61.Perro salchicha.

|
-¿Enserio no te da lástima Doug? –Le susurré cerca, señalando a Dougie con los ojos. Ella negó con sinceridad la cabeza. –Él se arrepiente.
-Pero a mi no me importa, Laia. –Dijo con tono fuerte, pero aún con susurro. –Que hubiera pensado antes de actuar. Las cosas no son tan fáciles…
-Pero sienta mejor que te lo muestren fácil. –Le dije, intentando convencerla. –Tú eres la primera que pide segunda oportunidad cuando se equivoca.
-La suelo pedir, pero nunca la doy. –Me acabó diciendo, dejando de mirarme y suspirando. –Ahora deja ya de intentar modificar las cosas o te acabaré cogiendo manía.
Dicho esto, la castaña fue hasta un banco, sentándose allí. Dougie, Danny y Harry se habían parado en medio, hablando tranquilamente, sin moverse. Me senté a su lado, y pronto me siguieron Desi y Camden. Alice se quedó también de pie, hablando sola con Tom. Seguramente no se hubiera ni dado cuenta de que nos habíamos sentado. Parecía estar en otro mundo.

-¿Qué hora es? –Acabé preguntándole ya aburrida a algunas de las tres, quienes daban largos bostezos y aguantaban el sueño.
-No tengo hora. –Dijo Camden.
-Ni yo.
-Ni yo.
-Existen móviles que marcan la hora, ¿saben? –Les dije, dejando caer mi cabeza sobre el hombro de Mery.
-Ya te has oído. –Dijo Camden, observando a un chico que dejaba tranquilo a su perro para que hiciera sus necesidades en el suelo.
Saqué sin ganas el móvil. Miré la hora. Las tres. Perfecto, aún eran las tres. Aquello era realmente aburrido para las cuatro, pero los otros tenían aspecto de entretenerse. Cada uno seguía hablando con más ganas con quien estaba, sobre todo Alice, quien no paraba de reírse junto a Tom.

Seguimos mirando hacía delante. El dueño del perro, quien llevaba una gorra azul (el muchacho), acabó de esperar a que su mascota terminara. Seguido esto, los dos se pusieron de nuevo a caminar, dejando el monumento allí plantado.
-¡Ei, tú! –Grité, intentando llamar su atención.
Segundos más tarde, el comprendió el mensaje. Se giró de golpe, y pude encontrarme con una cara más familiar. Jeremy me miraba con cara de sorprendido, asustado y alegre al mismo tiempo.
-¡Jere! –Exclamó Mery, llena de alegría, levantándose de su sitio. Pronto cambió su faceta al oír las risas que intentábamos tapar las tres. –Pero serás guarro… esas cosas se recogen. –Dijo con tono criticón, señalando a.. la cosa.
-Me da asquillo. –Dijo bastante sonriente, acercándose con paso firme hacía Mery. –Recógelo tú.
-No es mi perro. –Dijo ella, mirando al animal con cara de asco. –Ni le conozco.. pero seguro que es como su amo.
Era un perro salchicha, color negro y marrón. Era adorable, monísimo. Lo llamé de un chiflido, y acudió a mí al momento. Subió al banco, poniéndose a mi lado y empezando a lamerme la cara. Le acaricié el dorso suavemente, haciendo que me lamiera aún más.
-Un perro grande.. un perro grande…. –Dijo con temor Mery, saltando del asiento y alejándose lo más al perro.
-Un perro enorme, Mery. –Le dije con ironía, alejando al chucho un poco de mi y mirando a Jeremy. -¿Cómo se llama?
-Llámale Tinky. –Dijo con tono ruborizado, cobrando algo de colorete.
-¿Tinky? –Preguntó Danny, acercándose al perro y empezando a acariciarle también. -¿Y ese nombre tan cutre?
-No se lo puse yo, ni de coña. –Dijo, como si pretendiera defenderse. –Fue mi hermana menor. Le puso Tinky por los teletubbies.
-¿Tienes hermana pequeña? –Preguntó Mery con una gran sonrisa, al lado del rubio con gorra.
Este asintió con la cabeza. Mery adoraba a los críos, los amaba.
.¿Qué edad tiene?
-¿Quién? ¿Tinky o mi hermana?
-Tú hermana, idiota. –Dijo con tono de obviedad Mery.
-Ah.. pues, ahora tendrá 14. Tinky ya tiene 5 años, y lo trajeron cuando ella tenía los 9 años.
-Oix que cuco… -Dijo con tono cursi Mery, mirando a Tinky. Este la miro con cara de cansado y le mandó un ladrido, haciendo que ella diese un saltito y se escondiera detrás de Jeremy.
-No muerde. –Le dijo el, riendo ante su acción.
-No me fío. Me ha cogido manía. –Dejó de esconderse detrás suyo y volvió al tema. -¿Cómo es tu hermana? ¿Es mona?
-Igual que yo. –Dijo el, levantando las cejas en plan sexy. -¿Yo soy mono?
-Pobre chica… -Dijo ella bromeando, empezando a negar con la cabeza y mirando al suelo.
-¿No te parezco mono? –Insistió el con tono preocupado.
Miré a Mery. Se estaba pensando su respuesta, aumentando cada vez más el color de su cara. Luego, dejé de mirarla a ella para observar a Doug. Los miraba con cara asesina, lleno de celos. Acurrucaba sus pequeños ojos, haciendo que tan solo se vieran unas pequeñas rendijas azules.
-Si, eres mono. -Acabó diciendo ella, haciendo que los tres, incluido Doug, cobraran un color rojo puro.
Jeremy y ella de vergüenza, pero por otra parte, Dougie lo hacía de rabia.

0 comentarios:

Publicar un comentario