91.

|
Nada más el auto de Harry paró enfrente de mi casa, Laia pudo ver la luz del salón encendida. Perfecto, mamá. Echó un vistazo a Harry, a lo que el comprendió su  mirada. Bajaron del coche, donde Harry acompañó a Laia hasta la puerta. Ambos se miraron durante unos segundos, arrepintiéndose de la privacidad que ya no iban a poder tener.

-Si quieres puedes entrar igualmente. ¿Te apetece? –Le propuso Laia.
-No.. creo que me voy ya a casa. –Dijo, mientras a su novia se le dibujaba una triste sonrisa. El batería la cogió por la cintura, mientras la apegaba a su cuerpo y le daba un tierno beso en los labios. –Te quiero.
-Y yo también. –Dijo ella abrazándole por la espalda.

Una vez se separaron, y volvieron a despedir con otro beso, Laia entró finalmente a casa. El olor a pollo recién hecho le embriagó totalmente. Caminó rápida hasta la cocina, donde pudo encontrar a su madre cocinando como una loca. Algo bueno pasaba.

-¿Qué especial suceso a ocurrido que te a hecho cocinar con tanta calidad? –Preguntó acercándose al horno y mirando a través del borroso cristal para ver al pollo calentarse.
-Qué ocurrirá. –Dijo Noemí apartando a su hija de enfrente del horno con un empujón de cadera y sacando la comida de dentro.
-¿Y que pasará entonces? –Insistió ella intentando saborear ya al pollo.

Su madre se giró de golpe. La miró con una sonrisa que le costaba disimular, y tartamudeando debido al nerviosismo, dijo por fin:

-Tu hermano.. tu hermano viene a Londres. –Dijo finalmente sin poder evitar una sonrisa de oreja a oreja.

Se quedó petrificada. Abrió todo lo que pudo los ojos, imaginándose la idea. ¿Su hermano? ¿Acaso había llegado a acordarse de que tenía uno? Sí, lo tenía, pero hacía MUCHO que no le veía. ¿Seguiría igual?

-¿Enserio? ¿Y cuándo viene? –Dijo sin hacer ninguna cara en especial; ni triste, ni decepcionada, ni feliz… normal tan solo.
-¿Y eso? –Dijo su madre caminando hacía ella y mirándola con superioridad. –Es tu hermano, ¿no te alegras?
-Sí, si que me alegro pero… -Examinó sus sentimientos, algo raro. –No se, no me encuentro de muy buen humor… ¿Cuándo viene? –Le preguntó intentado sonreír.
-Mañana por la tarde se supone que ya estará aquí. –Dijo con un brillo especial en sus ojos. -¿No es maravilloso?
-Super guay… -Dijo Laia colocándose una mano sobre la frente. Empezaba a arderle. –No me apetece cenar… me voy a dormir. Buenas noches.

Empezó a subir las escaleras sin ganas, medio dormida. Entró en su habitación y se dejó caer sobre su blandita cama, cerrando los ojos y abrazando uno de sus peluches. Estuvo apunto de conciliar el sueño cuando el bolsillo de su pantalón empezó a vibrar, seguido por la música de I wanna hold you.
Sacó, aún con los ojos cerrados, el móvil del bolsillo, y abriéndolos poco a poco observó de quien era la llamada.

Dio un salto en el colchón y abrió todo lo que pudo los ojos. Se quedó impresionada al ver quien la llamaba. Danny. Dudó durante varios segundos en contestar, pero acabó optando por hacerlo. Descolgó la llamada y puso el altavoz para que pudiera oír mejor mientras colocaba el móvil delante suya.

-¿Diga? –Dijo algo ruborizada al ver que no hablaba el pecoso.

Esperó respuesta, pero no la encontró. Segundos después, oyó como colgaban a la otra parte, sin haber dicho nada. Un enfado la recorrió por completo, y cargando su pecho de aire, cogió brutamente el móvil y llamó a Danny. Tardó en contestar, y cuando descolgó, tampoco dijo nada. Fue esta vez Laia la que decidió hablar.

-¿Por qué me llamas y no me hablas? –Preguntó intentando contener su enfado, pero salió a la luz, y aún más cuando Danny seguía sin hablar. -¡Danny, háblame, te lo ordeno!
-¿Qué quieres que te diga? –Dijo secamente.
-¿Perdón? ¿Y encima vas con esos aires? –Se mordió el labio inferior para no explotar a quejas. –Quiero que me digas que por qué acabas de llamarme y has colgado sin decir nada.
-Había pensado en decirte algo.. pero cambié de idea.
-Venga ya Danny… no te hagas el enfadado, porque yo tengo más motivos que tu para hacerlo.
-Pero tú dijiste que mi novia me puso los cuernos, llamándome a mí cornudo y siendo que aquello no era verdad. –Dijo ablandándose un poco.
-Mira Danny, voy a dejártelo claro, y te juro que no te voy a mentir. –Dijo intentando que entrara en razón. –Yo tan solo te dije lo que vi, créeme o no, pero tan solo te aviso de que si ahora no me crees, ya te darás cuenta de la razón que tengo más tarde. Sé que prefieres creer antes a Georgia que a mí, obvio, pero te juro que no te miento sobre lo que te dije y te digo.
-En parte no se a quien creer. –Dijo entrecortándose un poco. –Te creo en el fondo, no sé. Tengo ese presentimiento de que dices la verdad, pero Georgia es mi novia y… la creo, aunque con dudas.
-Haz lo que quieras, pero lo que no veo justo es que te enfades con todos nosotros por contártelo.
-Lo sé y.. lo siento, de verdad. Siento lo que te dije, Laia. –Dijo de corazón.
-Tranquilo, olvídalo. Te pediría disculpas, pero no veo motivo por el que hacerlo. –Dijo recobrando el humor de nuevo. El dolor de cabeza le había desaparecido por completo y volvía a sonreír.

0 comentarios:

Publicar un comentario