3.Retraso.

|
A la mañana siguiente, Noemí y yo estuvimos preparándolo todo. Nos trajeron los libros por la tarde. Pude observar que estaban bastante gastados. La verdad era que, me daba un poco de vergüenza traerlos al instituto. Al caer la noche, me acosté pronto. No quería llevar al colegio unas ojeras enormes como platos. Me costó bastante dormirme, así que imaginé como me gustaría pasar el día siguiente. Sin duda, tenía que conocer a alguien, hacer amigos. Estuve reflexionando una hora más o menos, hasta que por fin, el sueño me inundó.

Un fuerte chillido me despertó. Mi madre me zarandeaba y gritaba mi nombre para que me despertara. Tardé un poco en darme cuenta de que pasaba. Miré el reloj ¡Las ocho menos cuarto! ¡No me daba tiempo a prepararme!
-         ¿Por qué no me despertaste? –Le pregunté a mamá, mientras sacaba cualquier ropa para ponerme. No me daba tiempo a vestirme bien.
-         Yo también me dormí –Dijo Noemí, algo avergonzada. –Creí que estabas despiertas.
Le dije que no pasaba nada, y le pedí que saliera de la habitación para dejarme vestirme. Iba horrible. Llevaba una camiseta enormemente grande, con unos vaqueros con agujeros. Siempre decía que la primera impresión era lo más importante, y yo, esta vez, la cagaba. Bajé corriendo las escaleras. No me daba tiempo a desayunar. Eran menos diez, y el instituto quedaba algo lejos. Cogí la mochila y salí corriendo de casa. Mi madre ya me esperaba delante con el coche.
-         ¡Vamos, vamos! –Me decía.
Tardamos un ratito en llegar. Yo prefería no mirar la hora. Cuando llegamos, mi madre me deseó buena suerte, le dí un beso, y corrí hasta la puerta principal. “Tal vez pueda decir que me perdí, como escusa”. En el vestíbulo no había ni dios. Seguramente todo el mundo ya estaba en clases. Saqué de la mochila mi horario, y observé la signatura que me tocaba hoy. Biología. ¿Y dónde demonios estaba la clase? Empecé a echar a correr entre los pasillos, intentado ver los letreros que había al lado de las puertas. Química, Francés, Arte… ni rastro de Biología. Seguí corriendo, y aún sin encontrar nada. Estuve unos minutos corriendo de allí para allá, hasta que, al doblar una esquina, choqué contra alguien, haciendo que me cayera al suelo y tirara los libros que llevaba esa persona. No me paré a observarle la cara, pues, nada más caer, me puse a ayudarle a recoger los libros mientras decía una y otra vez:
-¡Lo siento, lo siento!
Estaba abochornada. Creía que era algún profesor, y que me iba a caer una buena por ir corriendo por los pasillos. Cuando terminamos, me ayudó a levantarme. Por fin le observé. No se trataba de ningún profesor, o por lo menos, eso parecía. Era un hombre de más o menos 24 o 25 años, fuerte, con el pelo marrón oscuro, y unos ojos azules claros.
-Tranquila, no es tu culpa. –Me dijo, esbozando una sonrisa.
Me quedé sin habla. Me sonaba haberlo visto en otra ocasión pero no recordaba donde.
-         ¿Estás bien? –Me preguntó, un poco confundido por la cara que se me había quedado.
-         -Em, sí, lo siento –Dije, mientras volvía a la realidad. –Estaba buscando un sitio, y al no encontrarlo, me había puesto un poco nerviosa.
-         ¿Qué sitio buscas?
-         El aula de biología. Soy nueva,  y, como que no tengo ni idea de donde está. –Conduje la mirada al suelo, avergonzada un poco, al decir que era nueva. Seguramente el chico creía que era pobre, y en eso no se equivocaba.
-         En eso tranquila, a todo el mundo le pasa igual jajaj… -Me indicó que camino tenia que dar, pero resulta que había demasiadas curvas y me quedé callada cuando terminó.
-         ¿Quieres que te lleve? –Me dijo, al ver que no reaccionaba.
-         ¡Sí, por favor!
Seguido esto, fuimos tomando las curvas, hasta que, pude ver por fin, una puerta con una cartel que decía: “Biología”.
-¡¡Muchísimas gracias!! –Le dije, casi apunto de abrazarlo. Pero era un desconocido, y seguramente le iba a sentar muy mal. –Um… ¿Cuánto tiempo llego tarde?
-No tengo hora, lo siento. Pero, será mejor que entres y no pierdas más tiempo. Aquí la gente es muy estricta.
-Emm, si, tienes razón. Muchísimas gracias, enserio.. –Iba a llamarle por su nombre, pero olvidé que lo acababa de conocer y no sabía absolutamente nada de el. –Bueno… ¡hasta la vista!
Me giré dirigiéndome hacía el aula de biología. Ya tenia la escusa perfecta: “Me había perdido”. Sin duda, me la tenían que pasar ¿no?. 
-         Por cierto… -Dijo el chico, y me giré para prestarle atención. – Soy Harry.
-         Laia. –Dije, mostrándole una de mis mejores sonrisas.-Bueno, ya nos veremos, Harry.
Me despedí de el con la mano, y el hizo lo mismo. Sin duda, había conocido a alguien, y parecía un chico bastante majo. Me volví para verlo una vez más, y observé que ya giraba la esquina y desaparecía. Me volví a la puerta y llamé a la puerta. Se oyó un –adelante, y seguido esto abrí la puerta con cuidado. 

0 comentarios:

Publicar un comentario