36.Cuestionario

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La camarera se alejó después de habernos tomado nota. Fruncí la frente un poco y miré rara al pecoso. Éste inspeccionaba a cada persona que estaba en el bar. Cuando volvió los ojos hacía mí y se percató de faceta, levantó un poco las cejas, haciendo que pareciera un poco idiota.
-No me apetece tomar nada.. –Le dije, dirigiendo mi mirada a la barra. La camarera que nos había visitado cogía dos botellas.
-Vas a tener que beber algo quieras o no quieras.
Suspiré, mientras la chica se acercaba con las dos bebidas de cervezas. Nos las puso delante, y yo tan solo me dediqué a verla. Recordé el día de la fiesta de Frankie, mi exceso de bebida y mi dolor de cabeza. Tan solo tomaría una, pero sabía que en cuanto me la acabara, Danny pediría otra. Debía de hacerla durar.
-Y bueno, cuéntame algo más de ti. –Me dijo él, dando ya un sorbo bastante largo al líquido. –Tú eras fan de Mcfly, ¿no?
-Sigo siendo fan.
-Entonces te debe gustar alguien de nosotros. –Me dijo, poniendo una sonrisa pícara mientras yo le miraba rara. –A todas las fans le acaba gustando alguien de nosotros, así que si tú eres fan del grupo, te debe de gustar alguien.
-¿Y por qué crees que me tiene que gustar alguno de vosotros? –Le dije desafiante. Me negaba a confesarle aquello, no, ni de coña quería.
-A todas os gusta alguien.
-También tenéis fans chicos.
-Ya, pero si no son gay son... diferentes. –Dijo, confundiéndose ante mi pregunta. Reí con ganas al ver su cara. Era adorable.
-Pero bueno, -Volvió el, recobrando el tema. – alguien te debe de gustar.
-Alguien, pero no te lo pienso decir. –Le dije, dando mi primer sorbo a la cerveza. Empezaba a ponerme nerviosa.
-¿Es Harry? –Dijo, sonriendo con esa típica forma con la que lo solía hacer. Alejé mi cuerpo un poco de la mesa, sobresaltada. -¿Eh, es Harry?
-¿Por qué demonios le pones a él delante?
-Te llevas muy bien con él.
-Es mi amigo, que esperabas. –Dije, intentando mostrar un poco de calma, aunque por dentro de mí estaba tan nerviosa como para explotar. Sabía que si decía alguno de los tres él se lo diría a tal y yo quedaría muerta de vergüenza.
-Se te ve muy junto a él. –Insistió él, sin quitar su sonrisa.
-Otra vez.. –Renegué, dando un largo suspiro. –A ver, Danny, entiende. Harry es solo mi amigo, nada más. Harry no me gusta.
-Vale. –Reconoció, volviendo a beber y dejando la botella por la mitad. –Dougie, ¿te gusta?
-Mery quiere a Dougie. –Solté, mientras me tapaba la boca con una mano. –Merda.
-Tranquila, no me dices nada que no sepa. –Volvió a a beber. –Se nota que le quiere.
-A Dougie no le digas ni pio. –Le avisé.
-Dougie ya lo supone. –Me confesó, volviendo a coger la bebida para darle otro sorbo.
Agarré la botella y se la arranqué de la mano. La puse de nuevo sobre la mesa de un golpe, mientras él me miraba extrañado.
-¡Deja de beber tan seguidamente! –Le pedí.
Carcajeó, poniendo las manos en alto para que yo las viera. Luego las bajó hasta debajo de la mesa.
-¿Pero te gusta Dougie? –Insistió.
Rodé los ojos ya cansada de su pesadez. Era cabezota como nadie, no se cansaba de preguntar.
-Mery quiere a Dougie, no yo. –Le dejé claro. –Además, creo que si a ti te dijera quien es, se lo dirías en cuanto pudieras.
-¿No confías en mí? –Me cuestionó, poniéndose serio.
-No es que no confíe en ti. –Intente decirle. –Solo digo que en cuanto bebas más de lo necesario, como ahora, -Le dije, señalando con la mirada su botella de cerveza. –lo largarás todo.
-No lo diré a nadie.
Me quedé callada. No quería llevarle la contraria, no tenía ganas.
Puse mi codo sobre la mesa, mientras me sujetaba la cabeza. El cansancio empezaba a invadirme, pero no quería irme de allí. Bebí un poco de mi bebida, y me percaté de la mirada del pecoso.
-¿Puedo beber? –Me preguntó bromeando, señalando su botellita. Asentí con la cabeza mientras sonreía un poco. –Entonces es Tom o yo.
-¿No te cansas, Danny? –Le dije, volviéndome a poner recta.
-No. –Dijo, volviendo a sonreír. -Bueno, ¿es Tom?
Pensé un momento. Me quedaba sin sujetos y si decía que no sabría que era él. Pero si decía que era Tom, corría el riesgo de que el rubio del hoyuelo se enterara. A cambio, era Tom, una dulzura de persona. Si le avisaba a tiempo, tal vez cuando Danny acabara de decirlo, a él no le impresionaría.

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