23.Al rio

|
Mery seguía conversando con el rubio bajito, exactamente de su misma altura. Se había dejado llevar y la vergüenza se había esfumado. Observó a sus amigas, quienes charlaban tranquilamente. Giovanna se percató de su mirada y la invito a ir con señas. Volvió a ver a Dougie, quien también miraba a Gio.
-Bueno, ve con tus amigas. –Dijo este, dedicándole una tímida sonrisa a Mery. –Creo que me voy con los demás.
-Em, sí, mejor. –Dijo, incapaz de dar ella el primer paso para marcharse. –Ya hablamos luego, Dougie.
-Hasta luego, entonces, Mery. –Dijo el bajista, dando media vuelta y dirigiéndose hacía los otros tres miembros de la banda.
Ella comenzó su paso hacía las chicas, quienes la esperaban rojas como un tomate.

Mery se acercaba con la sonrisa más grande que hubiera visto jamás. Había estado gran tiempo hablando con su ídolo mientras nosotras nos dedicábamos a observarles.
-Que pasa. –Preguntó esta, observando nuestras caras.
-Nada nada. –Declaró Alice, acercándose un poco más hacía mi. –Laia y yo nos vamos un poco a tomar el aire. ¿Te vienes?
-No, no me apetece.. –Dijo, sentándose en el tronco y haciendo un gran globo de chicle en la boca. –Me quedo aquí.
-Pues ya de paso aprovechamos para conocernos un poco mejor. –Dijo la castaña de pelo ondulado, sentándose junto a ella.
Alice y yo emprendimos el camino, subiendo un pequeño acantilado que había. Llevábamos unos diez minutos caminando, hablando sobre la reacción de Mery el día del concierto, el instituto, y de España, mi hogar, cuando oímos pisar una rama detrás nuestra. Nos giramos de golpe, intentando coger al responsable, pero allí no había nadie.
-¿Gio? –Pregunté yo en voz alta, intentado adivinarla. Nadie contestó.
-¿Mery, Frankie, Georgia? –Comenzó a decir Alice en voz alta, pero nada.
Nos volvimos a dar la vuelta pasando del tema, hasta que oímos unas risas detrás nuestra, y esta vez Alice se me adelantó, girándose tan deprisa que casi hizo que me cayera.
-¡Tom! –Gritó, mientras yo me giraba.
La cabellera rubia de este asomaba por un árbol, mientras se dejaba desvelar. Había una risa más, y me acerqué para hallarla detrás del árbol. Harry.
-Cotillas. –Dije en voz alta, volviendo al lado de Alice.
-Sin duda. –Dijo esta, echando a andar de nuevo, pasando de las risas de los dos chicos.
Estos seguían partiéndose el culo ellos solos, así que me dispuse a seguirle el paso a Alice. Pronto volvimos a notar sus pisadas. Nos seguían.
-¿Podemos acompañaros? –Dijo el rubio, haciendo su hoyuelo otra vez, ya que sus risas aún no habían cesado.
Alice no contesto, y Tom se puso a su paso. Pronto Harry siguió el mío. Los dos chicos seguían dirigiéndose alguna que otra mirada, mientras que de vez en cuando echaban una risa.
-¿Adonde vais? –Preguntó Harry, callándose de una vez.
-Tan solo damos una vuelta, sin dirección. –Le contestó Alice, fulminándolo con una mirada.
-¿No conocéis el sitio?
Las dos negamos con cabeza, observando el lugar. Era un espacio verde, con algún que otro árbol. A lo lejos aún se podía apreciar nuestro picnic.
-Ven, seguidnos. –Dijo Tom, adentrándose un poco más hacía el este.
Alice dudó un momento, hasta que les siguió el paso. Yo simplemente la seguía, y esta Tom, quien le acompañaba Harry.
-¿Adonde vamos? –Le susurré a Alice, desconociendo el lugar.
-Y yo que se, Laia. –Harry se giró un poco, al oír nuestros susurros. Las dos le saludamos con la cabeza dándole una falsa sonrisa.
Éste rió, y se volvió hacía Tom. Seguimos caminando un poco más, hasta que pudimos divisar un pequeño riachuelo. Los dos chicos se pararon, y yo junto a ellos, mientras Alice se acercaba al agua para asomarse.
-Hay peces. –Dijo, sin apartar la vista de ellos.
Me acerqué un poco más, pero pronto vi a Tom adelantarse. Este empujaba a la chica al río, haciéndola caer dentro. Miles de gotas me salpicaron a Tom y a mi, mientras la castaña salía a la superficie. No pude evitar contenerme la risa, pero la retiré en cuanto vi la cara de Alice. Harry y Tom reían energéticamente, hasta que no pude evitar la mía. Alice intentó salpicarme, pero esquivé con tiempo. Pronto noté que alguien me empujaba hacía el agua. Giré rápidamente la cabeza, y vi a Harry.
-¡No, a mi no! –Le gritaba, intentado que dejara de empujarme.
Me empujó por la cintura al ver que me negaba a tirarme, pero mi fuerza no era nada comparada con la suya. Vi acercándome cada vez más al agua, hasta que Harry me soltó por los aires. Caí al agua helada, y tan solo pude ver burbujas borrosas. Empujé con mis piernas en el suelo del fondo, y mi cabeza salió del agua. Observé a Harry y Tom riéndose con tanta fuerza, que ya ni se les veían los ojos. Alice y yo le mirábamos con cara asesina. Sin duda, nos la iban a pagar.

0 comentarios:

Publicar un comentario