13.Wonderland y Room on the 3rd floor.

|
-Llamaste una hora tarde. –Resopló la voz de Mery al otro lado del teléfono. –Que quieres.
-Lo siento, se me pasó. –Me disculpé, poniendo voz angelical. -¿Dónde quedamos?
-No se, pero no creo que puedo ir muy lejos andando.
-Pues vamos a por ti. –Le dije, y miré a Alice buscando su aprobación. Me la dio. -¿Dónde estás?


Alice y yo nos dirigimos más adentro de la ciudad, buscando el hotel que nos había indicado Mery, pero, había tantos hoteles y rascacielos en aquella zona, que resultaba imposible.
-Llámala y dile que nos hemos perdido. –Propuso Alice, ya cansada de conducir y buscar al mismo tiempo.
-Creo que ya no nos hará falta. –Me miró extrañada. –Está allí, el hotel y.. ella. –Le dije, señalando a un hotel cercano a nosotras.

Aparcamos donde pudimos y nos acercamos al edificio. Perdí de vista a Mery, ya que justo, (por mi mala suerte, ya sabéis) entraba y salía gente sin parar.
-¿Es esa? –Preguntó Alice, señalando a una chica alta, castaña y de ojos azules oscuros.
La miré.. Dios mío, ¡que cambio! Y que… idiota. Mery sujetaba con las dos manos un pequeño cartel de cartón. Leí lo que ponía; “Hello Laia”.
-¡MERY! –Grité, intentando que bajara el dichoso cartel, donde había dibujado alrededor estrellitas y corazoncitos.
Ella dirigió la mirada hacía donde había procedido el ruido, y me divisó. Tiró el cartel por los aires y corrió hacía mi mientras gritaba locamente. Me escondí detrás de Alice, pero no pude evitar que me cogiera y estirara de mi. Me abrazó lo más fuerte que pudo, haciendo crujir mis huesos.
-¡Mery, que me haces daño! –Le decía mientras me zarandeaba por escaparme.
-¡Laia, cuantos años! –Me dijo, después de que la castaña me soltara de una vez
-Si… cuanto has.. cambiado. –Le decía, mientras recuperaba el aire que me faltaba.
Alice y ella se empezaron a mirar, sin decir ni una palabra. Como siempre, si yo no les lanzaban, no dirían ni palabra.
-Y bueno Mery, esta –Dije señalando a Alice. –es Alice, una buena amiga.
-¡Hola! –Saludó Mery, avanzando para darle un abrazo a Alice. –Encantada de conocerte.
-Hola Mery. –Le siguió Alice.- Me alegro de conocerte.

Las tres nos fuimos a mi casa, ya que habíamos decidido que Mery dormiría en mi casa unos días. Se la presenté a mi madre, aunque ya la conocía, así que tan solo era un reencuentro. La verdad era que, Mery seguía pareciéndome aquella cría a la que dejé de ver hacía ya cinco años.

-Bueno chicas, -Dijo Alice, después de estar unas tres horas hablando y conociéndose. –Ya nos veremos mañana. Me voy a casa, se está haciendo tarde y mi madre me mata viva.
-Te come viva. –La rectificó Mery de cachondeo.
-Exacto, me come. –Siguió bromeando Alice, mientras soltaba una de sus contagiosas carcajadas. –Bueno, hasta mañana.
Salió de la puerta, y Mery y yo escuchamos, como ya nos habíamos previsto, de que Alice se paraba a charlar con mi madre. Seguimos con el juego de preguntas que estábamos haciendo, hasta que, Mery preguntó:
-Laia… ¿Te acuerdas de Mcfly?
-Más que nunca, aunque no te creas. –Le dije, observando por la ventana. Ya era de noche, así que encendí la luz de la habitación.
-Te e traído un recuerdo de España.. –Dijo, mientras cogía su mochila y empezaba a vaciarla brutamente en la cama.
De allí salió de todo lo que os podéis imaginar, hasta que cayó un regalo mal envuelto y me lo dio.
-Te lo olvidaste en casa de tu padre cuando te fuiste.
-Ya hace meses que no hablo con el. –Le informé, abriendo poco a poco el regalo.
-Dios, cuanto tardas.. ábrelo de una santa vez tía.
Empecé a arrancar el papel a tiras, por que si no lo hacía yo, Mery se adelantaría. No me pude creer lo que ví.
-¡MERYYY! –Grité, mientras me levantaba de la cama y empezaba a dar vueltas por toda la habitación.
No me lo podía creer. Mery me había traído de España mis antiguos CDs de Mcfly; Wonderland y Room on the 3rd floor.

0 comentarios:

Publicar un comentario