45.Febrero

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Después de aquella noche, no hubo mucho que contar. Volvimos a la rutina de siempre, así que se cancelaron por un largo tiempo las salidas. Todo seguía igual, la verdad. Yo seguía igual con Danny, las parejas igual de felices, Alice, al parecer, igual de enamorada. Yo, la verdad, sospechaba lo mismo de Tom.. pero prefería seguir viendo sus caras de enamorados. Mery.. ¿Mery? Insoportable. Dejé de ver a Ralph un largo tiempo.. bueno, ese largo tiempo solo era un mes. Sí, llegó Febrero. Un día antes de que pasará a otro ciclo de la vida.. mis 20 años.. envejecía. Lo sé, es muy pronto decir eso. Pero era cierto, tenía tan pocas ganas de que me cantaran el Felices 20 años como las de perdonar a Jones.

-23 de Febrero (viernes)

Después de una larga, interminable y aburrida tarde en el instituto, pude salir. Alice y Mery me habían invitado a cenar con ellas. Prefería eso antes que quedarme toda la noche viendo la televisión sentada en mi cama sin señal de Internet. Pero claro, si ibas a casa de Alice y Mery se encontraba en ella, no habría tranquilidad.
-¡Tú! –Le chilló Alice a Mery, señalándola con el dedo índice y echándole una mirada de furia. -¡BAJA LOS PIES DE LA MESA, LA ACABO DE LIMPIAR!
La castaña los bajó con cuidado, sujetando con las dos manos su bol con palomitas para que no se le cayera ni una. Ella y yo estábamos en el sofá, viendo Charlie y la fábrica de chocolate, mientras que a Alice le dio por tener la casa como los chorros del oro para esta noche.
-Me gustan las canciones de Willy wonka. –Soltó Mery, nada más sonó la música en la televisión.
-¿No madurasteis, sabéis? –Nos criticó Alice, dando el suspiro de Hasta aquí llego hoy.
-¿Para que limpias tanto? –Le pregunté, girándome para verla. Miraba su reloj con impaciencia.
Levantó la vista y miró a Mery. La castaña de las palomitas me dirigió una mirada rápida, pero pronto se la devolvió a Alice.
-No, por favor… nada de felicitaciones. –Pedí, rodando los ojos y volviéndome a acoplar en el sofá.
-Tranquila, ellos no saben… -Intentó explicarme Alice, pero se calló cuando di mi sobresalto.
-¿Ellos? –Miró a Mery, pidiéndole ayuda con los ojos. Me giré hacía la otra. –La has vuelto a cagar…
-Era un pequeña fiesta.. –Dijo tan pancha, cogiendo un puñado de palomitas y metiéndoselas en la boca –Vendrán en nada, pero ellos aún no saben que mañana es tu cumpleaños.
-Ni lo sabrán –Le avisé, cogiendo el mando de la televisión y amenazando con cambiar. –Como digas ALGO, te quedas sin Willy Wonka.
-¡No! –Chilló, levantándose de golpe hacía mí e intentando coger el mando. -¡No cambies!
-¡Las palomitas! –Chilló Alice, dirigiéndose a nosotras.
Mery y yo miramos al bol. Algunas se habían caído sobre el asiento, pero no demasiadas. Pero aún así, eran suficientes para que Alice cogiera el cojín y comenzara a golpearnos con él.
-¡Llevo toda la tarde limpiando y ahora llegáis vosotras y me lo ponéis patas arriba!
La castaña empezaba a pegar fuerte. Nosotras dos, mientras, intentábamos cesar sus golpes con nuestros codos.
-¡Ya limpiamos, tranquila! –Dijo Mery.
-¡Ya limpias tú, querrás decir! –Le cuestioné.
Empezamos a discutir las dos, y, al parecer, entre tantos gritos, Alice cesó sus golpes. Se nos quedó mirando, como nosotras criticábamos lo ocurrido. Yo insistía en que era su culpa que fuera tan bruta y hubiera tirado de golpe el bol, y ella que yo le hubiera amenazado con quitar Willy Wonka.
Pronto el ruido del timbre nos hizo callar a las dos de golpe. Todas miramos a la puerta, y pudimos diferenciar una risa detrás de ella. La risa Jones. Di un gran suspiro, mientras me dejaba caer en el sofá de golpe. Alice caminó hasta la entrada, y nada más rodar el paño de la puerta, cuatro fieras incontrolables corrieron hasta el sofá.
-¡Laia, las palomitas, sálvalas! –Me chilló Mery, señalando el bol, justo en medio del asiento.
Lo cogí todo lo rápido que pude, mientras Mery se intentaba sentar en sofá. Demasiado justo. Harry, Danny y Dougie se tiraron en ese justo momento en el, haciendo que los cinco del sofá dieran un gemido.
-ME APLASTAN –Chillé yo.
-¡Apártense de aquí! –Pidió Mery, intentando tirar a Dougie, quien se había acoplado encima de Harry.
Yo estaba a una punta, y Danny se había puesto a mi lado. Al suyo, estaban Harry y Dougie, quienes al parecer no les molestaba compartir sitio. Y a la otra parte, Mery, quien seguía con los inútiles intentos de echarlos.
-¡Laia, mis palomitas! –Me chilló, ya sofocada de intentar moverlos.
Miré el bol y luego a ellos. Miraban con expresión recelosa las palomitas, dispuestos a meter mano en cualquier oportunidad.

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