54.Pizzero.

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Luchaba por no explotar a gritos y descontrolarme por completo. No me podía creer lo que había oído.. no, era imposible. Di un largo pestañeo, incapaz de mover ninguno de mis huesos. El corazón se me iba a salir del pecho, pero yo aún así estaría igual de emocionada que seguiría viva.
-Aaa.. –Dije, cortando la última vocal de golpe. Iba a explotar de alegría como siguiera abriendo la boca.
El me miró perplejo ante mi contestación. Seguramente se hubiera esperado que me pusiera a chillarle, que me marchara, que dijera que yo también lo sentía.. pero tan solo dije unas vocales seguidas. Sí, quería disculparme yo también, pero no quería cometer el riesgo de explotar en mil y un pedazos.

¿Qué demonios? Al cuerno. Llevaba un mes entero esperando esas palabras. Lo siento. No iba a quedarme petrificada en el sitio mientras derrochaba el momento.
Solté todo lo que tenía dentro. Exploté a gritos, sin hacer caso al susto que se llevó de pronto Danny. Abrí los brazos, y, sin pararme a pensar, le abracé todo lo fuerte que pude.
Notaba todas las miradas de los demás en mi espalda, viendo la escena. Seguramente les llamó la atención mis gritos, y a quien no.
-Yo también lo siento… -Acabé susurrando después de haber gritado todo lo que pude y quedarme afónica.

Después de unas pocas horas más, llegó la hora de comer. Volvimos a pedir pizza, ya que todos estábamos demasiado vagos para tener que preparar un banquete de competición.
Al parecer el tiempo había optado por tener sol, después de toda una noche chispeando. Seguía pareciéndome extraño ver sol en Inglaterra, pero bueno, yo le echaba la culpa alcambio climático.
Nada más el pizzero llegó, Camden se ofreció voluntaria para ir a la puerta y recogerlas. Mala idea. Nada más pisó un pie de nuevo en el jardín, todos los chicos se pararon. La miraron callados y quietos, pero no duró mucho aquella acción. Tras darse cuenta las pizzas, salieron corriendo como condenados (?) y se tiraron encima suya.
-¡PIZZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! –Gritaron todos, estirando los brazos para cogerlas.
-¡No, son mías! –Chilló Camden, apartándolas de su vista. -¡Quietos!
No hicieron caso, como es lógico. Mientras intentaban coger las pizzas, Desi se acercó corriendo a ayudar a su amiga, y, estirando los brazos, Camden le tiró las pizzas. Ella la cogió, y antes de que los otros se dieran media vuelta y la siguieran, echó a correr. Se acercó rápidamente a Alice y le pasó la comida. La castaña que sujetaba ahora las pizzas se quedó parada, acojonada ante su responsabilidad.
-¡Qué alguien las coja! –Gritó, sin saber donde ponerlas.
-¡Yo te las cojo, tranquila! –Chilló Danny, acercándose a ellas, pero Alice le paró con un golpe.
-¡No! –Le chilló, pero aún quedaban más que intentaban hallar las pizzas. -¡QUÉ NO! ¡O COMEIS CON ORDEN, O JURO QUE LAS TIRO! –Amenazó a gritos, advirtiéndoles a todos.
Pronto la advertencia tuvo resultado. Todos se quedaron parados, rezando para que las pizzas acabaran intactas.


Después de preparar los asientos de cada uno, nos sentamos por fin a comer. Una gran montaña de pizzas se empezaron a repartir por toda la mesa, dando de comer a las diez y seis personas que habían sentadas allí, contando a mi madre. Yo me senté entre Frankie y Alice, apegada a la mesa e intentado no quedarme sin trozo. Realmente me sentía bien aquel día, me sentía de maravilla. Hacía sol, me habían despertado todos de una forma que, aún al principio me había molestado un poco, había llegado a ser divertida. Y me había perdonado con Danny. Sí, realmente estaba llegando a ser perfecto… no quedaría mucho para que viniera algo o alguien que lo estropeara. Siempre pasaba así.


Tan solo quedaba un trozo superviviente en la caja de pizza de cuatro quesos. Mery la observó con atención, y echando un vistazo hacía los demás, intento cogerla. Desgraciadamente, no era la única que luchaba por el bocado de aquel trozo. Dougie se había percatado de su intención y paró la mano de Mery antes de que llegara a ella.
-Para mí. ¿Verdad? –Dijo con tono dulce el rubio, mostrándole una pequeña sonrisa.
-Ni lo sueñes, Poynter… -Le amenazó Mery divertida.
Pronto la batalla empezó. Ambos se habían levantando del sitio y luchaban por coger el trozo que quedaba, quien se resbalaba por toda la caja.
Pronto empezaron a notar el cansancio y, aprovechando Mery un momento de la baja guardia de Dougie, logró alcanzar el trozo. Lo apartó todo lo que pudo de el y se volvió a sentar rápida, sonriendo pícaramente ante su victoria.
-Gané. –Dijo empezando a devorar al trozo.

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