29.Su cuarto

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Alice, Mery y yo nos fuimos a reunir con las demás, quienes charlaban tranquilamente. No les habíamos prestado mucha atención a Georgia y Frankie en toda la mañana, pero ellas a nosotras tampoco.
Por fin, el olor a carne nos fue llegando. La comida estaba casi a servir, y a casi todas ya nos rugía el estómago. Nos fuimos levantando, sentándonos uno por uno en la mesa, un poco más estrujados. Jake y Jeremy habían ayudado y colaborado en la comida, así que se unieron a nosotros. Cuando por fin tuvimos nuestras carnes delante, nos echamos a comer sin pensárselo dos veces.


Ya habían tocado las cinco de la tarde cuando fuimos recogiéndolo todo. El día se nos había pasado volando, de modo que nadie tiene ganas de irse.
-Ven a ver nuestra casa. –Me ofreció Mery.
-Querrás decir MI casa. –La corrigió Alice con humor.

Llegamos por fin a uno de esos barrios de Londres, donde los edificios construidos hace años abundaban. Aunque tuvieran su tiempo, llegaba a resultar bastante chulo para mi edificios de esa categoría. Ellas vivían en uno así, con los ladrillos anaranjados cubriendo toda la pared, y alguna hiedra que otra también. Constaba de tres pisos, y ellas se alojaban en el segundo.
Cuando por fin entré a su casa, unos muebles algo rústicos pero acogedores me robaron el corazón enseguida. Era precioso. Tenía al fondo una gran ventana, donde las cortinas la cubrían media, y hacían que el sol le diera ese toque que tanto me gustaba, un estilo soleado a los muebles.
-¡Ven conmigo! –Me dijo Mery, agarrándome fuerte por la manga y estirándome hasta una de las habitaciones del fondo. –Te enseño mi cuarto.
Me tiró adentro, haciendo que casi me cayera al tropezarme con unos muñecos de mascotas que había por el suelo. Observé cada detalle de la habitación, que le recubría un color morado y púrpura. Lo que más me llamo de allí, era la pared. Estaba llena de fotos de todo el mundo. Selena Gómez, Miley Cyrus, Jesse McCartney, Marco Emiliano. Justin Bieber, Mcfly y, como no, Dougie.
-Aing, ¡tienes a Justin Bieber! –Le grité.
-Déjalo. –Se dirigió hacía la larga fila que ocupaban las fotos de Dougie. –Mira.
-Jolines Mery, cuanto Dougie. –Me quejé.
-Cuanto arte. –Me dijo, mirándome con mala cara. -¿Acaso tu no has tenido nunca tu habitación llena de Danny.
-Sí, ya, pero no a los 19 años. Además, imagínate que él se entera de esta… locura.
-No se enterará si no se lo dices. –Me dedicó una pícara sonrisa, mientras se dirigía a la puerta de nuevo. –Vamos, aún te queda ver el resto de la casa.
Salimos de allí, donde Alice nos esperaba sentadas en el sofá. Se había puesto un poco nublado, y la sala había dejado de tener ese tono anaranjado que le recubría.
-Deduzco por tu cara, -Empezó a decirme Alice. – que pensarás lo mismo que yo de su habitación.
-La mía no es sosa. –Se quejó Mery, sentándose en el otro sofá. –Yo me la modernizo.
-Pero yo no la tengo tan cargada de fotos de famosos.
-Pero si que tienes una… -Dijo Mery, pirándola traviesamente.
Me volvió a coger de la manga, y me estiró hacía el otro lado de la casa. Nos volvimos a parar enfrente de la que se suponía que era la habitación de Alice, y entramos. Otro color morado adornaba el cuarto, del mismo tamaño que el otro. Era casi igual, pero tan solo cambiaba el orden. La ropa estaba recogida y había una cama echa. La pared estaba limpia, y la persiana subida, así que hacía que la habitación estuviera más iluminada
-Fíjate en la foto que está al lado del armario… -Me dijo Mery, señalándome.
-Coño. –Me impresioné al poder ver de quien era la foto esa. Me giré rápida hacía Alice, quien se tapaba la cara con una mano, avergonzada. -¿Te gusta Tom?

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