4.Alice

Entré a la sala, y todos, absolutamente todos, se me quedaron mirando. Me sentí bastante incómoda mientras cruzaba la clase y el profesor me regañaba:

-Llega 10 minutos tarde. –Dijo el hombre. Era bastante mayor, de unos 60 años más o menos. Barba ya algo canosa, y algo calvo.

-Me perdí, y no pude encontrar el aula. –Dije intentando parecer lo más inocente posible.

-Es usted nueva ¿no? –Cerró un poco los ojos, observándome de arriba abajo. Me giré disimuladamente hacía la clase, y pude ver aún más miradas asesinas que me observaban.

-Muy señorita…

-Laia.

-… Siéntese en la silla libre del fondo.

Observé dicha silla. Estaba al lado de una chica, que, desgraciadamente, no pude observarle la cara, ya que estaba cogiendo algo de la mochila. Me dirigí allí lo más rápido posible, notando aún las miradas sobre mi espalda. Me senté y saque los libros rápidamente, para que nadie los observara. El profesor continuó la clase, y yo, presté atención, hasta que una voz baja me desconcentró.

-Hola.

Provino de la chica que tenía al lado. Pude verle la cara por fin. Tenía el pelo marrón y los ojos verdes. Era muy guapa, la verdad, y parecía bastante simpática, ya que me mostraba una sonrisa perfecta.

-Hola. –La saludé yo también, intentando parecer maja.

-Me llamo Alice, encantada. –Dijo, asomando por debajo de la mesa su dedo meñique, que, al parecer, se lo tenía que estrechar también. Así lo hice.

-Soy Laia, la nueva, por así decirlo.

-¿Te perdiste? –Dijo bastante atenta a mí. Me miraba directamente a la pupila de los ojos.

-Em, sí, la verdad es que sí. Aún no me e adaptado a este instituto tan grande. –Dije, mirando al techo para señalarlo con la mirada.

-¿Qué cuantos años tienes?

-19… recién cumplidos. ¿Y tú?

-¡Vaya, yo también! –Añadió, mostrando aún más la dentadura completamente blanca que tenía.

Estuvimos hablando sobre nosotras toda la hora, hasta que por fin, sonó el timbre de cambio de clase.

-¿Qué te toca ahora? –Me preguntó Alice.

-Química.

-Vaya, igual que yo. Si quieres, podemos ir juntas, así te enseño un poco el colegio.

Ya había pasado antes por el aula, y sabía más o menos donde se encontraba, pero no rechacé la invitación. Me indicó donde estaba cada clase, y me fui orientando un poco cuando me toco ir a una clase distinta a la de ella.

-Nos vemos a la hora del almuerzo. –Dijo, mientras se alejaba por el largo vestíbulo.

~

Nada más entrar al comedor, la busqué con la mirada. No la encontré, así que fui pasándome por las mesas, pero tampoco. Decidí sentarme en un asiento libre que había, a aguardar sitio hasta que llegara. Entonces, recordé al chico llamado Harry que había conocido hoy. Me alcé un poco buscándolo también con la mirada, pero, tampoco hubo suerte. -¿Es que la gente huye de mi? Me dije observando mi bolsa con el bocadillo.

-Bú. –Dijo alguien por detrás mía, y me giré del susto. Era Alice, y venía acompañada de unas 3 personas más. Dos chicos y una chica. Se sentaron en el banco, poniéndose a mi lado Alice y al otro la chica restante.

-Estos son Jake, -dijo señalando al muchacho que estaba enfrente mía. Era algo algo morenote de piel y cabello, y los ojos los tenia de un color verde claro.

-Hola, Laia. –Me saludó, haciendo un leve movimiento de cabeza.

-Hola, Jake.

-Este otro, -volvió a decir Alice señalando al de enfrente mía. –Es Jeremy.

Era un chico bastante guapo, con el pelo corto y rubio, y unos ojos color miel.

-Encantado Laia, yo soy Jeremy. –Añadió mostrando también una sonrisa no del todo blanca, pero bonita.

-Yo Laia…

-Y esta –Ahora lo dijo señalando a la chica de mi lado. – es Rose.

-¡Hola! –Dijo esta, dándome un abrazo de bienvenida. Tenía el peinado negro, y unos ojos marrones. – ¡Soy Rose, encantada ^-^!

-Hola Rose… un placer. –Dije mostrándole una sonrisa.

Los días fueron pasando junto a Alice, Jeremy, Jake y Rose. Nos habíamos hecho buenos amigos, la verdad, y era agradable poder encontrar a alguien a quien contarle algunos secretos. No digamos que yo lo haya hecho, pero, si lo hiciera, estaría tranquila de que los guardaran gente como ellos.