10.Conociéndolos

|
-¿Pero adonde vamos? –Le volví a preguntar a Harry, ya que seguía sin decirme.
-Pues… la  verdad es que les hablé de ti a unas amigas, y bueno… -Dijo por fin, sin poder terminar la frase.
-Me las presentas. –Acabé yo por el.
-Sí. Ellas insistían, y bueno, no te dije nada antes por si te negabas.
-¿Y si me niego ahora? –Le dije, en el tono adecuado como para que supiera que no lo decía enserio.
-Te obligo. –Dijo, sonriendo.

Llegamos por fin a una casa, bastante grande. Me quedé observándola, intentando ver a alguien por la ventana. Desgraciadamente, la cortina estaba corrida, y no se podía ver nada. Bajamos los dos del coche, y se puso a mi lado.
-Esta es la casa de Tom. ¿Te acuerdas de el?
-Sí, el rubio alto, bastante agradable, dispuesto a preguntar de todo, con un hoyuelo, un mini y que no enseña sus dientes al sonreír. –Le dije, graciosa.
-Sí, creo que es ese. –Dijo riendo, ante el esquema que le hice de el.
-Pero…-empecé a pensar, extrañada.-¿No eran unas amigas?
-Una de ellas es su novia.
Nos empezamos a dirigir a la puerta, y llamamos a ella. Tardó unos segundos en abrirnos, y en ese tiempo me dio a pensar que tal vez Harry y yo parecíamos novios… ¿Y si esas personas lo creían?
Pronto nos abrió una morena, con pelo ondulado.
-¡Hola! –Saludó con una amplia sonrisa. Le devolví el saludo y la sonrisa, y siguió. –Entrad los dos.
La obedecimos, y entramos a la casa. Eran bastante grande, y un poco más al fondo salían unas risas. Nos invitó a entrar, pero antes de seguir, le susurré a Harry.
-¿Y si no les caigo bien?
-Tú tranquila, -me dijo, volviendo a sonreír. – son muy amables, y todo el mundo le caen bien.
Intenté convencerme de sus palabras, aunque las dudaba, y seguí caminando. Por fin se pudo observar la sala, en la que habían cuatro personas en ella. Tan solo un chico, un poco bajito y rubio, con unos ojos azules y pequeños.
-Bueno, -dijo la morena de la entrada. –aquí la tenemos. Ahora presentémonos, ya que se a molestado en venir, ¿no creen? –La gente se fue levantando, y la primera fue la chica otra vez, con otra sonrisa en la boca. –Yo soy Giovanna, la novia de Tom, del que ya conoces. ¿Tu eres Laura o Lara no? –Dijo, frunciendo la  frente un poco, intentando recordar. Yo reí con gusto y la corregí.
-Laia, soy Laia.
-Encanta, Laia… y bueno, estos locos son… -Dijo, dejando que cada uno se presentara por si solo.
-Yo soy Dougie. –Dijo el rubio bajito, que, al observarle mejor, me di cuenta de que parecía como un niño pequeño. Pero, otra vez igual demonios.. Ya me sonaba.
-Y yo Frankie. –Dijo una morena alta, de pelo castaño y bastante guapa. –La novia de Dougie. –Dijo, sonriéndome. La saludé con una sonrisa y un débil hola.
-Y bueno, -Dijo por último una rubia alta, con una sonrisa realmente admirable. Mis ojos no pudieron evitar pasar de los ojos a la sonrisa. ¡Menuda sonrisa! –yo soy Georgia, encantada.
-Hola a todos. –Dije, ruborizándome y poniéndome un poco roja.
-Falta dos personas, -Dijo Harry, mirando alrededor. –Tom y  Danny.
-Se han ido a por bebida, se a acabado. –Dijo Giovanna.
Las personas se volvieron a sentar en el sofá, acomodándose para dejar sitio. Me invitaron a sentarme, y me lo hice al lado de Georgia y Gio. Harry se fue a sentarse junto a Dougie, quien tenía al otro lado a su novia.
Estuvimos hablando de mi, básicamente. Me enteré de la edad de cada uno, y me di cuenta de que era la mas pequeña. Después de Dougie. La verdad era que, todos parecían muy simpáticos. Estuvimos así durante un cuarto de hora, hasta que se oyó la puerta abrirse. Giovanna murmuró “Tom y Danny” y se levantó para recibirlos. Pronto aparecieron por la puerta los dos chicos. Tom, quien ya lo había conocido en otra ocasión, y el tal Danny. Era un chico lleno de pecas, con pelo castaño y corto. Algo me recorrió el estómago, al verle.
-Hola, -saludó, sonriendo mientras dejaba su abrigo sobre el sillón, en compañía de los demás. Se acercó a mi y me estrechó una mano. –soy Danny, el del teléfono.
Sentí, en el momento en que juntó su mano con la mía, como algo recorrió mi cuerpo. Pude observar sus ojos azules, y, nada mas verlos, todo lo demás desapareció. Los reconocí, o por lo menos, eso creí. Esos ojos… los había visto sin duda antes… Mcfly.

0 comentarios:

Publicar un comentario