24.Camisa, o catarro.

|
Las dos salimos furiosas del agua, mientras los dos chicos seguían riéndose. Caminé más deprisa por llegar al picnic y secarme, o acabaría cogiendo un resfriado de muerte. Notaba pisadas detrás mía, y supuse que eran las de Alice. Pronto empezaron a acercarse a mi, y, alguien me cogió de la mano y me giró.
-¿Te has enfadado? –Me preguntó Harry, sonriéndome con cara graciosa.
Me asomé por detrás de el para intentar ver a Alice, pero allí no estaba.
-¿Y Alice? –Le pregunté, pasando de la suya y acurrucando los labios.
-Te pregunté yo antes. –Dijo, sin quitar su sonrisa.
-Pero yo no te voy a contestar. –Le dije, fulminándolo con la mirada.
-Entonces yo tampoco.
¿Con que no, eh? Pensé, volviéndome a girar y siguiendo mi paso. Notaba el mío en compañía del de Harry.
-Laia… -Dijo Harry, volviéndome a girar.
Lo fulminé otra vez. El me observaba de arriba abajo, viendo como estaba toda mojada.
-Alice se a quedado con Tom. –Dijo, levantando las cejas un poco y mirándome con cara de lástima. –Lo siento...
Lo miré otra vez, y me asomé buscando a Alice. Seguía sin aparecer. Le devolví mi mirada, y dejé de apretar los labios.
-Si cojo un resfriado, créeme, lo lamentarás. –Dije, empezando a volver a caminar, pero esta vez más lenta, como para poder compartir mí paso con el de Harry.


Tom había parado a Alice, sujetándola por el hombro con delicadeza. La chica se había quedado quieta, y el chico comenzó a reír.
-Lo siento.. –Intentó decir.
Alice se giró de golpe y empezó a pegar al rubio como podía, mojándole con cada palmada. Pronto el chico perdió el equilibrio, dejándose caer en el río. Esta vez fue Alice la que comenzó a reírse sin compasión, mientras el Tom se secaba los ojos como podía.
-¿En paz? –Dijo, mientras subía de nuevo y se ponía de pie.
-En paz. –Dijo esta, fulminándolo con sus ojos verdes.
Él empezó a caminar con Alice hasta los demás. Alice tiritaba de frío. Estaba empapada al igual que Tom, y aunque ese día hiciera sol, estábamos en Enero. El chico la rodeó con un brazo, intentándola apegar lo más a su cuerpo. Alice se le congeló aún más al sentirse tan cerca de el, y no pudo evitar mirarlo.
-Me estás helando aún más. –Le dijo, echándose a reír.
Tom la soltó, y juntos empezaron a seguir el camino entre risas y miradas.
-¿No te duele haber roto con Giovanna? –Le preguntó Alice, divisando ya el picnic.
-Sí, pero creo que les duele más a las fans. –Alice le miró extrañada. –Quiero decir… los dos estamos mejor separados, pero las fans insisten en que sigamos. –Rió ante tal afirmación.
-Yo, la verdad, me alegro de que siguieran siendo amigos. –Confesó Alice, pensando que, si no hubiera pasado así, ahora mismo no hubiera conocido a ningún Mcfly ni estaría con Tom.


Yo y Harry ya habíamos llegado al picnic, donde chicos estaban con chicos, y chicas con chicas. Me dirigí junto a ellas, donde Giovanna y Mery ya habían llegado. Harry se paraba con los demás, mientras me veía alejarme.
-¿Qué te pasó? –Me preguntó Georgia, mientras todas se levantaban.
-Harry y Tom nos tiraron a Alice y a mí a un riachuelo. –Les dije, mientras buscaba los baños. -¿Alguien tiene ropa de sobra?
Todas negaron con la cabeza, mientras Mery se echaba a reír. Vimos a lo lejos acercarse a Alice y a Tom, mientras reían con ganas. Dirigí mi mirada hacía Giovanna, quien los miraba con agradado.
-¿No te molesta? –Le pregunté sorprendida.
-No, que ba. Me parece bien que hagan amistad. –Dijo, embozando una pequeña sonrisa.
Alice llegó a nosotras, y contó mi misma acción. Se dirigió a su bolsa, y sacó de ella una camiseta de sobra.
-¿No tendrás otra? –Le pregunté, cogiendo la mochila y buscando en ella.
-No, lo siento. –Dijo, mirándome con cara de lástima. –Traje solo esta.. ya me lo venía venir.
Suspiré agobiada, mientras me iba junto a Mery hacía los baños.
-Voy a coger un catarro. –Le afirmé a la chica, quien se dedicaba a ver a las demás personas que habían de por allí.
-No creo. –Dijo esa voz que tanto me encantaba detrás nuestra.
Nos giramos, y vimos a un Danny Jones mirándonos divertido. Observé lo que llevaba. Una camiseta.
-Ten. –Dijo, mientras me la extendía.
-A no, no no… -Le dije, rechazándola. No me iba a poner una camiseta suya, ni muerta. Demasiada vergüenza. –Te la voy a estropear.
-Da igual, está vieja. –Dijo, tirándomela y volviendo a sonreír. –Además, o te la pones tú, o hoy mismo la rompo.
Se giró y comenzó a caminar hacía los demás. Me giré mientras me ponía roja y entraba con Mery a los lavabos de mujeres. Una vez dentro, esta soltó toda la risa que tenía acumulada

0 comentarios:

Publicar un comentario