86.

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Laia removió una vez su Starbuck, intentando beber algo más, pero el refresco se había quedado vacío. Echó un vistazo a su amiga Mery, quien llevaba unas gafas Ray-ban aviator para el sol. Tenía un rotulador sobre la mano derecha y en la izquierda sujetaba su Starbuck ya vacío, donde lo estaba decorando debido al aburrimiento. Tenía atada a la muñeca la correa de Dori, quien se había dejado caer sobre la arena y posaba ahora al sol, tumbada y con los ojos cerrados.
Laia suspiró. Se acercó a la basura más cercana y echó su refresco. Luego, volvió al lado de su amigo quien ahora tenía la lengua sacada debido a la concentración.
-¡Mira que bien me a quedado! –Dijo con entusiasmo plantándole el Starbuck en la cara. Laia la apartó con una mano mientras fruncía el ceño. -¿Qué te ocurre?
-Nada… tan solo me aburro. ¿Podemos irnos a casa ya? –Pidió de mal humor aquella mañana. Mery asintió levemente y dio un suave estirón a su correa para que Dori despertara.

Emprendieron el paso hacía casa, mientras Dori intentaba retardarse en cualquier mínimo detalle. Fue esta vez Laia la que gruñó con mal humor. Siguieron caminaron hasta que el brazo de Mery cortó el ritmo de Laia haciendo que parara. Su amiga la miró extrañada. Mery estaba boquiabierta y señalaba con la cabeza a un punto concreto del parque. Laia siguió su mirada.

Lo que vio también la impresionó. A lo lejos, pudo diferenciar en un banco a una rubia ya conocida. Georgia. Estaba cogida por encima del hombro a otro hombre, quien debía de haber sido Danny, pero no era. Una furia se apoderó de la castaña e intentó llegar hasta ella, pero el brazo de Mery la impedía ir.

-Mery, suéltame… yo le voy a aclarar a esa perra quien demonios es.
-¡Laia no! Puede usarlo luego en tu contra, diciendo que ese es tan solo un primo o algo así.
-¿Y que quieres que haga? ¿Qué me quede aquí parada mientras esa zopenca le pone los cuernos a Danny?
-No, pero sería más civilizado que fueras y se lo dijeras a él antes que liarte a palos con ella..,
-¿Y si Danny no me cree? –Dijo levantando ambos brazos con obviedad. –Antes creería a su novia que a mí. ¡Piensa! –Intentó llegar hasta la rubia de nuevo pero Mery se lo volvió a impedir.
-Laia, ¡no! Cabe la posibilidad de que sea algún familiar o algo. –Miró a la rubia. Obtuvo su respuesta. Georgia se dio un rápido beso con el hombre moreno con el que se sentaba. Una vez Laia intentó llegar hasta ella. –Vallamos a avisar a Danny.

Estiró del brazo a Laia, quien aún tenía el impulso de acercarse y golpearla. La subió al coche y emprendió hacía casa del pecoso.



-¡Laia, baja de una vez! ¡Hay que decírselo! –Le insistió intentando estirarla para sacarla del auto. No hubo suerte.
-Mery, PIENSA. Vernos ahora entrando como una locas a su casa y diciéndole sofocadas de que es un cuernudo ya que hemos pillado a Georgia con otro hombre.. ¿Qué crees que hará, eh?
-¡No lo sé, Laia, no lo sé! –Dijo suspirando. –Pero hay que avisarle de alguna forma… ¡debe saberlo!
-¿Saber el qué?

Las dos dieron un pequeño salto del susto. Cuando se dieron media vuelta pudieron ver a Harry y Danny. El pecoso tenía los brazos cruzados y la frente fruncida. Su aspecto era serio.

-¿Qué debo saber?
-Nada nada… -Intentó cambiar de tema Mery nerviosa. –No hablábamos de ti…
-¿Y que hacéis enfrente de mí casa comentando esto? El coche lo habéis parado justo aquí.
-¿Cómo? ¡No! –Dijo divertida Laia. –Nos referíamos a Harry.. sabía que estaría contigo, y le tengo que decir una cosa.
-Pues puedes decirla delante de todos. –La expresión de Danny cambió de serio a divertido. Buena señal.
-Hem.. mejor no. Prefiero decirlo en privado.. ¿Puedo hablar un momento contigo Harry? –Pidió su novia y el asintió aún sin enterarse del tema. Se levantó del asiento del coche y condujo a su novio a un sitio un poco apartado de los oídos de Danny.
-¿Qué ocurre Laia? –Preguntó dudoso mientras la cogía por la cintura.

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