97.

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-¡Laia! ¿Laia estás bien? ¿Dónde estabas? ¡Lo siento muchísimo, de verdad te lo digo! ¡No se lo que hice, estaba mosqueado, nada más! ¡No quería hacerlo, yo te quiero a ti! ¡Por favor, déjame aclararlo contigo…!
-Harry, cállate. –Le dijo agobiada. Respiró profundamente y habló al ver que él no lo hacía. –Quiero hablar contigo. –Dijo con tono seco.
-No.. no por favor. –Pidió sollozando. Laia se ablandeció, cerrando los ojos lentamente. –Ese quiero hablar contigo solo lleva a un lugar…
-Harry, debemos hablar. No te pongas ahora ha darme discursos de que te arrepientes de haber hecho aquello, por que te recuerdo de que lo hiciste y pudiste pararlo, pero no te detuviste.
-Pero Laia…
-Prefiero hablar esto en persona, Harry. ¿Podrás pasarte mañana a mediodía a por mí…?




-¡Ahora no te me eches atrás, Laia! –Gritó Mery dando un par de golpes a la puerta del baño para que saliera. –Ayer estabas completamente decidida ha hablarlo claramente con Harry, ahora no puedes negarte.
-Ya pero eso fue ayer. ¡Hoy al despertarme mi valentía se esfumado, no me atrevo!
-¡No Laia! ¡Vas ha hablar con el sí o sí! No debes ser tu la que se acojone, la culpa es toda de él.
-¡Es verdad! –Dijo Laia girando el pestillo y abriendo la puerta de golpe. -¡Se lo tengo que decir bien claro! ¡Qué me chupe un pie después de haberla besado!

Laia se había cargado a valentía en apenas un segundo, pero toda desapareció cuando segundos después, sonó el timbre de la puerta principal, en el piso inferior. Sus piernas volvieron ha temblar, y aprovechando el despiste de Mery, volvió ha encerrarse en el baño.

-¡Laia por Dios! ¡Ábrele! ¡Acabas de decir que ibas ha hablarlo con él si o si!
-Pero es que no me atrevo… -Dijo con voz temblorosa al otro lado de la puerta. –Abre tu y dile que no estoy…
-¡¡Qué no!! –Gritó ella dando una fuerte patada al suelo. -¡Laia, por lo que más quiera, enfréntate a él! ¡Qué vea lo hondo que ha metido la pata al besar a Desi! ¡Sal ahora mismo!

Pocos segundos después, el pestillo y manillar fueron girando lentamente. Luego, apareció una Laia, asomándose por el borde de la puerta. Mery se había cruzado de brazos y la miraba con impaciencia.

-Si tienes que abrirle, hazlo ya.

Laia asintió con seguridad. Hinchó sus pulmones a aire y empezó ha dirigirse hacía la puerta, con Mery pisándole los talones. Nada más llegaron a la puerta principal, el timbré volvió ha sonar. El labio inferior de Laia empezó ha temblar, pero volvió a cagarse de valentía, frunciendo el ceño y cogiendo aire. Cogió el manillar y abrió la puerta lentamente, preparada para encontrarse a Harry. No le dio ni tiempo ha decir nada. Nada más pudo ver la silueta de Harry, este se tiró hacía ella y rodeándola por la cintura, la besó todo lo apasionadamente que pudo.
Mery seguía encontrándose detrás, asombrada ante la rápida acción que había hecho Harry. Cuando él se separó, abrazó a la castaña con fuerza. Ella aún no había dado señales de vida.

-Laia, por favor… perdóname de verdad. Te juro que no supe lo que hacía, yo te amo a ti, no quiero separarme, no quiero que me dejes.. por favor Laia dame una segunda oportunidad.
-Harry… -Dijo la castaña apunto de abrazarle por la espalda, pero Mery golpeó su mano antes de que actuara.
-Ejem… creo que debería dejaros solos. –Miró a Laia para que recordara lo que habían estado hablando la noche anterior.

La morena salió por la puerta, mirando aún a Laia quien seguía aferrada a Harry. Esta intentaba decirle que no se dejara caer, que llevara acabo lo que habían decidido. Una vez llegó a la acera, tropezó y cayó de culo. Laia sonrió y separándose del batería cerró la puerta.

-Quiero hablar contigo Harry, y… aclararlo todo. –Dijo pasando al salón y sentándose. Harry la siguió y se acopló a su lado. –Quiero que me digas la verdad de todo.. juro que no me ofenderé ni nada.
-De acuerdo. –Asintió el cogiéndole la mano, pero ella la separó. –Está bien…
-¿Amas a Desi? –Él apartó la vista y se quedó pensativo, empezando a tartamudear sin que le salieran palabras. –Se sincero, por favor.
-Laia… -Dijo volviéndola ha ver directa a los ojos. –Yo también te amo a ti.
-Osea ¿Qué la amas, verdad?

Harry intentó hablar, pero no se atrevió a negarlo. En efecto, estaba enamorado de Desi, se había enamorado. A la castaña le dio un fuerte pinchazo de dolor sobre el pecho… le dolía aquello, pero en cierto modo, quería que fuera así. Los ojos de ambos comenzaron a humedecerse, ninguno sin romper el silencio.

-Contéstame tu ahora, y con sinceridad, al igual que lo he hecho yo Laia… -Dijo él y ella asintió. -¿Estás enamorada de Danny, verdad?

Cerró los ojos lentamente. Empezaron ha humedecerse, pero aún sin dejar caer ninguna gota. Una vez los abrió, cayeron con rapidez, y, lentamente, asintió con la cabeza. Harry, llorando también y observándola, la cogió de nuevo de las manos. Esta vez ella no las apartó. Sabía que había llegado el momento de romper con Harry, de separarse de el.

-Era eso lo que querías decirme, ¿Verdad?
-Si… pienso que es lo mejor para los dos.
-Se me va ha hacer difícil separarme de ti… te quiero Laia.
-Yo también a ti Harry… pero lo nuestro va desapareciendo poco a poco y lo sabes...
-Si… bueno, ¿amigos? –Ella asintió y se dieron un tierno abrazo. –Laia.. ¿que te parecería un último beso?

La castaña no contestó. Su mirada lo hizo por ella. Poco a poco, los rostros de ambos fueron acercándose con lentitud, y una vez hubieron juntado sus labios, aumentaron el beso. Cuando se hubieron quedado sin aire, se separaron lentamente, quedándose tan solo en un pequeño roce de labios y las frentes unidas. Sabían que aquel había sido el último beso que se darían a lo largo de su vida, y que ambos se extrañarían durante ese tiempo. 

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