69.Nadie

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-Tan solo eres el Ladies Man de Mcfly. –Ella le guiñó un ojo. –Y tienes una extraña obsesión por las rubias, y, últimamente, por las miss.


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Él rodó los ojos. Aquello era cierto. Tenía una extraña obsesión por las chicas rubias.
-Hey, Laia. –Me susurró Mery, acercándose a mi oído. –Tíñete de rubia.
-No me pienso teñir de rubia. –Le dije algo ofendida.
Yo, la verdad, es que ya me había hecho la idea de que jamás estaría con Danny. Aunque ahora lo conociera, el seguía siendo mi amor platónico. Era demasiado hombre para mí.

-¿Dónde vamos ahora? –Preguntó Mery después de cansarse del nuestro tema de conversación.
-A casa. –Le contestó Tom. Aquello le resultó raro a ella, ya que ellos nunca decían que era hora de ir a casa.
-Mañana hay que madrugar..
-Pero si es domingo.
Su cara le delató. Hizo como si viera la hora en su reloj de pulsera, pero me di cuenta de que no tenía ninguno. Todos parecieron darse cuenta menos Mery.
-¿A quién le apetece ir a casa? –Preguntó después el rubio, enseñando su hoyuelo.
Todos aceptaron, todos ecepto Mery y yo. Por alguna razón no me habían contado algo.
Se dirigieron cada uno a su coche. Me quedé allí parada, mientras Mery empezaba a seguir a Alice. Dougie, Tom, Desi y Camden habían venido en un coche. Danny, Georgia, Alice y Mery en otro. Yo, por otra parte, Harry me había ofrecido llevarme.
-¿Te vienes o no? –Dijo la voz del morocho a mis espaldas. Suspiré de alivio al ver que no se olvidaban de mí.
-Si… ya estaba pensando como volver a casa.
Llegamos a su coche y me senté en el asiento del copiloto. Me puse a ver como chocaban las gotas contra la ventanilla, así cada milésima de segundo hasta que me acordé de algo.
-¿Por qué todos queríais ir a casa YA? –Pregunté, resaltando el ya. –Es algo impropio de vosotros llegar pronto a casa.
-¿No te dijeron? –Yo negué con la cabeza, pero no pudo verme ya que tenía los ojos posados hacía la carretera. –La fiesta de mañana de Mery.. queríamos que se sintiera un poco olvidadiza para que la sorpresa fuera mejor.
Asentí de nuevo, pero una vez más me olvidé de que el no me observaba. Seguí mirando a través de la ventanilla.
-¿Te apetece ir a tomar algo? –Preguntó rompiendo el silencio. Durante un segundo me miró, tan solo buscando respuesta.
-Está lloviendo..
-Pero dentro de los establecimientos no. –Soltó una débil carcajada. -¿Qué me dices?
-Está bien.
Acabamos optando por un Starbucks coffee. Salimos del auto y entrando corriendo. Buscamos una mesa libre, lo cual no nos resultó muy difícil ya que con aquel tiempo, la gente era lista y sabía quedarse en casa, bien secos y calentitos.
-Cuéntame algo de ti. –Me pidió Harry, después de decirle a la camarera el tipo de Starbucks que queríamos.
-¿De mí? –Suspiré y empecé a recordar. –Pues bueno.. ya lo sabes todo de mí. Hay poco que contar.
-¿No tocas ningún instrumento?
-La verdad es que, -aquello me interesó un poco más. –tocaba el piano, pero hace años que no practico.
-¿Enserio?.. guay. –Intentó hacerse el interesado, pero a mí no me engañaba. Se me escaparon algunas carcajadas al ver su cara. -¿Y quien te gusta?
Paré de reírme. Otra vez aquello pregunta. Recordé la noche en que Danny me preguntó lo mismo.
-Son cosas mías.. –Le contesté amablemente.
-¿No confías en mí? –Puso cara de cordero degollado. Mi debilidad.
-No es que no confíe, solo que ahora… pues nadie, la verdad.
-¿Nadie, pero nadie?
-Nadie pesado. ¿Y a ti quien te gusta?
-Nadie. –Contestó firmemente. Hubiera jurado que sus mofletes cobraron un tono algo rojizo.
-¿No confías en mí? –Le imité en tono y cara.
-No, no confío. –Me puse sería al momento y miré a través de la ventana, con expresión de mosqueada. –Era broma, tonta. Solo es que… no creo que te interese.
-Si me interesa, tranquilo..
-¿No nos traen los Starbucks o que? –Intentó cambiar de tema. Se levantó de su asiento e intentó llamar a una camarera. -¡Oigan, donde están nuestros refrescos! –Reí con ganas.

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