Se levantó rápido de su sitio y fue corriendo hasta el frigorífico portable, donde sacó una coca-cola y se la puseo donde la zona depilada. Dio un suspiro de relax, cerrando los ojos y disfrutando de la frescura. Poco después volvió a abrirlos, y miró furioso a los bromistas.
-¡Sois unos idiotas! –Dijo sin apartar el refresco de su pecho. -¿Acaso no saben que eso escuece?
-No.. no pudimos evitarlo. –Dijo Doug, quien intentaba aguantar su risa de alguna forma. –Era una oportunidad perfecta.
Él paso de ellos, dándoles la espalda y volviendo a meter el refresco en el refrigerador. Cuando se giró, pude encontrármelo cara a cara. Yo aún seguía tapándome la boca con una mano, pero sin poder evitar una sonrisita de gracia.
-No me digas que tú también tienes que ver…
-¡No! –Salté yo sin dejar de sonreír. –Bueno, sabía que iban a hacerlo, nada más…
-¿Y no me despertaste? –Empezó a frotarse el pecho. –Se han llevado una gran parte de mí.
Reí hasta más no poder. Sinceramente, aquello había hecho gracia, y mucha. Podía oír más lejos de donde yo estaba como los causantes de la broma, se reían conmigo. Era inevitable.
Noté como unos brazos me rodearon por la cintura, y otra vez los besos en el cuello. Mis sentimientos volvieron a despertarse, pero decidí joderlos un poco.
Pasé de el y volví a mi toalla, donde Mery ya se encontraba de nuevo, tirando su crema de sol por los aires. Me senté a su lado, y como no, mi acompañante no tardo mucho en unirse a mí.
-Hola parejita. –Dijo Mery sin apartar la vista de su crema.
-¿Parejita? –Bufó Harry con gracia y pasando uno de sus brazos sobre mi hombro –Si pasa completamente de mí.
-¿Qué? –Me hice la despistada. -¿Qué estabas aquí? Ahora me entero..
Solté con Mery unas risitas ahogas. Me encantaba pasar de él de vez en cuando y no tenerlo detrás todo el tiempo.
Aquella vez no pude escapar; el batería me cogió rápido por la barbilla y me lanzó un rápido beso. Oí como la inoportuna de Mery se echaba a reír. Idiota.
…
-¿Dónde vas? –Pregunté desde el sofá, buscando como loca el mando.
Estaba en el apartamento de Mery y su compañera. Me di cuenta como Alice salió bastante elegante y guapa de su habitación y se dirigía a la puerta de salida sin decir nada.
-Nada, voy a salir a cenar por ahí tan solo; no me esperen.
-¿Cenar? –Repetimos Mery y yo. -¿Con quién?
La castaña dudó en decirnos o no. Finalmente, optó por contárnoslo. Se acercó de puntillas a nosotras, o eso creo, ya que iba con tacones.
-Tom me ha invitado a cenar. –Nos dejó mostrando una gran sonrisa.
Mery y yo intercambiamos unas cuantas miradas pícaras. Al momento, Mery comenzó a aplaudir mientras yo gritaba de alegría.
-¡Eso es bueno! –Dije abrazándola bien fuerte. –Qué romántico.. ¿y donde vais?
-Ni de broma os lo digo. –Dijo mientras cogía su bolso. –Sois capaces de aparecer por la puerta a los quince minutos. –Y dicho esto, se despidió mientras salía por la puerta.
Me quedé en silencio, mientras Mery se tiraba contra su amado sillón y sacaba el mando de su escondite. Mala pécora.
-Creo que yo también me voy a dar una vuelta. –Dije.
-¿Por qué?
-Me apetece salir a dar una vuelta… -Mery fue e hablar, pero decidí adelantarme. –Sola. Además, ¿tu no habías quedado con Jeremy en su casa?
-Sí, pero no creo que vaya. –Suspiró. -Evito quedarme sola con el en una casa.
-Mery por Dios, ¡es tu novio! –Le dije mientras me largaba a reír y me acercaba a la puerta.
-Sí, pero lo mío con el no pasa de los besos.
Me despedí finalmente, saliendo a la calle y encontrarme con un extraño sol, pero con alguna que otra nube. Empecé a caminar sin rumbo, arrastrando las converse que tanto amaba.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario