Epílogo.

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Qué decir, y eso que hay bastante que contar. Supongo que conforme os lo dejé, tendréis a Danny y a mí en la mente. Pues, primero, desde todo aquello han pasado unos dos años, con mejores y peores momentos, pero aquí estamos.
Tom, Harry, Doug y Danny, osea vamos, Mcfly, grabaron una canción bastante importante para nosotras. The heart never lies. Lo hicieron aproximadamente hará un año, cuando hubo algunos problemas entre nosotros… cosas que pasan.

[b]-Another year over
And we’re still together
[i]Its not always easy,
But I’m here forever[/b][/i]

Aquella parte de la canción fue con la que más me identifiqué. No se si recordarán, pero aquella noche en la que Danny y yo nos juntamos, me dijo algo: -No siempre es fácil, pero estaré aquí para siempre. Sí, fue aquello lo que me ablandeció por completo… ¡Quién lo hubiera dicho hace unos cuantos años más atrás! Yo, junto a la persona que quiero. Increíble…


Hablemos de Harry y Desi. Sobre Harry… no ocurrió mucho. Cada uno olvidó y pudo reemprender su vida normal. Nos quedamos como amigos, muy buenos amigos. Y con Desi… aún sigue teniendo su relación con ella. A la hora en que Desi tuvo que presentarle a Harry a sus padres.. fue mortal. Creemos que la suegra del batería se enamoró de él. ¡Lógico! Hubo que verse la cara… Mientras, no parece haber problemas con los dos.


Doug y Mery. Son unos desastres. Decidieron, poco después de comenzar su relación, irse a vivir juntos. ¡No saben como tenían la casa! Cada vago iba a lo suyo.. y lo peor es que Mery se trajo a Dory… ¡Una vez intentó comerse una lagartija de Dougie! Pero por suerte, lograron domesticarla algo… ahora le ha dado por los dedos de los pies de Doug. ¿Ellos? Parecen haber sido uña y carne. La mayor discusión que hemos logrado escucharles a sido sobre quien ponía lo que quería en la televisión. Como no, la mimada de Mery lograba ganar siempre, y no duraba mucho su enfado con Doug. El sabía como hacerla realmente feliz. Ahora mismo a Mery le ha dado por hablar de pequeños Dougies que revolotean por su casa… ¡No sabéis la cara de horror que puso Doug cuando sacó a pequeñas Merys! El no parece mostrar mucha importancia hacía el tema de los críos, pero me parece que Mery ya se va haciendo ilusiones. Yo, personalmente, sigo diciéndole que todavía es pronto. ¡Tenemos 22 años aún! ¿Tan poco?


Sobre Alice y Tom… ellos si que están hechos el uno para el otro. Son mutuamente cariñosos, cada uno al lado del otro parece tenerlo todo. Lo peor es la cara de idiotas que se les queda cuando empiezan a darse mimos ambos. También hay algo con lo que puedo despedirme de esta pareja sin decirlo. ¡Ambos planearon una boda! Nos lo dijeron juntos. Habían estado pensando en ideas futuras sobre alguna boda para los dos. Quieren casarse, desean pasar todo el tiempo junto… ¿increíble no? Se venía venir… lo extraño es que han estado hablando, pero Tom aún no ha dado el paso de comprometerse oficialmente con ella. Estúpido… aunque no creemos que tarde mucho. ¡Esperemos que sea pronto!

Sobre Danny y yo. Vale, como bien dije antes tuvimos nuestro serios problemas. Estuvimos unas dos semanas separados, Georgia había logrado volver a poner verde a Danny, aquello me mosqueaba y discutimos con facilidad. Pero resulta que yo no podía vivir sin él, y según Danny, sin mí tampoco. Ahora mismo andamos bien, suficiente bien. Soy una persona celosa, y el es uno de esos hombres al que le suelen llamar con mucha facilidad las chicas con un buen escote… zorras en mi idioma. Pero consigue controlarse… ¡es tan mono! No andamos planeando nada como los demás. No solemos hablar de críos, o por lo menos no seriamente al igual que Mery y Doug, y tampoco de compromisos como Tom y Alice… simplemente nos sentimos como si lo tuviéramos. Bruce, el perro de Danny es como nuestro hijo. ¡Lo amo! De vez en cuando suele tener esos mosqueos cuando hago más cariño al perro que a el, pero lo hace de broma… ojalá pudiera decir lo mismo.. si, Bruce y yo tenemos una fuerte relación de amantes, pero shhh ¡que nadie lo sabe! Muchas veces me pregunto si veo futuro en Danny y en mí. Sinceramente, creo que por mi parte sí. Osea, es verle cada día a tu lado y saber que quieres despertarte cada mañana junto a él.. quien sabe si el pensará lo mismo.

¡Y bueno! Supongo que eso es todo… aquí da por fin finalizada mi historia. ¿Volver? Quién sabe como andarán las cosas. Y sobretodo, ¡gracias por leerme!


Laia.

101.

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-Hola… -Dijo Laia impactada al verlos a los dos. -¿Qué.. que le ha pasado a Mery?
-Se pasó bebiendo. –Dijo el pecoso entrando y dejando que se sentara sobre las escaleras. –Dijo que quería venir, así que la traje.
-¿Y eso? –Preguntó la castaña observando a Danny. –Mery nunca bebe si no tiene motivo para hacerlo.
-Es.. ¡essstoy saliendo coon Douuuuuuuuuuuuuuuugie! –Habló la borracha mientras la cabeza se le caía a un lado y comenzaba a reírse como una retrasada.
-No me digas… -Dijo Laia boquiabierta. -¡Enhorabuena Mery! –Se lanzó a ella y le dio un fuerte beso en la mejilla. -¡Por fin!
-Ssssi. –Dijo mientras levantaba los brazos hacía Danny. –A dormir.

Ambos rieron. Al guitarrista le costó lo suyo poder cogerla, y la ayudó a subir por las escaleras mientra que por el otro brazo la cogía Laia. La llevaron hasta el cuarto suyo, y allí la acostaron brutamente sobre la cama. Pesaba un quintal en aquel momento.

-Quieeeeeeero un besito de buenas noches. –Pidió la acostada cogiendo a ambos por la punta de las camisas. –De looooooos dos…

Se lo dieron. Luego, Mery dejó caer la cabeza sobre la almohada mientras se dormía al momento. Tenía una pinta algo infantil en aquel momento, pero parecía tiernamente feliz.

-Parece buena y todo. –Dijo Laia en voz alta sentándose sobre la cama.
-Si, lo parece. –Dijo él sentándose a su lado. –Por cierto Laia… si te digo una cosa ¿te enfadarás?
-Si. –Dijo ella con total seguridad asintiendo. –Todo lo que venga de ti me enfada.
-No enserio.. –Pidió el riéndose. -¿Lo harás? –Ella negó con la cabeza. –Verás.. fui yo el que contestó a tus mensajes de Mery y el que los leyó.

Laia se paralizó al momento. Un rojo tomate le inundó la cara por completo. Sus pulmones habían dejado de respirar y parecía tener la mirada ensombrecida y perdida, igual que lo pintan en las series ánimes. Tan solo se podía llegar a oír los finos ronquidos que producía Mery, quien hacía escondido su cabeza sobre la almohada y parecía babear.

-¿Fue verdad lo que leí?

Laia actuó primeramente cambiando la posición de los ojos y mirándolo a él. Parecía tener los labios sellados, y lo siguiente que hizo fue levantar las cejas y ponerse a dar vueltas rápidas por toda la habitación, demasiado nerviosa como para poder pensar algo decente.

-¡Hay por Dios! ¡Que pta vergüenza! –Dijo tapándose la cara con ambas manos pero sin pararse. -¿Tú para que miras nada? ¡No tienes ni idea de que momento más embarazoso! ¡Eres un estúpido! ¡Qué demonios hago yo ahora!
-¿Entonces es cierto? –Dijo el con entusiasmo levantándose de la cama. -¿Me quieres?

Ella se quedó parada, mirándole. Empezó a morderse las uñas, a la otra punta de la habitación y sin quitarle la vista de encima. Ya había oscurecido y tan solo la tibia luz de las farolas de la calle lograba iluminar un poco la habitación, de modo que mucho entorno de allí no podía diferenciarse.

-¡Idiota! –Dijo ella poniendo cara de enfado y señalándole con el dedo índice. -¡Quién te crees para poder cotillear el móvil de una amiga mía! ¡Te juro que me las pagarás Daniel Jones, me has hecho sentir ridículamente humillada! –El puso cara pícara y sonrió de lado mientras comenzaba a acercarse lentamente a ella, sin emitir palabra. -¿¡Qué haces!? ¡A mi respóndeme cuando te hablo! ¡Daniel! –Dijo e escasos centímetros de él, mientra no se detenía. –¡Qué que haces!
-Esto.

Cortó las distarías aún manteniendo su sonrisa pícara, y con ambas manos sujeto la cara de Laia. Se acercó a ella rápidamente, y más seguro que nunca, le plantó aquel beso que deseaba poder volverle a dar desde hacía meses. Laia no se movió, se quedó en shock sin saber que actuar. No quería rechazarle, no, esta vez no tenía ni un solo motivo para hacerlo.
Decidió aceptarlo. Rodeó al chico por la espalda e intentó intensificar el beso. Miles de mariposillas despertaron en su estómago y la recorrieron por completo, de pies a cabeza, sin saltarse ni una sola parte. Normalmente se hubiera hecho la dura, no le gustaban los besos sorpresas, pero era Danny, Daniel Jones, la persona que había llegado a amar más en la vida.

Un golpe seco sonó por toda la habitación. Ambos se detuvieron y se giraron, pudiéndose encontrar a Mery boca abajo en el suelo. Se había llevado con ella todas las mantas, y parecía haberse despertado. Miró al momento a los dos, y como si nada, comenzó a reírse de la forma tan peculiar y imbécil que tenía de hacerlo.

100.

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Si… ¡con que Mery, eh Doug! –Dijo Tom abrazándole a él primero mientras Mery le miraba con odio. –Y Mery.. enhorabuena… por fin lograste a Doug.. me alegro por ti. –Dijo el dándole un tierno beso en la mejilla.

-Te equivocas. Dougie por fin me consiguió a mí.

-Si todas caen rendidas a mis pies en cuanto me conocen, como hiciste tú. –Le dijo su nuevo novio guiñándole un ojo.



Ella puso cara de enojada. Retiró su mano de la de Doug y se cruzó de brazos, enfadada mientras miraba a Tom, como si tuviera el las culpas. Él puso cara de pícaro. Abrazó de lado la cintura de la chica, mientras le daba un tierno beso en el cuello. La cara de Mery se ablandeció, mientras se dejaba ganas y abrazaba de nuevo al rubio por el cuello y le plantaba un beso con entusiasmo.



-Te quiero muchísimo, Mery. –Dijo el bajista juntando su frente con la de Mery.

-Yo muchísimo más, créeme. –Contestó ella volviendo a cobrar el beso.







Danny, con la mayor pereza del mundo, se había echado sobre el sofá del estudio. Los demás se encontraban a unos metros de el, mientras reían por ningún motivo lógico… iban un pocos bebidos, ya que habían estado celebrado “la relación de Mery y Doug”. Echó un vistazo a la pareja. Doug tenía un brazo por encima del hombro de la chica, mientras reía y hacía que sus pequeños ojos dejaran de verse. Sonrió al verlos felices. Parecían quererse de verdad.



Suspiró cansado. Cerró los ojos intentando conciliar el sueño, pero pocos minutos después, su trasero vibró y se levantó de golpe. Se había sentado sobre el móvil de Mery, ya que se notaba que era suyo por las cantidades de pegatinas que había de Bob Esponja. Mensaje nuevo. La curiosidad empezó a roerle. ¿De quién sería ese mensaje? Tal vez tuviera un admirador secreto.

No se lo pensó más. Cogió el móvil y buscó el mensaje nuevo. De Laia. No dudó ni un segundo en abrirlo, necesitaba saber lo que ponía, le era necesario.



-Espérate, ahora te informo… necesito usar el baño. –Decía el mensaje.



El pecoso se quedó pensativo, atónito ante lo que acababa de leer. Después de estar varios segundos con la mente vacía, no pudo evitarlo y se echó a reír estruendosamente. Los otros cuatros que habían estado riéndose segundos atrás se callaron y le miraron extrañados.



-¿Dé que te ríes? –Preguntó Mery alzando las cejas.

-Nada… acabo de acordarme de una cosa. –Dijo Danny intentando aguantarse y volviendo a parecer normal. Los demás volvieron a girarse despreocupados.



El móvil volvió a vibrar. Se dirigió de nuevo a los mensajes y abrió el nuevo. Tardó un poco en cargarse, pero una vez lo hubo hecho, acercó todo lo más que pudo su móvil a su cara.



-Esta bien… lo he hecho, he roto con Harry. Me dijo que amaba a Desi, y le entiendo.. lo nuestro había empezado a desaparecer poco a poco. La cuestión es que hemos quedado como amigos, buenos amigos.. y antes de eso hubo un último beso >w< -La cara de Danny cambió a decepción. –Lo malo ahora es que no se que hacer con Danny.. –Volvió a su estado normal. –No me atrevo a declararme. ¿Qué hago? ¡Contesta!



El chico se quedó paralizado. Fue alejando poco a poco el móvil de su cara, mirando a enfrente, sin pensar nada. Lo primero que hizo fue sonreír; una satisfactoria sonrisa torcida se le dibujo en la cara, cada vez aumentado de alegría. Volvió a releer una y otra vez el mensaje. Miró a Mery, quien hacía el mayor ruido que podía hacer para levantarse de la silla con pereza. Iba algo coja, de modo que casi se disloca con la silla. Puso “Responder” rápidamente mientras escribía.



-Atrévete y díselo.



Nada más apretar “Enviar”, bloqueó el móvil y lo tiró de nuevo al sofá mientras Mery intentaba acercarse, con Doug ayudándola para que no cayera.



-¿Dónde vas? –Preguntó él levantándose y cogiéndola por el otro lado.

-Quiero ir a ver a Laia…

-Te acompaño. –Añadió Danny rápidamente a lo que Doug frunció el ceño confundido.

-Ya lo iba ha hacer Doug, tranquilo.

-No no, no me molesta. –Dijo Danny mientras le pedía a facetas a Doug que le dejara ser el quien la acompañara. Al final, Doug logró entender. –Además Doug, te toca ordenar esto y tal ¿no?

-Si.. supongo. –Dijo el asintiendo y separándose de su novia mientras le daba un tierno beso en los labios. –Ya te llamo ¿vale amor?

-Está bien.. te quiero Doug.







El coche del pecoso frenó enfrente de la casa de Laia. Ya había empezado a anochecer y las luces de la casa estaban encendidas. Sintió la necesidad de entrar junto a Mery y enterarse de lo que iban ha hablar, pero no, quería esperar para ver lo que hacía.



-¿Me acompañas a la entrada? –Dijo Mery. Sin duda, estaba ebria.

-Claro. –Dijo él con ganas mientras salía del coche y la conducía hasta la puerta.



Una vez allí, a Mery le costó siglos lograr apretar el botón del timbre. No quería que lo hiciera Danny, le hacía ilusión conseguirlo por ella misma. Cuando lo hizo, no hubo forma de hacerla parar de apretar el botón, por lo que pudo oírse a la gruñona Laia desde dentro de la casa.



-¡Mery! ¡Sé que eres tú! ¡Nadie tiene esa manía de apretar el timbre así! ¡PARA YA! –Dijo mientras abría la puerta de golpe y se encontraba a su amiga con cara de tonta, boquiabierta y riéndose y a Danny quien aguantaba su peso. –Hola..



99.

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-¿Añoras a Frankie? –Preguntó de golpe Mery. Ambos se habían ido a la terraza del edificio.
-¿Por qué lo preguntas?
-No… por nada. Lo siento.

El se la quedó mirando. Tenía esa naturalidad que le encantaba. Mery también solía meter la pata con frecuencia, pero lograba arreglarlo con cualquier cosa. Suspiró y volvió a mirar enfrente.

-Fui yo el que decidió romper con ella. Y no se si me arrepiento o no.
-Si fuiste tu el que rompió con ella ¿Por qué te tienes que arrepentir?
-Porque dejé de sentir cosas hacía ella y lo hice por otra… pero no se, aquella otra logró pasar de mí. Lo malo es que yo aún no me he quitado de la cabeza. –Dijo el volviéndola a observar. Ambos ojos se encontraron.
-Aaah.. ¿pero ella te ama?
-Ya no lo hace. Logró olvidarse de mí, y cuando lo hizo, fui yo el que cayó a sus pies… supongo que es lo que suele ocurrir.
-¿Pero estás seguro de que ya no te ama?
-No.. quiero decir. Ella logró estar con otros chicos, y dejó de mirarme como me miraba antes o siquiera de molestarse en hablarme… un día la grité por ser tan pesada, y ahora hecho de menos sus conversaciones.

Mery se congeló. Se sintió identificada con aquello. Recordó el día en que, cuando amaba a Dougie, no paraba de hablarle, y el día en la fiesta de Danny en que el la mandó a hacer puñetas.

-¿Y tú, sigues añorando a Jeremy?
-En absoluto. El fue pasado.

Más silencio. Sensaciones que habían desaparecido volvieron a resurgir en Mery. Aquellas mariposas que Dougie le regaló meses atrás y que murieron, habían resucitado. Aquel cosquilleo en el cuerpo entero había vuelto a resurgir. Merda! ¿Se había vuelto a enamorar de el? No, no podía ser.

-Doug… -Preguntó Mery con voz entrecortada.
-Dime.
-¿Puedo saber quien es ella?
-Prefiero no decirlo.
-¿Por qué no?
-La conoces.
-¿Mucho?
-Bastante…

La castaña se auto-convenció aún más. Decidió probar a suerte. Al fin y al cabo, si se equivocaba no pasaría nada, ya que Dougie y ella eran íntimos amigos. Sería olvidar y ya está.

-Dime una cosa Dougie.
-¿El que?
-¿Soy yo ella?

Doug la miró con vergüenza. Una vez ella comprendió la respuesta, el bajista bajó la mirada, ruborizado ante como podría actuar ella. Mery estaba confundida, realmente confundida. ¿Aquello era un sueño, o real? Era imposible que Doug la amara… realmente no podía ser… Vamos Mery, contesta… le estará resultando imposible su silencio. ¡Vamos, di algo!
No podía. Le era imposible decir nada. No tenía ni idea de lo que podía decirle. Quería estar con el, lo amaba, pero se había quedado paralizada y muda. Tenía que actuar ella, Doug era demasiado vergonzoso como para hacerlo.

Se acercó a él. Él levantó la vista al verla. La miró conducido, y cuando ella se hubo acercado, no pudo evitar rodearla por la cintura. Sonrió tímidamente, acercando su rostro al de ella, pero incapaz de besarla por si metía de nuevo la pata. Ella, inmensamente feliz, decidió romper la distancia.

Con valentía, acercó lo suficiente su rostro al de Dougie como para que rompieran la distancia y lograra besarlo. Una vez eso, Doug puso una mano sobre su cara, acariciándola y intensificando el beso a cada movimiento.
Una vez se separaron, Mery fue la que se ruborizó.

-Te amo Mery, te amo como nunca te he amado.
-Pues Doug, yo te amo como siempre te he amado. –Dijo ella con gracia.



Ambos bajaron de nuevo al estudio, cogidos de la mano. Una vez entraron a la habitación, todos se quedaron mirando sus manos. Fue Harry el que habló primero.

-¿Qué ha pasado cuando no estábamos?
-Harry, Doug y yo somos novios. –Dijo Mery con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Enserio? –Dijo el pecoso sonriendo como el solo sabe hacer. -¡Enhorabuena Mery! –Dijo Danny acercándose a ella y dándole un golpe varonil en la espalda. –Doug… ten suerte con ella.
-¡Imbécil! –Gritó ella golpeándole. –Ojalá pudiera decir lo mismo de ti…
-Es cierto, yo no tengo suerte.. por ahora. –Dijo Danny guiñándole un ojo y alejándose.
-¡Me alegro por los dos! –Dijo Harry dándoles un abrazo. –Creo que se completan… son igual de patosos.
-Si… ¡con que Mery, eh Doug! –Dijo Tom abrazándole a él primero mientras Mery le miraba con odio. –Y Mery.. enhorabuena… por fin lograste a Doug.. me alegro por ti. –Dijo el dándole un tierno beso en la mejilla.

98.

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El batería fue recorriendo el largo pasillo que conducía al estudio. Sus amigos estaban allí, se les oía, sobretodo la estruendosa risa de Danny. Luego le seguía la voz chillona de Doug, quien estaba diciendo cualquier estupidez que se le pasaba por mente. No pudo evitar sonreír al oírlos. Hacía minutos que había estado con Laia. Habían quedado como buenos amigos, y aquello era satisfactorio. Era difícil conservar una amistad cuando has llegado a tener una relación con alguien y haber besado a otra persona mientras.

Una vez entró al estudio, los tres se callaron. Harry se paró en la entrada. Tenía una pequeña sonrisa dibujada en la cara que expresaba felicidad. Todos lo habían notado.

-¿Has vuelto con Laia? –Preguntó Doug, mientras los ojos de Harry se dirigían a Danny, a quien se le había formado una triste sonrisa.
-No, ambos hemos decidido dejarlo y quedarnos como amigos. –Dijo mientras todos se sorprendían.
-¿Y eso? ¿No te ha estado tirando jarrones a la cara? –Preguntó Tom y los tres rieron.
-No… creo que entendía que me haya enamorado de Desi.. además, dice que ella también ama a otro.
-¿Otro? ¿Quién? –Preguntó Danny con curiosidad.
-De mí, obviamente. –Se adelantó Doug poniendo cara de Don Juan. –Le soy imposible a las mujeres…
-Si no te atreves ni ha pedirle el cambio a la chica del super-mercado. –Dijo Harry sentándose de golpe en el sofá. –Le conocéis
-Harry, sé directo. –Pidió Tom sentándose a su lado.
-Son cosas de Laia. Ya os acabaréis enterando. –Dijo levantándose un mostrando una sonrisa pícara. -¿Vamos ha ensayar hoy o no?

Todos suspiraron. Conocían demasiado bien a Harry, y era uno de esos hombres que jamás decían los secretos de los demás. Si se molestaban en seguir insistiendo, lo harían en vano.



-Descanso. –Pidió Danny dejando su guitarra y yendo saliendo por la puerta.
-¿Dónde vas? –Preguntó Tom siguiéndole.
-Al bar de abajo… necesito relajarme.
-Te acompaño.
-Y yo. –Dijo Harry.
-¡Oigan! –Gritó Doug con su aguda voz. –No me he traído dinero.. ¿me podrán invitar?
-¡Ni de coña! –Gritaron los tres. –Ya nos debes tres almuerzos y una merienda, Doug. Hasta que no pagues, no invitamos. –Dijeron guiñándole un ojo y saliendo.
-Te he traído algo… -Dijo una voz detrás del bajista.

El rubio dio media vuelta, asustado. Pudo encontrarse a una tímida Mery, quien sujetaba en una mano dos paquetes de Burger King y en el otro brazo intentaba aguantar las bebidas. Él sonrió.

-Apareces cuando más te necesito. –Dijo Dougie arrebatándole una bolsa y una bebida. -¡A comer!

Se dirigió a una mesa que había allí. Se sentó, y Mery le siguió. Sin preocuparse ni siquiera de que Mery se preparara, abrió brutamente su bolsa, sacó su hamburguesa y le dio un feroz bocado. Mery se le quedó mirando impactada, y Doug notó su mirada. Paró de masticar y la miró ruborizado. La castaña levantó una ceja, sacó su hamburguesa, y le dio un bocado más grande que el que había dado Doug.

-Luego dicen de mi… -Dijo el con la boca llena, mientras Mery intentaba que la lechuga no se le cayera de la boca.

Se le acabó cayendo, y poco después empezó a toser atragantada mientras todo el puré que tenía en la boca se le caía sobre la mesa. Los ojos parecían salirse de su órbita. Dougie se levantó rápidamente y empezó ha golpear su espalda hasta que recuperó el aliento.

-Eres una bruta. ¿Lo sabes verdad? –Dijo observando con cara de asco la guarrada que había montado Mery sobre la mesa.
-Creía que iba ha cagar por la boca…
-¡Mery!
-¿Qué?
-Que delicada eres… -Dijo moviendo su cadera y dándole un culazo para que le dejara sitio y se sentara.
-Soy así, y nadie me va ha cambiar.
-Tampoco quiero que cambies. –Se le quedó mirando. -¿Sabes? Eres la única chica que he conocido que no se molesta por lo que piensen los demás.
-¿Para que molestarme? Siempre que me preocupo por parecer mejor, nunca consigo nada… supongo que es eso por lo que mis relaciones no llegan a más. Les molesta que no sea normal.
-A mi no me molesta. Creo, que si fueras como las demás, no te querría tanto como te quiero.

Mery le miró. Sus preciosos ojos azules se habían quedado mirándola, muy cerca. Ella alejó un poco su cabeza, cogiendo su hamburguesa y dando otro bocado.

-Gracias Doug, yo también te quiero.
-¿Ahora tienes algún ligue de los tuyos?
-No. Me niego rotundamente a los tios. Son todos unos cerdos. –Dijo dando el último bocado a su hamburguesa.
-Yo no soy un cerdo. –Dijo poniéndose a la defensiva.
-En ciertas cosas… para comer si que lo eres. –Le dijo Mery sonriéndole.
-Mejor no hablamos de ti…
-Lo sé. –Empujó a Doug para que saliera de su asiento y se levantó en compañía de el. -¿Te puedo pedir algo Doug?
-Lo que sea. –Dijo el con un rayo de esperanza en sus ojos.
-Déjame tocar tu bajo, por favor…

Él suspiro. Asintió y fue a por el. Cuando se lo trajo, Mery lo cogió con cuidado. Era un precioso bajo azul.

97.

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-¡Laia! ¿Laia estás bien? ¿Dónde estabas? ¡Lo siento muchísimo, de verdad te lo digo! ¡No se lo que hice, estaba mosqueado, nada más! ¡No quería hacerlo, yo te quiero a ti! ¡Por favor, déjame aclararlo contigo…!
-Harry, cállate. –Le dijo agobiada. Respiró profundamente y habló al ver que él no lo hacía. –Quiero hablar contigo. –Dijo con tono seco.
-No.. no por favor. –Pidió sollozando. Laia se ablandeció, cerrando los ojos lentamente. –Ese quiero hablar contigo solo lleva a un lugar…
-Harry, debemos hablar. No te pongas ahora ha darme discursos de que te arrepientes de haber hecho aquello, por que te recuerdo de que lo hiciste y pudiste pararlo, pero no te detuviste.
-Pero Laia…
-Prefiero hablar esto en persona, Harry. ¿Podrás pasarte mañana a mediodía a por mí…?




-¡Ahora no te me eches atrás, Laia! –Gritó Mery dando un par de golpes a la puerta del baño para que saliera. –Ayer estabas completamente decidida ha hablarlo claramente con Harry, ahora no puedes negarte.
-Ya pero eso fue ayer. ¡Hoy al despertarme mi valentía se esfumado, no me atrevo!
-¡No Laia! ¡Vas ha hablar con el sí o sí! No debes ser tu la que se acojone, la culpa es toda de él.
-¡Es verdad! –Dijo Laia girando el pestillo y abriendo la puerta de golpe. -¡Se lo tengo que decir bien claro! ¡Qué me chupe un pie después de haberla besado!

Laia se había cargado a valentía en apenas un segundo, pero toda desapareció cuando segundos después, sonó el timbre de la puerta principal, en el piso inferior. Sus piernas volvieron ha temblar, y aprovechando el despiste de Mery, volvió ha encerrarse en el baño.

-¡Laia por Dios! ¡Ábrele! ¡Acabas de decir que ibas ha hablarlo con él si o si!
-Pero es que no me atrevo… -Dijo con voz temblorosa al otro lado de la puerta. –Abre tu y dile que no estoy…
-¡¡Qué no!! –Gritó ella dando una fuerte patada al suelo. -¡Laia, por lo que más quiera, enfréntate a él! ¡Qué vea lo hondo que ha metido la pata al besar a Desi! ¡Sal ahora mismo!

Pocos segundos después, el pestillo y manillar fueron girando lentamente. Luego, apareció una Laia, asomándose por el borde de la puerta. Mery se había cruzado de brazos y la miraba con impaciencia.

-Si tienes que abrirle, hazlo ya.

Laia asintió con seguridad. Hinchó sus pulmones a aire y empezó ha dirigirse hacía la puerta, con Mery pisándole los talones. Nada más llegaron a la puerta principal, el timbré volvió ha sonar. El labio inferior de Laia empezó ha temblar, pero volvió a cagarse de valentía, frunciendo el ceño y cogiendo aire. Cogió el manillar y abrió la puerta lentamente, preparada para encontrarse a Harry. No le dio ni tiempo ha decir nada. Nada más pudo ver la silueta de Harry, este se tiró hacía ella y rodeándola por la cintura, la besó todo lo apasionadamente que pudo.
Mery seguía encontrándose detrás, asombrada ante la rápida acción que había hecho Harry. Cuando él se separó, abrazó a la castaña con fuerza. Ella aún no había dado señales de vida.

-Laia, por favor… perdóname de verdad. Te juro que no supe lo que hacía, yo te amo a ti, no quiero separarme, no quiero que me dejes.. por favor Laia dame una segunda oportunidad.
-Harry… -Dijo la castaña apunto de abrazarle por la espalda, pero Mery golpeó su mano antes de que actuara.
-Ejem… creo que debería dejaros solos. –Miró a Laia para que recordara lo que habían estado hablando la noche anterior.

La morena salió por la puerta, mirando aún a Laia quien seguía aferrada a Harry. Esta intentaba decirle que no se dejara caer, que llevara acabo lo que habían decidido. Una vez llegó a la acera, tropezó y cayó de culo. Laia sonrió y separándose del batería cerró la puerta.

-Quiero hablar contigo Harry, y… aclararlo todo. –Dijo pasando al salón y sentándose. Harry la siguió y se acopló a su lado. –Quiero que me digas la verdad de todo.. juro que no me ofenderé ni nada.
-De acuerdo. –Asintió el cogiéndole la mano, pero ella la separó. –Está bien…
-¿Amas a Desi? –Él apartó la vista y se quedó pensativo, empezando a tartamudear sin que le salieran palabras. –Se sincero, por favor.
-Laia… -Dijo volviéndola ha ver directa a los ojos. –Yo también te amo a ti.
-Osea ¿Qué la amas, verdad?

Harry intentó hablar, pero no se atrevió a negarlo. En efecto, estaba enamorado de Desi, se había enamorado. A la castaña le dio un fuerte pinchazo de dolor sobre el pecho… le dolía aquello, pero en cierto modo, quería que fuera así. Los ojos de ambos comenzaron a humedecerse, ninguno sin romper el silencio.

-Contéstame tu ahora, y con sinceridad, al igual que lo he hecho yo Laia… -Dijo él y ella asintió. -¿Estás enamorada de Danny, verdad?

Cerró los ojos lentamente. Empezaron ha humedecerse, pero aún sin dejar caer ninguna gota. Una vez los abrió, cayeron con rapidez, y, lentamente, asintió con la cabeza. Harry, llorando también y observándola, la cogió de nuevo de las manos. Esta vez ella no las apartó. Sabía que había llegado el momento de romper con Harry, de separarse de el.

-Era eso lo que querías decirme, ¿Verdad?
-Si… pienso que es lo mejor para los dos.
-Se me va ha hacer difícil separarme de ti… te quiero Laia.
-Yo también a ti Harry… pero lo nuestro va desapareciendo poco a poco y lo sabes...
-Si… bueno, ¿amigos? –Ella asintió y se dieron un tierno abrazo. –Laia.. ¿que te parecería un último beso?

La castaña no contestó. Su mirada lo hizo por ella. Poco a poco, los rostros de ambos fueron acercándose con lentitud, y una vez hubieron juntado sus labios, aumentaron el beso. Cuando se hubieron quedado sin aire, se separaron lentamente, quedándose tan solo en un pequeño roce de labios y las frentes unidas. Sabían que aquel había sido el último beso que se darían a lo largo de su vida, y que ambos se extrañarían durante ese tiempo. 

96.

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Caminó durante bastantes minutos. Tan solo unas pequeñas gotas caían del cielo, de modo que no había peligro de mojarse. Su móvil sonaba cada segundo, sin que descansara ni un momento. Ella ni siquiera se molestó en ver quien lo hacía, no tenía ganas de nada, tan solo de desaparecer. Por su cabeza no hacía nada más que pasar las imágenes de Desi y Harry besándose, lentamente y una y otra vez. Había estado todo el rato llorando, sus lágrimas no cesaban y su angustia tampoco. Cuando se hubo cansado de caminar y decidió volver a la realidad, desperdició aún más tiempo intentando captar la atención de algún taxi de los pocos que pasaban por aquellas calles. Cuando ya pudo subirse a alguno que lo condujera a casa, sacó su teléfono y miro las llamadas. Había de todos, no faltaba ni uno, pero mayoritariamente de Harry. Pocos segundos de estar viendo las llamadas, la pantalla cambió y apareció el nombre de Harry, junto a la música de I wanna hold you. Un despreció la inundó por completo. Deseaba descolgar y soltarle todo lo que sentía en aquel momento, pero decidió esperar. Apretó la tecla del teléfono rojo y la llamada acabó. Apagó el móvil y se lo volvió ha guardar en el bolsillo.


Cuando llegó a casa, pidió a su madre que a todo aquel que llamara a la puerta dijera que no estaba, fuera quien fuera. Subió deprisa las escaleras, y, nada más entrar a su habitación, se dejó caer sobre la colcha. Cerró momentáneamente los ojos y cayó en un rápido sueño, ya que se encontraba tremendamente cansada.



Despertó horas atrás. Le costó recordar que había ocurrido hacía unas pasadas horas, y después de sentarse sobre la cama observó el rejo. Las diez. Cogió su móvil y lo encendió. Las llamadas perdidas habían aumentado con eficacia, de modo que Laia ni se molestó en mirarlas. Había demasiadas.
Se quedó mirando a su habitación. Todo estaba tranquilo, ni el aire movía la menor de las cosas. Un profundo silencio se apoderó, lo que hizo que pronto llegara el aburrimiento. Fue a levantarse, cuando de pronto el móvil volvió ha sonar. La castaña miró con desconfianza la pantalla, pero pudo diferenciar “Mery” así que optó por descolgar.

-¡Laia! ¿¡Dónde demonios has estado!? ¡Todos te hemos estado llamando, hemos ido a tu casa, a todos los lugares y no había señales de ti! ¡Y todavía con el móvil apagado! ¿Dónde estás? –Dijo antes siquiera de que pudiera ponerse el móvil en la oreja.
-Hola. –Dijo cansada. –No me apetece hablarlo por móvil. ¿Puedes venir a mi casa, por favor? –Preguntó, a lo que Mery aceptó. –Y sola, por favor… he de hablar.

Colgó y esperó diez minutos a que su amiga llegara. Cuando lo hizo, agradeció de que no se hubiera  traído a Dori. Cuando Mery acabó finalmente de llenarla de besos y abrazos, se sentaron sobre la colcha.

-¿Pero te encuentras bien? –Laia asintió. –Tia, cuando Harry se enteró de que lo habías visto.. no sabes como se puso. Salió corriendo ha buscarte.
-Me la suda lo que hiciera después de aquello. –Dijo con asquerosidad. –Pero… ¿por qué lo ha hecho? ¿Qué le he hecho?
-Laia, Harry y tu ya se os veíais mal.
-Ya pero.. yo no hubiera hecho lo mismo que él.
-Te recuerdo de que besaste a Danny..
-¡Sí! Pero no, no es igual… yo no le seguí el beso, lo paré al momento y me alejé de el, aunque le amara, lo hice todo por Harry… y el.. no.
-Piensa Laia. –Dijo Mery tratando de razonar. –Tu amas a Danny, pero imagínate que Harry se haya enamorado de Desi… él en aquel momento actuó sin pensar y la siguió besando.
-Osea, ¿Qué encima la culpa no es de el? ¡Esto es el colmo!
-¡No, no intento decirte esto! –La paró Mery cogiéndola por las manos. –A lo que me refiero, para ser más directa…Harry y tu andáis mal.. y tu amas a Danny, y el también a ti por lo que parece.. y Harry a Desi… tal vez deberíais de cortar.. –Dijo, pero habló cuando vio la cara atónita que puso Laia al momento. –Era solo una de mis estúpidas ideas.
-No, no digo que esté mal pero… yo amo a Harry.. ¡bueno! Le quiero mucho. –Dijo empezando a morderse las uñas. –Si, creo que debería hablarlo con el y elegir lo mejor para los dos.
-Exacto. Creo que deberías llamarlo. –Dijo ella cogiendo el móvil y empezando a ver las llamadas. –Estaba muy preocupado, de verdad… mira, también tienes un montón de llamadas de Danny.
-Cállate. –Le dijo Laia quitándole el móvil de las manos y empezando a marcar el de Harry. –Tengo vergüenza…
-¡Venga ya Laia! ¡Quién tendría que tener vergüenza es el!

Ella asintió. Empezó a llamar, y no tardó mucho a que en la otra parte del teléfono descolgaran. Antes de que Laia dijera nada, se oyó decir:

-¡Laia! ¿Laia estás bien? ¿Dónde estabas? ¡Lo siento muchísimo, de verdad te lo digo! ¡No se lo que hice, estaba mosqueado, nada más! ¡No quería hacerlo, yo te quiero a ti! ¡Por favor, déjame aclararlo contigo…!

95.

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Habían transcurrido ya tres largos meses. Se habían hecho lentos y pesados, un día a día siempre igual. Alice y Tom seguían felizmente feliz, eran la pareja perfecta. Parecía que en el mundo de aquellos dos los problemas no existían jamás, y eso, he de decir, conseguían poner de vez en cuando celosa a Laia.

Mery había logrado olvidarse de Jeremy, él era pasado. Habían mantenido más relaciones con distintos chicos, pero no superaban las dos semanas, de modo que no llegaba a tener nada serio con ellos. También se había notado, durante este tiempo, que Dougie iba tras ella. Le costaba enviarle indirectas, ya que habitualmente solía meter la pata al intentar enviárselas y acababa haciendo el ridículo, delante de todos. Doug era así, pero parecía importarle poco lo que los demás opinaran.

Mientras, Laia y Harry habían empeorado un poco su relación. Tenían la manía de discutir por lo más mínimo, pero no tardaban en reconciliarse. Harry se había enterado que a Danny le llegaba a gustar ella, de modo que se enojó un poco con su amigo, pero intentaba controlarse.

Danny, por otra parte, había roto su relación Georgia, pocos días después de lo ocurrido en Septiembre. Había que decir que desde entonces no se le había visto tontear con más mujeres, a lo que a todos le resultaba increíblemente extraño. Su carácter bromista no habían cambiado en absoluta, pero no había vuelto ha mantener una conversación seria con Laia, era como si ambos temieran hablarse. A ella le llegaba a incomodar encontrarse en relaciones románticas con Harry cuando Danny estaba delante, ya que no apartaba los ojos de ella, de forma demasiado incómoda. Harry también había notado aquello y lo mosqueaba aún más.

23 de Diciembre.

Habían dado ya las siete, cuando todos llegaron a Super Recorts. Habían salido aquel día para celebrar el cumpleaños del batería, pero su aniversario no le impedía a él ni a nadie librarse de trabajar. Todos empezaron a recorrer el piso inferior del gran edifico, cuando llegaron a donde se encontraban los ascensores. Los hombres dieron un suspiro al ver que el ascensor no llegaba, de modo que decidieron subir por las escaleras.

-Lleva tú las chaquetas, Laia. –Pidió Harry, entregándole las prendas. La castaña esperó un beso de parte de él, pero dio media vuelta y empezó a subir las largas escaleras.

Suspiró resignada y rato después, cuando por fin el ascensor llegó, subió junto a sus amigas. Camden, Mery, Laia y Alice esperaban a que llegaran al piso que deseaban, mientras se mantenían calladas, haciendo ruidos extraños en la boca. Una vez dio el fino pitido y las puertas se abrieron, todas salieron juntas hacía la sala donde se debían encontrar los demás. Una vez entraron, pudieron encontrarse a Tom conversando con Danny, mientras Doug se dedicaba ha observar la sala. Laia, extrañando a su novio lo buscó por la sala. Pudo encontrarlo más adelante, un poco lejos de todos ellos, mientras hablaba con Desi. Suspiró mientras buscaba un lugar donde poder colocar las chaquetas, ya que todas las sillas tenían el respaldo ocupado.

-¿Qué ocurre? –Preguntó la voz de Mery a su lado, a lo que Laia le contestó encogiéndose de hombros y viendo todavía a su novio.

Ambas castañas observaron al batería, quien parecía estar hablando algo serio con su amiga. Tenía pinta de estar disgustado, al igual que ella, solo que también estaba nerviosa. Se notaba que Desi evitaba mirarle a los ojos. Laia cogió curiosidad de lo que pudieran estar hablando. ¿Qué sería aquello? Pareció que la conversación de aquellos dos ya hubo terminado una vez dejaron de hablar y se mandaron unas miradas que parecían de despedida, cuando ocurrió lo peor. Desi se había acercado rápida ha él, y mientras rodeaba una mano sobre su cuello y otra sobre su espalda, le besó. La chaqueta que sostenía Laia cayó al suelo, mientras a aquella escena se le hacía infinitivamente larga y oscura a ella. Todo lo demás había desaparecido a su alrededor, ya no había entorno, tan solo podía ver a aquellos dos. Intentó pensar en positivo: había sido ella la que se había acercado a besarle, sin que Harry actuara. Pronto su idea se fue a la mierda, como todo. Harry respondió a su beso rodeándola por la cintura y acercándola a ella con cuidado, intensificando el beso, sin siquiera separarse. Las lágrimas empezaron a brotar de repente, sin descanso de los ojos de Laia, y miró a su alrededor. Toda la sala se había percatado de aquella escena y los miraban. Mordiéndose el labio inferior para no gimotear, pudo notar la mirada de Danny. Se había girado para verla, y tenía cara de preocupado, triste se podría decir. Ella, sin ningunas ganas de quedarse allí, dio media vuelta y salió de la sala, echando a correr todo lo rápido que pudo hacía el ascensor. Apretó sucesivamente el botón para llamarlo, todo lo rápido que podía. Pudo oír como unos pasos se oían por el pasillo y gritaba su nombre. Era Danny, sin duda. Ella alzó la vista y pudo encontrarlo a punto de alcanzar, pero le dio tiempo a entrar al ascensor. Antes de que apretara el botón del inferior piso, Danny entró, deteniendo su brazo y rodeándola con sus grandes y fuertes brazos.

-Lo siento mucho Laia, de verdad. –Dijo sin dejar de abrazarla.
-¿Tú sentirlo? –Le contestó ella ardiendo de furia. Odiaba al mundo entero en aquel momento. –Tu lo que estarás es partiéndote de risa por dentro. Esto para ti debe ser una alegría.
-No lo es, de verdad. –Mencionó, plantándole un beso en la frente a la chica. –Todo lo que te puedo hacer daño a ti me lo hace a mí también. Además, lo que acabas de ver.. tiene que ser un malentendido.
-¿Un malentendido? –Musito ella riendo irónicamente sobre su pecho. Desprendía ese dulce aroma que la hacía tranquilizar. –Eso pensé yo cuando ella se lanzó, pero todos hemos visto como la ha cogido y devuelto el beso…
-Lo sé, pero… no sé que decirte para tranquilizarte.
-Nada Danny… déjame sola ahora por favor. –Pidió ella separándose de él y colocándolo fuera del ascensor. –Gracias, de verdad. –Dijo ella de corazón mientras le daba al botón del piso de entrada.

94.

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Ambos se quedaron como dos segundos así, quietos e inmóviles, ninguno capaz de moverse. Laia fue la primera en reaccionar, levantando una pierna y cogiendo fuerza en el aire para lograr pisar lo más fuerte que pudo el pie de Danny. Este, nada más recibir el golpe, se separó al momento, intentando cogerse con las manos el dolorido pie.

-¿Por qué has hecho eso? –Preguntó el pecoso aún a la pata coja e intentando mantener el equilibrio.
-¡Danny! –Dijo ella bastante alarmada. -¡Justamente te estaba diciendo que odio que me guiñes ojos, y vas y me besas como si nada! ¿¡No te entra en la cabeza o que!?
-Laia… -Dijo mientras volvía a ponerse derecho y se acercaba a ella. –Creo que te empiezo a querer de verdad…

La castaña se quedó parada al momento. Puso cara de incrédula, abriendo más de lo normal los ojos y empezando a ponerse boquiabierta. Por la mente, tan solo se le venía una persona, y aquella era Harry. Le había costado lo suyo olvidar a Danny, y justamente cuando ya lo había conseguido, va y le ocurría esto.

-Oh, m*erda.. –Dijo mientras frotaba su cara con ambas manos. –No me jodas Danny, y dime que se trata de una de tus bromas..
-Ojalá fuera así… -Dijo mientras suspiraba. Se le quedó mirando sin saber que hacer, hasta que acabó acercándose a ella poco a poco y rodeándola por la cintura. –Dime que tu también me quieres, por favor.
-No Danny, no. –Le contestó apartando sus manos de ella. –Yo no te quiero.
-Pero… -Intentó decir algo, pero las palabras no le salían. –Tu antes me quer…
-Jamás te quise, Danny. –El pecoso adoptó cara de disgustado, lo que hizo sentirse culpable a Laia. –Bueno, hubo un tiempo en el que sí, pero fue hace mucho, eso ya pasó.
-Donde hubo fuego siempre quedan cenizas. –Dijo él un poco esperanzado, intentando acercarse disimuladamente. –Verás Laia. Más quisiera yo que no te amara, pero… no puedo. Eres la novia de uno de mis mejores amigos, y se que lo tengo difícil, pero incluso intentando pasar de ti haces que te ame más… no puedo evitarlo. –Dijo finalmente volviendo a aferrarse a su cintura.
-No Danny no. –Dijo ella, volviéndose a frotar el rostro, incapaz de actuar. –No podías haber elegido mejor momento para decirme esto, ¿verdad?
-Entonces, ¿eso es que sientes algo por mí, aunque sea lo más mínimo?

Laia apartó sus manos de ella. Se le quedó mirando, sin saber que hacer. Se había acercado bastante a ella, y apenas le separaban pocos centímetros, casi manteniendo frente con frente.

-Déjame Danny. –Acabo diciendo ella volviendo a separarle. –Por favor, ahora no me hagas estar confusa. Amo a Harry, eso no lo vas a cambiar. Lo siento, pero he de decirte que yo no siento lo mismo que tu hacía mí. –Dijo ella con mucha melancolía.

Los ojos del moreno se habían humedecido un poco, y aquello le hacía aún más daño a ella. Sentía como si le estrujaran el corazón, como se le caía el mundo encima. No podía creer que aquello lo hubiera dicho ella, jamás se lo hubiera creído. Los ojos del pecoso se habían convertido en un pozo sin fondo, fríos y húmedos. Laia, intentando evitar su sollozo, dio medía vuelta y echó a andar todo lo rápido que pudo. Cruzó la calle ligeramente, empapándose ante el diluvio que estaba cayendo. Antes de poder perder de vista el bar, echó un vistazo hacía atrás, buscando a Danny con la mirada. Este se encontraba aún en el mismo sitio, en la misma postura, viendo alejándose a la castaña. Ella, sin poder evitarlo, echó a llorar. Intentó impedir su gimoteo mordiéndose el labio inferior, pero de poco funcionó. Levantó la mano y se acarició la boca, aquella que había conseguido hacía minutos atrás el beso que siempre había deseado. Su llanto aumento, haciendo que ella cerrara los ojos con fuerza. Todo aquello la había confundido. Sabía que amaba a Harry, pero en aquel momento no sabía lo que sentía realmente hacía Danny, o simplemente se negaba a sentir algo más que amistad.




-Tienes que ayudarme. –Pidió Laia entrando sin permiso al apartamento de Alice.
-Adelante, puede usted pasar… -Dijo ella, pero calló al ver el los ojos hinchados y rojos de su amiga. -¿Qué a ocurrido?
-Danny… -Dijo ella aún con un poco de sollozo. Poco a poco y detalladamente, fue contándole todo lo que había ocurrido, sin saltarse ni un tramo. Una vez hubo acabado, dejo tan confusa a Alice que le costó pensar lo que decir.
-Pero… ¿tu amas aún a Danny?
-¡No!... Bueno, sinceramente no lo sé. Creía que ya lo había olvidado, pero todo lo que a ocurrido hoy… me ha hecho volver a sentir cosas… cosas que ya habían muerto.
-No sé.. espérate a ver que pasa.. [i]El tiempo es siempre el mejor autor, siempre encuentra un final perfecto…

93.

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-Error. –Dijo ella frunciendo el ceño. –Eras. Has dejado de serlo.
-¿De verdad? –Dijo él levantando una ceja algo decepcionado. -¿Ahora quién es? ¿Harry?
-Obvio. –Le contestó ella mirándolo con satisfacción. -¿Qué esperabas?
-Pues que te siguiera gustando.
-No Danny, no confundas. Que hubieras sido mi Mcguy preferido, no quiere decir que te hubiera querido. –Dijo ella levantando una ceja.
-Venga ya. Todas las del Team Jones me han deseado alguna vez. –Dijo en plan seductor, guiñándole otro ojo. –Apostaría lo que fuera a que tu también.

Laia se quedó parada, con el ceño fruncido y faceta de enfada. Tenía los labios acurrucados y los brazos cruzados, tipo Dory. Danny en aquel momento se dedicaba ha guiñar ojos y estar en plan seductor, cosa que a Laia le mosqueaba. Se levantó de su silla y salió con paso lento hacía la calle. Antes de salir del local, pudo oír como Danny se quejaba diciendo que era una broma. Una vez salió, se apegó a la pared, cubriéndose por los toldos de los bares. Empezó a caminar, con las manos guardadas en los bolsillos de su sudadera, intentando evitar el frío.
Detrás suya, pudo oír el leve tintineo que producía la puerta del bar cuando alguien entraba o salía. Supuso que era Danny, ya que no tardó mucho en oír como este la llamaba desde atrás suya.
Paso de él y siguió caminando, hasta que pudo oír sus pasos lo suficientemente cerca como para que suspirara de cansancio. Aún así, no paró. Cuando ya lo notó justamente detrás suya, notó como la agarraba por el brazo y le daba media vuelta. Ella puso siguió arrugando el ceño, mosqueada por su actitud.

-¿Por qué te has ido? –Preguntó, no muy feliz que digamos.
-¿Yo? Por nada. –Dijo ella con ironía.
-¿Por qué demonios estás siempre de tan mal humor conmigo, Laia? –Preguntó aún sosteniéndola por el brazo, ya que ella insistía en dar media vuelta y seguir caminando. –Di.
-¿Eres así con todos? -Preguntó esta vez ella apartando su mano de su brazo.
-¿Así cómo?
-De presumido, engreído, cabezota, soberbio, arrogante… te crees mucho, Danny. –Suspiró, buscando las palabras clave para expresarse. –Vas por ahí, echándole piropos a todas las que pasan por tu lado, guiñando ojos y creyéndote el Don Juan de todas, como si lo que hicieras fuera perfecto porque lo haces tú, y mientras tienes novia… las cosas no son así Danny.

Se quedó varios segundos callado, reflexionando sobre lo que le acababa de decir su amiga. Su cara no daba pistas sobre lo que pensaba; estaba como si siguiera con la mirada a una mosca, dando vueltas por el mismo círculo. Mientras, lo único que se oía era la rápida respiración que tenía Laia y como las gotas se estrellaban sobre el toldo del bar que tenían delante.

-¿Y que más da lo que haga si tengo novia, si tu no eres ella?
-Me da igual lo que hagas, ¡me la suda! –Dijo ella mosqueándose. –Solo que a mí no me metas por en medio, me estás tratando como todas las demás, como si yo te quisiera. Resulta que no todas lo hacen.
-Y que más da, si Georgia me ha sido infiel. –Dijo cabizbajo, como si se arrepintiera, pero se le veía el pelo.
-¿Entonces es que me crees a mí antes que a ella?
-Si, supongo… -Dijo mientras se cruzaba de brazos y suspiraba. –Creo que de ella me lo venía venir, además, no has sido la única que me ha ido avisando.
-Pues.. me alegro. Ya harás tu lo que tengas que hacer con ella. –Dijo mientras lo observaba aún confusa. -¿Pero tu le has llegado a ser infiel a ella?
-Jamás, eso te lo puedo prometer. Siempre que he estado con alguien, puedo tontear todo lo que quiera con las demás, pero jamás llegaré a poner los cuernos si ellas no me los ponen. –Dijo con total confianza.

Ambos se quedaron callados, observándose. Nadie se dirigía la palabra, y el silencio que se había formado no era del todo incómodo. Ambos tenían la mente ocupada. La primera en reaccionar fue Laia, quien suspiro y alzó ambos hombros sin saber del todo lo que hacer.

-Creo que me voy a casa... no me apetece café ni nada.
-¿Quieres que te acompañe? –Dijo él acercándose.
-No, mejor no. –Le contestó ella empujándole despacito. Antes de que diera media vuelta, Danny logró frenarla una vez más.
-¿Segura que jamás te he llegado a gustar? –Preguntó, como si suplicara con la mirada que ella le dijera que sí.
-Vamos a ver Danny… llegar a gustar, gustas a todas, pero otra cosa es…

No pudo terminar la frase. Antes de que finalizara, el pecoso la agarró ligeramente de la cadera y la acercó a él. Laia reaccionó rápido colocando sus puños sobre su pecho, pero su fuerza con la de Danny no era comparable. El pecoso, con osadía, acercó su rostro con el de Laia lo suficiente como para que ambos se quedaran separados ambos centímetros. La respiración de la castaña se había acelerado y se había quedado inmóvil, aún con los puños sobre su pecho. Antes de que ella lograra siquiera pensar en lo que poder hacer, Danny cortó ambos centímetros de distancia y logró besarla.

92.

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-¿Te apetecería quedar mañana para salir un rato juntos? –Preguntó Danny sin convencer a Laia, haciendo que alzara una ceja y pusiera cara de insegura. –Un paseo tan solo…
-¿Con quién más?
-Pues.. bueno, había pensado en nosotros solos.
-No sé Danny… no me convence del todo. –Intentó explicarse la castaña echando un vistazo a la ventana, quien empezaba a llenarse de diminutivas gotas de agua.
-No te preocupes, no pasará nada. –Dijo intentando dar confianza, y lo estaba consiguiendo. –Además, ¿somos amigos, no? Los amigos quedan y eso.

Laia se quedó pensativa varios segundos. No apartaba la vista de la ventana, la cual se había empañado y no dejaba ver la fría y húmeda calle, si nos que tan solo se podía distinguir las borrosas farolas que destacaban con su brillo.

-Bueno, está bien. –Acabó optando, levantándose de la cama y yendo hacía la puerta. –Ya hablamos luego, tengo que cenar. –Y dicho esto, se despidió de él y bajó abajo para poder retomar la cena que había dejado tirada.



Una Laia activa bajó los escalones de su casa de dos en dos, haciendo que en los dos últimos resbalara y cayera sobre el suelo. Se levantó como si nada y se asomó por la ventana, esperando el auto de Danny que la recogería. Tenía el extraño presentimiento de que aquello estaba mal, que traería problemas, y que Danny era conciente de ello. Zarandeó su cabeza para olvidar el tema, y pudiendo diferenciar un conocido pitido afuera en la calle, salió lo más extrovertida que pudo.

-¿Qué tal te encuentras? –Preguntó el pecoso acercándose a ella con una de sus atractivas sonrisas y dándole dos besos.
-Bien, supongo… -Dijo ella yéndose de la realidad de nuevo. Volvió a zarandear la cabeza. -¿Nos vamos?

Danny asintió. Abrió la puerta del copiloto a Laia para que pudiera sentarse, y ella, confundiéndose aún más, entró algo torpe. Seguidamente, Danny se sentó en el asiento del piloto y encendió el motor, empezando a conducir sin rumbo.

-¿Dónde vamos, Danny? –Preguntó Laia viendo por la ventanilla los grandes edificios que iban desapareciendo.
-Aún no lo sé, sinceramente. –Echó un vistazo a la castaña, a lo que ella percibió su mirada. -¿Dónde te apetece ir a ti?
-No tengo ni la más mínima idea. –Confesó ella dando un leve suspiro. –Sorpréndeme.



El auto paró enfrente de una gran fila de bares. Laia miró extrañada a Danny, quien retiraba las llaves del coche y se preparada para salir. Antes de hacerlo, pudo notar la mirada de su acompañante.

-¿Qué ocurre?
-¿Aquí? –Preguntó ella arrugando la nariz. –Sin duda, me has sorprendido.
-¿No te apetece refrescarte un poco? –Dijo mientras salía del coche. Laia le siguió.
-Resulta que hace un calor que flipas. –Dijo irónicamente la castaña, echando un vistazo al cielo, el cual se encontraba nuboso.

Una gota cayó directa en la frente de Laia, haciendo que la castaña mirara al suelo, el cual empezaba a llenarse de pequeñas gotitas, cada vez más rápidamente. Empezaba a lloviznar.
El pecoso empezó a caminar deprisa hacía el bar más cercano. Dio media vuelta al ver que su acompañante no se movía. Se acercó a ella y la agarró por la mano, empujándola hacía dentro del local. Una vez estuvieron dentro, ambos se dirigieron hacía dos asientos libres. Se sentaron y quedaron viendo a través de la ventana. El fino y pequeño diluvio había aumentado, convirtiéndose en una lluvia que iba aumentando de presión por cada segundo que transcurría.

-¿Por qué te apetecía quedar? –Preguntó Laia para romper el silencio que se había formado. A ella le resultaba incómodo, pero Danny, por otra parte, no mostraba la más mínima señal de molestia.
-Bueno… -Dijo él apoyando sus brazos sobre la mesa. –Harry me confesó una cosa, pero yo no te he dicho nada.
-¿Confesarte? –Laia alzó una ceja mientras adoptada la misma postura de Danny. –Confiesa…
-Me dijo que tu McGuy favorito soy yo. –Confesó mientras le guiñaba el ojo izquierdo.

Laia se estremeció. Se echó atrás, mientras arrugaba de nuevo su nariz; le había entrado esa manía de hacerlo. Cogió a una punta, por debajo de la mesa, el mantel, mientras descargaba su furia en el, arrugándolo.

91.

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Nada más el auto de Harry paró enfrente de mi casa, Laia pudo ver la luz del salón encendida. Perfecto, mamá. Echó un vistazo a Harry, a lo que el comprendió su  mirada. Bajaron del coche, donde Harry acompañó a Laia hasta la puerta. Ambos se miraron durante unos segundos, arrepintiéndose de la privacidad que ya no iban a poder tener.

-Si quieres puedes entrar igualmente. ¿Te apetece? –Le propuso Laia.
-No.. creo que me voy ya a casa. –Dijo, mientras a su novia se le dibujaba una triste sonrisa. El batería la cogió por la cintura, mientras la apegaba a su cuerpo y le daba un tierno beso en los labios. –Te quiero.
-Y yo también. –Dijo ella abrazándole por la espalda.

Una vez se separaron, y volvieron a despedir con otro beso, Laia entró finalmente a casa. El olor a pollo recién hecho le embriagó totalmente. Caminó rápida hasta la cocina, donde pudo encontrar a su madre cocinando como una loca. Algo bueno pasaba.

-¿Qué especial suceso a ocurrido que te a hecho cocinar con tanta calidad? –Preguntó acercándose al horno y mirando a través del borroso cristal para ver al pollo calentarse.
-Qué ocurrirá. –Dijo Noemí apartando a su hija de enfrente del horno con un empujón de cadera y sacando la comida de dentro.
-¿Y que pasará entonces? –Insistió ella intentando saborear ya al pollo.

Su madre se giró de golpe. La miró con una sonrisa que le costaba disimular, y tartamudeando debido al nerviosismo, dijo por fin:

-Tu hermano.. tu hermano viene a Londres. –Dijo finalmente sin poder evitar una sonrisa de oreja a oreja.

Se quedó petrificada. Abrió todo lo que pudo los ojos, imaginándose la idea. ¿Su hermano? ¿Acaso había llegado a acordarse de que tenía uno? Sí, lo tenía, pero hacía MUCHO que no le veía. ¿Seguiría igual?

-¿Enserio? ¿Y cuándo viene? –Dijo sin hacer ninguna cara en especial; ni triste, ni decepcionada, ni feliz… normal tan solo.
-¿Y eso? –Dijo su madre caminando hacía ella y mirándola con superioridad. –Es tu hermano, ¿no te alegras?
-Sí, si que me alegro pero… -Examinó sus sentimientos, algo raro. –No se, no me encuentro de muy buen humor… ¿Cuándo viene? –Le preguntó intentado sonreír.
-Mañana por la tarde se supone que ya estará aquí. –Dijo con un brillo especial en sus ojos. -¿No es maravilloso?
-Super guay… -Dijo Laia colocándose una mano sobre la frente. Empezaba a arderle. –No me apetece cenar… me voy a dormir. Buenas noches.

Empezó a subir las escaleras sin ganas, medio dormida. Entró en su habitación y se dejó caer sobre su blandita cama, cerrando los ojos y abrazando uno de sus peluches. Estuvo apunto de conciliar el sueño cuando el bolsillo de su pantalón empezó a vibrar, seguido por la música de I wanna hold you.
Sacó, aún con los ojos cerrados, el móvil del bolsillo, y abriéndolos poco a poco observó de quien era la llamada.

Dio un salto en el colchón y abrió todo lo que pudo los ojos. Se quedó impresionada al ver quien la llamaba. Danny. Dudó durante varios segundos en contestar, pero acabó optando por hacerlo. Descolgó la llamada y puso el altavoz para que pudiera oír mejor mientras colocaba el móvil delante suya.

-¿Diga? –Dijo algo ruborizada al ver que no hablaba el pecoso.

Esperó respuesta, pero no la encontró. Segundos después, oyó como colgaban a la otra parte, sin haber dicho nada. Un enfado la recorrió por completo, y cargando su pecho de aire, cogió brutamente el móvil y llamó a Danny. Tardó en contestar, y cuando descolgó, tampoco dijo nada. Fue esta vez Laia la que decidió hablar.

-¿Por qué me llamas y no me hablas? –Preguntó intentando contener su enfado, pero salió a la luz, y aún más cuando Danny seguía sin hablar. -¡Danny, háblame, te lo ordeno!
-¿Qué quieres que te diga? –Dijo secamente.
-¿Perdón? ¿Y encima vas con esos aires? –Se mordió el labio inferior para no explotar a quejas. –Quiero que me digas que por qué acabas de llamarme y has colgado sin decir nada.
-Había pensado en decirte algo.. pero cambié de idea.
-Venga ya Danny… no te hagas el enfadado, porque yo tengo más motivos que tu para hacerlo.
-Pero tú dijiste que mi novia me puso los cuernos, llamándome a mí cornudo y siendo que aquello no era verdad. –Dijo ablandándose un poco.
-Mira Danny, voy a dejártelo claro, y te juro que no te voy a mentir. –Dijo intentando que entrara en razón. –Yo tan solo te dije lo que vi, créeme o no, pero tan solo te aviso de que si ahora no me crees, ya te darás cuenta de la razón que tengo más tarde. Sé que prefieres creer antes a Georgia que a mí, obvio, pero te juro que no te miento sobre lo que te dije y te digo.
-En parte no se a quien creer. –Dijo entrecortándose un poco. –Te creo en el fondo, no sé. Tengo ese presentimiento de que dices la verdad, pero Georgia es mi novia y… la creo, aunque con dudas.
-Haz lo que quieras, pero lo que no veo justo es que te enfades con todos nosotros por contártelo.
-Lo sé y.. lo siento, de verdad. Siento lo que te dije, Laia. –Dijo de corazón.
-Tranquilo, olvídalo. Te pediría disculpas, pero no veo motivo por el que hacerlo. –Dijo recobrando el humor de nuevo. El dolor de cabeza le había desaparecido por completo y volvía a sonreír.

90.

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Dougie detuvo el impulso que tuvo Danny de golpear a Harry. El batería salió de la casa, dejando a Doug sujetando aún al pecoso y a Desi atónica ante lo que acababa de presenciar.


-Creo.. creo que será mejor que me vaya. –Dijo un poco avergonzada Desi, levantándose del sofá y cogiendo su bolso.
-Creo que sí. –Dijo Danny con tono enfadado. –Y tú también Doug.
-Yo me quedo Danny. –Dijo el bajito cruzándose de brazos y mirándole con cara de póker.
-Enserio Dougie; ahora mismo necesito estar solo. Además, necesitas llevar a Desi a casa. –Dijo empujándole hacía la puerta y echándole fuera. –Y.. gracias… supongo. –Finalizó no muy convencido de lo que acababa de decir y cerrando la puerta.

El bajista suspiró. Caminó junto a Desi hasta el coche, sin decir palabra y abriéndole la puerta a la castaña. Antes de entrar al vehículo, echó un vistazo a su derecha e izquierda. No se veía a Harry por ninguna parte, ni a lo lejos siquiera.




El batería paró de correr y se apoyó sobre sus piernas, intentando volver a recuperar el aliento. Cerró con fuerza los ojos, le escocían debido al frío y cansancio que tenía, y el aire le daba de pleno. Levantó la vista intentado encontrar a su novia entre los bancos.

-¿Laia? –Preguntó elevando un poco la voz y dándose la vuelta para encontrarla.

Sacó del bolsillo delantero del vaquero su móvil y buscó el número de Laia. Esperó que diera señal hasta que pudo oír detrás suya la canción que tanto conocía de I wanna hold you,justamente la que tenía su novia de tono de llamada. Dio media vuelta aún sin colgar e intentado descubrir de donde venía aquella música. Pudo ver, no muy lejos de allí, la caballera de su novia, cabizbaja y sentada a los pies de un árbol y apoyando sus manos sobre sus rodillas flexionadas. Se acercó a ella con cuidado.

-¿Laia? –Preguntó encorvándose un poco.

Ella levantó la cabeza y con los ojos entrecerrados debido al sol, le regaló una débil sonrisa a Harry de saludo. El batería se sentó a su lado y la observó. Ella, por otra parte, miraba al frente. Tenía pinta de cansada.

-Danny ya se dará cuenta de la razón que tienes, tranquila.
-No Harry, me da absolutamente igual. –Echó un vistazo a su novio. Él pudo observar como tenía los ojos rojos. –Paso ya de Danny Jones.
-¿Cómo que pasas ya? –Dijo soltando una risa algo forzada. Aquello no le había sonado muy bien.
-Pues eso, que paso. Me da igual ya todo lo que haga. Como si se quiera operar de un pulmón. ¡Que haga lo que quiera! Yo no me molestaré en preocuparme más por él.
-Bueno, es normal que te preocuparas por él. Es tu amigo, Laia.
-No lo entiendes Harry, no lo entiendes. –Dijo ella negando con la cabeza.
-¿Qué no entiendo?
-A lo que me refiero.
-Pues entonces explícamelo.
-Si lo hiciera, te enojarías conmigo o algo así… -Dijo ella insegura de decírselo.
-Sabes que jamás me enfadaría con tigo. –Dijo cogiéndola de la mano y dándole confianza. –Confía en mí, por favor.

Laia dudó por unos segundos. Finalmente, acabó optando por contárselo. Suspiró preparada para como pudiera reaccionar Harry, y explicó por fin.

-¿Te acuerdas hace tiempo, cuando me preguntaste en el bar que McGuy era mi preferido? –Él pensó unos segundos hasta que asintió acordándose. –Pues verás.. mi McGuy preferido era.. Danny.

Se quedó parado, sin mover ni un músculo. Segundos después, que a mi me parecieron minutos, frunció el ceño. Me miró confuso, expresando una faceta de enfado y preocupación al mismo tiempo… era confuso.

-¿…Era…?
-¡Sí! Exacto, era. Ahora ya no lo es, te lo juro.
-¿Desde cuando dejó de serlo?
-Hará meses…
-¿Antes o después de que tu y yo comenzáramos a salir?
-Antes, Harry.

Después de unos segundos más sin decir nada y con el ceño fruncido, se levantó. Caminó unos pasos sin irse lejos. Creí que se había enfadado, que se iba sin mí, hasta que dio media vuelta y me ofreció una mano para ayudarme a levantarme.

-Vienes a casa ¿no? –Dijo cogiéndome por la cintura y plantándome un beso. No pude evitar sonreírme.

89.

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-¡Idiotas! –Gritó recuperando el aliento después de haberse dejado la voz.
-Oh Dios, a sido peor que oírle cantar… -Se quejó Dougie acercándose una mano a la oreja. –A sacado todo su ser.. y su ser es muy grande.

Los tres reímos con ganas, y aunque Harry no quisiera, no pudo evitarlo también. Cogió un cojín del sofá y se lo arrojó con violencia a Dougie, a quien le dio en la cabeza e hizo que perdiera el equilibrio. Incluso en el suelo, no pudo parar de reírse, y más aún por su acción.

-¿Hay señal de Danny? –Preguntó Laia después de parar de reír. Los demás la siguieron.
-No por ahora.. pero no tardará en volver. En cuanto se le pase su rabieta volverá, aunque no volverá de muy buen humor. Mejor que no estén.
-Se siente. Yo por lo menos estaré. –Dijo Doug acercándose a su amigo y dándole un tierno beso en la mejilla. –Ellas no.
-Nos quedaremos hasta que venga. –Insistió Desi cruzándose de brazos.
-Pero Doug y yo queremos privacidad. –Dijo Harry cogiendo ambos mofletes del rubio y apretándolos con fuerza, haciendo que sus labios sobresalieran y le plantara un beso en la mejilla. –Con vosotras no podremos.
-Ambos tenéis parejas, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que interferir quedándonos aquí.



Pasaron alrededor de dos horas cuando pudieron oír como una llave cuadraba en la cerradura de la puerta principal. Se habían quedado minuto a minutos allí, callados sin mucho que decir, e intentando matar el tiempo con algún comentario tonto de alguno.
La puerta se va abrir lentamente y pudieron oír el tintineo de las llaves depositadas en la mesilla de entrada. El primero en levantarse fue Harry, quien se quedó allí parado sin moverse. Desi y Laia se volvieron de espaldas aún en el sofá para poder ver pasar a Danny, ya que el sofá estaba a espaldas.

Cuando hubo pasado, estaba cabizbajo mirando como sus pies adelantaban paso tras paso. No se dio cuenta de la presencia de los demás y antes de que pudiera empezar a subir las escaleras, Dougie le llamó:
-Danny..

El pecoso levantó la cabeza y pudo encontrarse a todos. Tenía el ceño fruncido, y expresaba confusión y enfado. Los miró a todos uno a uno, no muy convencido de que decir hasta que tomó aire y rompió el incómodo silencio que se había formado.

-¿Qué hacéis aquí?
-Veníamos a hablar contigo. –Contestó el batería acercándose un poco a él. –No tienes por qué enfadarte con nosotros.
-Mirad. Ahora no estoy de muy buen humor. Además, hay gente con la que prefiero ni dirigirme la palabra. –Dicho esto, envió una llamativa mirada de odio a Laia. La chica se sorprendió.
-¿Me dices a mí? –Él suspiró y ella se levantó de sofá para ponerse al lado de su novio. -¿No me echarás las culpas a mí de que Georgia te estuviera poniendo los cuernos, verdad?
-He estado hablando con ella y me lo ha negado todo.
-¿No estarás por creerla? –Danny puso cara de obviedad. -¡Venga ya Danny! No fui la única que la pilló con su amante.
-¡Te repito, que ella no sería capaz de engañarme! ¡No todas las tías son tan zorras como tú!

Laia se quedó atónita. Echó una mirada llena de odio a Danny, y aguantándose las ganas que tenía de darle una buena bofetada, cogió su bolso y salió de la casa con paso rápido.
Siguió caminando sin rumbo, con el mismo paso rápido. Las lágrimas comenzaron a brotarle de forma repentina. Intentó que no salieran, secándoselas para que la gente no la mirara extraña pero no podía evitarlo.

¿Eso era lo que pasaba por avisar a un amigo de que estaba siendo engañado por su novia? ¿Y había hecho falta que la llamara así, sin ella haberle hecho ningún daño? Danny era un cabrón, un grandioso cabrón y no había nada ni nadie que le hiciera cambiar de opinión en aquel momento.



-¿¡Eres imbécil, verdad!? –Desafió Harry a su amigo, acercándose a él. -¡Ella tan solo te avisó! ¡No hacía falta que le contestaras así!
-¡Qué no hubiera dicho nada de que Georgia me era infiel, y más siendo mentira!
-¿Así? ¿Y cómo sabes que no es verdad?
-Se lo he preguntado y me lo ha negado.
-Ya veo… no te iba a decir: Si amor mío, te he sido infiel con otro hombre. ¡Venga ya Danny! ¡Piensa!
-¿¡Pero que tenéis en contra de ella!? –Dijo encarándose a él y juntando su pecho con el suyo. -¡Antes la creo a ella que a cualquier otra como Laia!
-¡Hey chicos, ya basta! –Pidió Doug levantándose y colocándose por medio de ambos para separarlos. -¡Dejad el tema ya! –Se giró a Danny. –Laia tan solo te dijo lo que vio, nada más.
-Me voy a buscarla. –Dijo Harry quitándose de en medio. –Tal vez tu deberías de ver donde está Georgia ahora, ¿no crees?

Dougie detuvo el impulso que tuvo Danny de golpear a Harry. El batería salió de la casa, dejando a Doug sujetando aún al pecoso y a Desi atónica ante lo que acababa de presenciar.

88.

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-Laia… ¿Estáis seguras de lo que vieron? –Preguntó Tom serio, pensando en lo que creer.
-¡No me hagan igual que Harry! ¡Sí, se lo que he visto! ¡Y si besaron!
-¿Y no fueron a decirle nada?

Laia miró esta vez a Mery, echándole la culpa. Todas las miradas se centraron en ella, quien se mantenía aún en medio callada y observando la escena con detenimiento. Se hizo la tonta cuando se percató de que todas las miradas se habían centrado en ella.

-Fui yo la que le dije que era mejor que no fuera… ¡Se hubiera puesto a golpearla allí delante! –Se quejó al oír unos cuantos suspiros en señal de queja.
-¿Y que hicieron?
-Ir a casa de Danny a contárselo… ¡También fue idea de Mery! –Dijo Laia mientras señalaba con el dedo índice a su amiga al ver las caras atónicas de sus amigos
-¿¡Y se lo habéis dicho!?
-No.. bueno, eso pretendíamos. Pero antes de saliéramos siquiera del coche.. bueno, antes de yo saliera del coche, Danny apareció por detrás.. y Mery casi lo dijo. Por suerte Harry estaba con el y pude contarle la historia.
-¿Y luego?
-Dijo que el se lo acabaría contando a Danny… nos pidió que os informáramos.

Pudieron oír los suspiros de todos. Él más pensativo respecto al tema parecía Tom, quien se sujetaba la cabeza con ambas manos apoyadas en sus rodillas. Poco después, levantó la vista seguro de lo que iba a decir.

-Danny se mosqueará con Harry. Tenía que haber esperado a que hubiéramos estado todos para contárselo.
-¿Ya se lo habrá contado? –Habló por primera vez Doug. Estaba serio y tenía también pinta de preocupado.
-Supongo.
-Llamemos. –Dijo convencido mientras se levantaba y sacaba su móvil. Marcó el número y atravesó la puerta que llevaba al recibidor.

Todos se quedaron callados. Intentaron oír, una vez Dougie comenzó ha hablar, lo que decía. Se le oía lejos, por lo que costaba bastante entenderle. No pasaron cinco minutos cuando Doug regresó al salón.

-En efecto; está mosqueado.
-Pero a quien llamaste ¿A Danny o Harry?
-Harry. Dijo que en cuanto se lo dijo Danny comenzó a gritar y negarlo. Se fui furioso de su propia casa.
-Me siento culpable… -Dijo Laia para ella misma, pero a lo que la oyeron todos.
-¿Culpable? Pero Laia, si te lo hubieras guardado Danny seguiría siendo un cornudo.
-Tienes razón.. pero no sé. No quiero que se enfade con vosotros por esto… ¡Toda la culpa es de la perra de Georgia! Además, Mery también tiene que ver. Puedo echarle las culpas a ella.

Mery le echó una mirada de furia. Después de más rato en que todos pensaron sobre lo que acababa de pasar minutos antes, Camden fue la primera en hablar.

-Creo que alguien debería ir a ver a Harry. El fue quien se llevó todo el marrón. –Laia notó como la miraba exactamente a ella, disimuladamente.
-¿Por qué me miras a mí? –La pelirroja suspiró obvia. –Está bien, voy.. ¡Pero Desi se viene conmigo!
-¿Y yo por qué? –Laia imitó la acción de Camden. –Está bien… te acompañaré. –Dijo mientras se levantaba.
-Me voy con vosotras. –Se unió Dougie apresurándose y saliendo con ellas a la calle después de despedirse –Harry está todavía en casa de Danny. Intento seguirle pero él cogió el coche y se fue. Harry había venido con el de modo que no podía seguirle, así que optó por esperarle en su casa.
-Pues vamos.



Harry descansaba viendo un partido de fútbol, acostado en el sofá de su amigo. Se suponía que estaba esperándole a que regresara, y lo hacía, tan solo se entretenía. Fue a bostezar cuando de repente la canal de la tele cambió. El fútbol se sustituyó por un canal de cocina.
Empezó a buscar aún acostado el bando por sus lados. No lo encontraba. Se incorporó y levantó para buscarlo más afondo. Levantó el asiento pero allí no se encontraba. La canal volvió a cambiar y esta vez el querido Bob Esponja apareció.
El tamaño de sus ojos aumentó. ¿Y si eran fantasmas? La canal volvió a cambiar; fútbol. Dio media vuelta para intentar pillar al causante, pero allí no había nadie. Se quedó parado intentando ver algo sospechoso, cuando las cabezas de Desi, Laia y Dougie aparecieron por detrás del sofá, haciendo que se llevara el susto de su vida.

87.

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-¿Qué ocurre Laia? –Preguntó dudoso mientras la cogía por la cintura.
-Harry por Dios.. no te lo vas a creer. –Dijo mientras empezaba a agitar las manos sin saber donde colocarlas. –Es horrible… -Dijo por fin abrazándolo por la espalda.
-Cuéntame lo que te ha pasado…
-No no, a mi no… más bien a Danny.
-¿A Danny? ¿El qué?

Laia empezó a narrarle la historia, completando cada mínimo detalle debido al nerviosismo. Una vez llegó al final, Harry se quedó unos momentos en silencio, con la frente fruncida. Luego de pensarlo detenidamente, reaccionó:

-¿Estás segura de que los viste bes…? –Laia asintió con seguridad. -¿Y de que era Georgia? –Volvió a asentir. -¿Y que fue a los labios? –Asintió. -¿Y de que…?
-¡Qué si Harry, estoy segura de todo!
-O por Dios.. –Dijo mientras colocaba una mano sobre su propia cintura y con otra se acariciaba la barba. –Hay que decírselo a Danny.
-¿Cómo? ¡Ni de coña se lo suelto yo! Se enfadará.
-Pero no le vamos a dejar así como así.. necesita saberlo. –Antes de que Laia contestara, le llamó. -¡Danny, ven!
-¡Harry no! –Susurró ella alarmada. –Déjame decírselo antes a Tom, Alice y estos…
-¿De que servirá?
-No lo sé pero… -Se dio media vuelta para ver como su amigo se acercaba con una sonrisa en los labios. -¿Y si se enfada?
-Tranquila. –Dijo el depositándole un beso en la frente. –Se lo diré yo. Mientras, ir vosotras a contárselo a los demás. Será lo mejor.
-Pero que no se enfade contigo, por favor Harry.
-No lo hará. –Y dicho esto, antes de que el pecoso llegara a ellos, le plantó un último beso.
-Está bien… -Dijo girándose y encontrándoselo detrás suya. –Me voy.. tengo tareas que hacer.
-Está bien.. ¿me voy a enterar de lo que hablaban? –Dijo con su mirada pícara llena de curiosidad.
-Sí.. ahora te lo dice. Bueno, mejor me voy. –Y echó a correr hacía el auto donde se encontraba Mery, también con cara nerviosa.
-¿Qué le has dicho? –Dijo mientras entraban en el coche.
-Harry.. Harry se lo contará. Mientras vallamos a decírselo a los demás.



Laia comenzó a apretar con fuerza el timbre de la casa de Tom sucesivamente. Descargó su nerviosismos contra el, hasta que pudo oírse los quejidos de Tom enfadado desde dentro de la casa.

-¡QUIÉN DEMONIOS ES EL PESADO DE LA PUERTA! ¡EL TIMBRE ME LO BA A PAGAR!

Nada más abrió la puerta, las otras dos no esperaron a que dijera palabra. Entraron corriendo buscando a los demás y los pudo encontrar en el salón, hablando. Camden, Desi, Alice y Dougie habían formado un circulo en el suelo, donde al centro de todos habían un pequeño festín de aperitivos.

-¡Tengo que deciros algo! –Dijo Laia fuerte parándose en la entrada, mientras que por otra parte Mery se había lanzado al centro del círculo, cogiendo una bolsa de patatas fritas y abriéndolas.
-¡Mery, eso es mío! –Criticó Camden intentando quitárselas pero Dori, quien se encontraba a su lado intentó morderla. –Estúpida..
-¡No, dejadme deciros! –Pidió la castaña que intentaba llamar la atención.
-¿Decirnos el qué? –Preguntó Tom apareciendo por la puerta y sentándose junto a su novia, a quien la abrazó por encima de los hombros.
-Georgia.. Mery y yo pillamos a Georgia con otro hombre..

Los demás se quedaron callados. Iban dirigiéndose alguna que otra mirada dudosa y sus expresiones era de incredulidad.

86.

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Laia removió una vez su Starbuck, intentando beber algo más, pero el refresco se había quedado vacío. Echó un vistazo a su amiga Mery, quien llevaba unas gafas Ray-ban aviator para el sol. Tenía un rotulador sobre la mano derecha y en la izquierda sujetaba su Starbuck ya vacío, donde lo estaba decorando debido al aburrimiento. Tenía atada a la muñeca la correa de Dori, quien se había dejado caer sobre la arena y posaba ahora al sol, tumbada y con los ojos cerrados.
Laia suspiró. Se acercó a la basura más cercana y echó su refresco. Luego, volvió al lado de su amigo quien ahora tenía la lengua sacada debido a la concentración.
-¡Mira que bien me a quedado! –Dijo con entusiasmo plantándole el Starbuck en la cara. Laia la apartó con una mano mientras fruncía el ceño. -¿Qué te ocurre?
-Nada… tan solo me aburro. ¿Podemos irnos a casa ya? –Pidió de mal humor aquella mañana. Mery asintió levemente y dio un suave estirón a su correa para que Dori despertara.

Emprendieron el paso hacía casa, mientras Dori intentaba retardarse en cualquier mínimo detalle. Fue esta vez Laia la que gruñó con mal humor. Siguieron caminaron hasta que el brazo de Mery cortó el ritmo de Laia haciendo que parara. Su amiga la miró extrañada. Mery estaba boquiabierta y señalaba con la cabeza a un punto concreto del parque. Laia siguió su mirada.

Lo que vio también la impresionó. A lo lejos, pudo diferenciar en un banco a una rubia ya conocida. Georgia. Estaba cogida por encima del hombro a otro hombre, quien debía de haber sido Danny, pero no era. Una furia se apoderó de la castaña e intentó llegar hasta ella, pero el brazo de Mery la impedía ir.

-Mery, suéltame… yo le voy a aclarar a esa perra quien demonios es.
-¡Laia no! Puede usarlo luego en tu contra, diciendo que ese es tan solo un primo o algo así.
-¿Y que quieres que haga? ¿Qué me quede aquí parada mientras esa zopenca le pone los cuernos a Danny?
-No, pero sería más civilizado que fueras y se lo dijeras a él antes que liarte a palos con ella..,
-¿Y si Danny no me cree? –Dijo levantando ambos brazos con obviedad. –Antes creería a su novia que a mí. ¡Piensa! –Intentó llegar hasta la rubia de nuevo pero Mery se lo volvió a impedir.
-Laia, ¡no! Cabe la posibilidad de que sea algún familiar o algo. –Miró a la rubia. Obtuvo su respuesta. Georgia se dio un rápido beso con el hombre moreno con el que se sentaba. Una vez Laia intentó llegar hasta ella. –Vallamos a avisar a Danny.

Estiró del brazo a Laia, quien aún tenía el impulso de acercarse y golpearla. La subió al coche y emprendió hacía casa del pecoso.



-¡Laia, baja de una vez! ¡Hay que decírselo! –Le insistió intentando estirarla para sacarla del auto. No hubo suerte.
-Mery, PIENSA. Vernos ahora entrando como una locas a su casa y diciéndole sofocadas de que es un cuernudo ya que hemos pillado a Georgia con otro hombre.. ¿Qué crees que hará, eh?
-¡No lo sé, Laia, no lo sé! –Dijo suspirando. –Pero hay que avisarle de alguna forma… ¡debe saberlo!
-¿Saber el qué?

Las dos dieron un pequeño salto del susto. Cuando se dieron media vuelta pudieron ver a Harry y Danny. El pecoso tenía los brazos cruzados y la frente fruncida. Su aspecto era serio.

-¿Qué debo saber?
-Nada nada… -Intentó cambiar de tema Mery nerviosa. –No hablábamos de ti…
-¿Y que hacéis enfrente de mí casa comentando esto? El coche lo habéis parado justo aquí.
-¿Cómo? ¡No! –Dijo divertida Laia. –Nos referíamos a Harry.. sabía que estaría contigo, y le tengo que decir una cosa.
-Pues puedes decirla delante de todos. –La expresión de Danny cambió de serio a divertido. Buena señal.
-Hem.. mejor no. Prefiero decirlo en privado.. ¿Puedo hablar un momento contigo Harry? –Pidió su novia y el asintió aún sin enterarse del tema. Se levantó del asiento del coche y condujo a su novio a un sitio un poco apartado de los oídos de Danny.
-¿Qué ocurre Laia? –Preguntó dudoso mientras la cogía por la cintura.

85.

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Una vez Camden y Desi finalizaron de besucarla, los otros cuatros se tiraron encima de ella. Se pudo oír como Mery gimió desde el fondo, donde tan solo se le podía ver un pierna que estaba libre.

-¡La van a matar!

Alice comenzó a soltarlos cogiéndolos a uno por uno y estirando de ellos. Cuando llegó a Harry, necesitó la ayuda de sus tres amigas para sacarlo. Por raro que parezca, al que no se le podía separar era a Dougie, quien se quejaba de los estirones de esta con su aguda voz quejona.

-Doug, déjala respirar. –Le siguió insistiendo su amiga cogiéndolo por el cuello de la camisa y estirando de el hasta conseguirle separar por fin.
-Es que.. en parte a sido culpa mía todo esto.
-¿Cómo? ¡No! –Dijo Mery abrazándole esta vez ella. –Tú no tuviste la culpa de nada, ¿te queda claro?
-Pero es que es cierto..
-¡No! –Gritó ella separándose de el y golpeándolo en el brazo. –Lo repites y juro que te lo rompo..

Dougie puso cara de asustado. La cara de Mery era realmente terrorífica. Mostraba unas facetas de asesina que tan solo ella sabía poner.

-¿Me dejan sitio para sentarme? –Preguntó Alice rompiendo el silencio que se había formado. Nadie le hizo caso ecepto su novio, quien intentó echar hacía un lado, pero el sofá estaba abarrotado.
-No pasa nada. –Dijo cogiéndole de la mano y estirándole para que se levantara. –Yo me acoplo aquí. –Y se sentó en su lugar.
-Dougie… levántate y déjame sentarme. –Le pidió dirigiéndose al rubio.

El bajista bufó, pero se levantó del sitio sin decir nada y se sentó encima de las piernas de Harry. El lo abrazó con ambos brazos mientras Tom se sentaba.




Aquella noche, Mery se auto-invitó a quedarse a dormir en casa de Laia. Su madre ya se había acostumbrado a ella, por lo que no se quejó ni nada por el estilo. Como siempre, Mery trajo su enorme bolsa y como es lógico, también se trajo a Dori, con la que inició una de sus increíbles batallas.

-¡No Dori! ¡A la cama no se sube que la arañas! –Se quejó Laia mientras intentaba cogerla de forma que no la mordiera. -¡Mery! Dile algo que no me hace caso.
-Tshhh Dori. –La llamó y la mascota bajó enseguida de la cama. –Buena chica.
-Me tiene manía, como tu.

La castaña de ojos marinos pasó de ello y siguió viendo su película en el pc, mientras Laia intentaba encontrar algún que otro objeto con el que divertirse. Antes de que encontrara nada, su pierna empezó a bribar. La apartó asustada y pudo encontrarse el móvil de Mery, a quien la llamaba pero estaba puesto en silencio. La pantalla marcaba Jeremy.

-Mery… te está llamando. –Le dijo enseñándoselo. Ella lo miró de reojo y no mostró mucho interés.
-Ya lo sé. No para toda la tarde de hacerlo. Pasa de él.

Cuando la llamada se cortó fue a mirar en la bandeja. Treinta y dos llamadas de él. Increíble. ¿Y si realmente se arrepentía?

-Mery.. ¿y que ocurre si Jeremy te quiere pedir perdón?
-Es que no sé Laia… yo incluso saliendo con el lo veía como un amigo, y muchas veces quería cortar con él, pero me reservaba.
-¿Y si Doug lo hiciera?

Ella la fulminó con la mirada. Laia le contestó comenzando a elevar las cejas rápidamente sin parar. Mery rodó los ojos agobiada y bajó la tapa del ordenador. Cogió a Dori en brazos mientras la mascota se acoplaba en sus piernas para poder pasar las noches. Durante el silencio se podía oír los roncos y débiles ronquidos de la perra. A Laia le recorrió un sentimiento enternecedor que no pudo evitar.

-¿Y que harás cuando te encuentres a Jeremy cara a cara? –Mery la observó dudosa y asustada al mismo tiempo. –Algún día tendrá que pasar… él nos conoce.
-No se… intentaré no escucharle. –Dio un leve suspiro mientras cogía a Dori en brazos y la metía dentro de la cama junto a ella. -¿Y tú?
-¿Yo que?
-Hace tiempo que no me cuentas sobre tu vida amorosa; tengo muchas preguntas. –Dijo mientras una sonrisa maligna se le dibujaba en el rostro. -¿Habéis llegado a algo más Harry y tú? ¿Qué tal con Danny? ¿Aún le amas? –Laia no pudo evitar sonrojarse en la primera pregunta que hizo esta. -¡Pasó!
-¡Mery, cállate! –Gritó su amiga metiéndose entre la fina manta. Dori le gruñó debido a su elevación de voz. Laia le dirigió una de sus reservadas miradas de odio y repugnancia que tan solo tenía para ella.