oportunidad.
-Harry… -Dijo la castaña apunto de abrazarle por la espalda, pero Mery golpeó su mano antes de que actuara.
-Ejem… creo que debería dejaros solos. –Miró a Laia para que recordara lo que habían estado hablando la noche anterior.

La morena salió por la puerta, mirando aún a Laia quien seguía aferrada a Harry. Esta intentaba decirle que no se dejara caer, que llevara acabo lo que habían decidido. Una vez llegó a la acera, tropezó y cayó de culo. Laia sonrió y separándose del batería cerró la puerta.

-Quiero hablar contigo Harry, y… aclararlo todo. –Dijo pasando al salón y sentándose. Harry la siguió y se acopló a su lado. –Quiero que me digas la verdad de todo.. juro que no me ofenderé ni nada.
-De acuerdo. –Asintió el cogiéndole la mano, pero ella la separó. –Está bien…
-¿Amas a Desi? –Él apartó la vista y se quedó pensativo, empezando a tartamudear sin que le salieran palabras. –Se sincero, por favor.
-Laia… -Dijo volviéndola ha ver directa a los ojos. –Yo también te amo a ti.
-Osea ¿Qué la amas, verdad?

Harry intentó hablar, pero no se atrevió a negarlo. En efecto, estaba enamorado de Desi, se había enamorado. A la castaña le dio un fuerte pinchazo de dolor sobre el pecho… le dolía aquello, pero en cierto modo, quería que fuera así. Los ojos de ambos comenzaron a humedecerse, ninguno sin romper el silencio.

-Contéstame tu ahora, y con sinceridad, al igual que lo he hecho yo Laia… -Dijo él y ella asintió. -¿Estás enamorada de Danny, verdad?

Cerró los ojos lentamente. Empezaron ha humedecerse, pero aún sin dejar caer ninguna gota. Una vez los abrió, cayeron con rapidez, y, lentamente, asintió con la cabeza. Harry, llorando también y observándola, la cogió de nuevo de las manos. Esta vez ella no las apartó. Sabía que había llegado el momento de romper con Harry, de separarse de el.

-Era eso lo que querías decirme, ¿Verdad?
-Si… pienso que es lo mejor para los dos.
-Se me va ha hacer difícil separarme de ti… te quiero Laia.
-Yo también a ti Harry… pero lo nuestro va desapareciendo poco a poco y lo sabes...
-Si… bueno, ¿amigos? –Ella asintió y se dieron un tierno abrazo. –Laia.. ¿que te parecería un último beso?

La castaña no contestó. Su mirada lo hizo por ella. Poco a poco, los rostros de ambos fueron acercándose con lentitud, y una vez hubieron juntado sus labios, aumentaron el beso. Cuando se hubieron quedado sin aire, se separaron lentamente, quedándose tan solo en un pequeño roce de labios y las frentes unidas. Sabían que aquel había sido el último beso que se darían a lo largo de su vida, y que ambos se extrañarían durante ese tiempo. 

96.

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Caminó durante bastantes minutos. Tan solo unas pequeñas gotas caían del cielo, de modo que no había peligro de mojarse. Su móvil sonaba cada segundo, sin que descansara ni un momento. Ella ni siquiera se molestó en ver quien lo hacía, no tenía ganas de nada, tan solo de desaparecer. Por su cabeza no hacía nada más que pasar las imágenes de Desi y Harry besándose, lentamente y una y otra vez. Había estado todo el rato llorando, sus lágrimas no cesaban y su angustia tampoco. Cuando se hubo cansado de caminar y decidió volver a la realidad, desperdició aún más tiempo intentando captar la atención de algún taxi de los pocos que pasaban por aquellas calles. Cuando ya pudo subirse a alguno que lo condujera a casa, sacó su teléfono y miro las llamadas. Había de todos, no faltaba ni uno, pero mayoritariamente de Harry. Pocos segundos de estar viendo las llamadas, la pantalla cambió y apareció el nombre de Harry, junto a la música de I wanna hold you. Un despreció la inundó por completo. Deseaba descolgar y soltarle todo lo que sentía en aquel momento, pero decidió esperar. Apretó la tecla del teléfono rojo y la llamada acabó. Apagó el móvil y se lo volvió ha guardar en el bolsillo.


Cuando llegó a casa, pidió a su madre que a todo aquel que llamara a la puerta dijera que no estaba, fuera quien fuera. Subió deprisa las escaleras, y, nada más entrar a su habitación, se dejó caer sobre la colcha. Cerró momentáneamente los ojos y cayó en un rápido sueño, ya que se encontraba tremendamente cansada.



Despertó horas atrás. Le costó recordar que había ocurrido hacía unas pasadas horas, y después de sentarse sobre la cama observó el rejo. Las diez. Cogió su móvil y lo encendió. Las llamadas perdidas habían aumentado con eficacia, de modo que Laia ni se molestó en mirarlas. Había demasiadas.
Se quedó mirando a su habitación. Todo estaba tranquilo, ni el aire movía la menor de las cosas. Un profundo silencio se apoderó, lo que hizo que pronto llegara el aburrimiento. Fue a levantarse, cuando de pronto el móvil volvió ha sonar. La castaña miró con desconfianza la pantalla, pero pudo diferenciar “Mery” así que optó por descolgar.

-¡Laia! ¿¡Dónde demonios has estado!? ¡Todos te hemos estado llamando, hemos ido a tu casa, a todos los lugares y no había señales de ti! ¡Y todavía con el móvil apagado! ¿Dónde estás? –Dijo antes siquiera de que pudiera ponerse el móvil en la oreja.
-Hola. –Dijo cansada. –No me apetece hablarlo por móvil. ¿Puedes venir a mi casa, por favor? –Preguntó, a lo que Mery aceptó. –Y sola, por favor… he de hablar.

Colgó y esperó diez minutos a que su amiga llegara. Cuando lo hizo, agradeció de que no se hubiera  traído a Dori. Cuando Mery acabó finalmente de llenarla de besos y abrazos, se sentaron sobre la colcha.

-¿Pero te encuentras bien? –Laia asintió. –Tia, cuando Harry se enteró de que lo habías visto.. no sabes como se puso. Salió corriendo ha buscarte.
-Me la suda lo que hiciera después de aquello. –Dijo con asquerosidad. –Pero… ¿por qué lo ha hecho? ¿Qué le he hecho?
-Laia, Harry y tu ya se os veíais mal.
-Ya pero.. yo no hubiera hecho lo mismo que él.
-Te recuerdo de que besaste a Danny..
-¡Sí! Pero no, no es igual… yo no le seguí el beso, lo paré al momento y me alejé de el, aunque le amara, lo hice todo por Harry… y el.. no.
-Piensa Laia. –Dijo Mery tratando de razonar. –Tu amas a Danny, pero imagínate que Harry se haya enamorado de Desi… él en aquel momento actuó sin pensar y la siguió besando.
-Osea, ¿Qué encima la culpa no es de el? ¡Esto es el colmo!
-¡No, no intento decirte esto! –La paró Mery cogiéndola por las manos. –A lo que me refiero, para ser más directa…Harry y tu andáis mal.. y tu amas a Danny, y el también a ti por lo que parece.. y Harry a Desi… tal vez deberíais de cortar.. –Dijo, pero habló cuando vio la cara atónita que puso Laia al momento. –Era solo una de mis estúpidas ideas.
-No, no digo que esté mal pero… yo amo a Harry.. ¡bueno! Le quiero mucho. –Dijo empezando a morderse las uñas. –Si, creo que debería hablarlo con el y elegir lo mejor para los dos.
-Exacto. Creo que deberías llamarlo. –Dijo ella cogiendo el móvil y empezando a ver las llamadas. –Estaba muy preocupado, de verdad… mira, también tienes un montón de llamadas de Danny.
-Cállate. –Le dijo Laia quitándole el móvil de las manos y empezando a marcar el de Harry. –Tengo vergüenza…
-¡Venga ya Laia! ¡Quién tendría que tener vergüenza es el!

Ella asintió. Empezó a llamar, y no tardó mucho a que en la otra parte del teléfono descolgaran. Antes de que Laia dijera nada, se oyó decir:

-¡Laia! ¿Laia estás bien? ¿Dónde estabas? ¡Lo siento muchísimo, de verdad te lo digo! ¡No se lo que hice, estaba mosqueado, nada más! ¡No quería hacerlo, yo te quiero a ti! ¡Por favor, déjame aclararlo contigo…!