71.Lo siento de verdad.

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-Dame el mando Doug. –Le pidió Camden. –Me aburro viendo futbol.
-Te aguantas. Yo quiero verlo. –Se sentó en un sofá, enfrente de la televisión.
-Douglas. –Dijo Camden con tono amenazador, levantándose. –Dame el mando si no quieres quedarte sin…
-¡Preparaos, que ya viene! –Gritó Tom en un segundo, y al otro, todas las personas empezaron a correr de un lado a otro. Me quedé donde estaba, sin saber donde ir. Noté como alguien me estiró de la mano y me llevaba a un rincón, junto a Camden y los demás.

-¿Para que demonios me llevas aquí, Alice? –Dijo Mery, entrando a la casa toda oscura detrás de Alice. –Y todavía a esta casa… ¡Quiero irme de aquí!
-Mery, cállate. –Le dijo con tono cansino. –Te tengo que enseñar una cosa increíble…
-Y todavía me despiertas de mi siesta… -Pude ver como su sombra se cruzaba de brazos.
Aguanté la risa. No quería ni imaginar la cara que se le podría cuando viera la cantidad de gente que había allí oyéndola. No fui la única que quería reírse. Oí una pequeña pero fuerte carcajada Jones.
Mery se había dado cuenta de aquel ruido. Creí que había reconocido la risa una vez se desencogió de hombros, pero fue así.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! –Chilló bien fuerte, echando a correr sin ver nada. -¡FANTASMAS!
-¡Mery, tranquila! –Gritó Alice intentándola buscar. Se oían sus gritos por toda la casa. Poco después, sonó un golpe seco y se calló. Se había chocado contra una pared. -¿Mery?
No se oyó nada. Encendieron las luces y fuimos todos a buscarla. La encontramos en el comedor, tirada al suelo y con una mano en la cabeza.
-¡Hielo, traedme hielo! ¡Me voy a quedar tonta!
-¡Feeeeeeeelicidades! –Chillamos todos, y después nos echamos ya a reír con ganas.
Cuando le trajeron el hielo y volvió a la realidad, puso cara de enfadada y se dirigió hacía Danny.
-¡Tú! ¿Qué me quieres, matar? ¡Casi me muero del susto!
El no respondió. Se cogía la tripa debido a la risa que llevaba. Mery pasó de el y se dirigió a todos nosotros. Nos enseñó una pequeña sonrisa.
-Gracias.. creía que se habían olvidado todos… -Cambió su faceta volviendo a ponerse seria. (¬.¬) -¿Hay tarta?
-¡Mery! –Le llamé la atención yo. –No seas tan descarada.
-Perdón.. –Puso cara de cordero degollado. –Es lo primero que me vino a la mente. Es que no merendé.


-Bueno que.. ¿te gusta tú fiesta? –Pregunté a Mery, acercándome a ella, quien intentaba elegir algún dulce que había sobre la mesa.
-Sí… estáis siendo muy amables. –Se giró hacía mi de golpe. -¿Hacía falta haber hecho la fiesta en casa de Dougie? Me siento un poco incómoda aquí.
-El se ofreció voluntario… -Mery no dijo nada. –Creo que deberías perdonarlo.
-Es que no se… -Dio un largo suspiro y apartó la vista para pensar. –Yo también me e planteado en perdonarle, pero cada vez que le veo recuerdo lo que me dijo y como me acusó y es que… no puedo.
-Mery.. no vas a estar siempre discutida con el, ¿verdad? Además, no puedes poner la escusa de que..
-Bueno, que sí que sí. –Me interrumpió, pasando de mí. –Me voy un rato afuera, que te enrollas mucho hablando.
-¿Te encuentras bien?
- Si, solo que me apetece que me dé un poco el aire, tan solo eso. –Y dicho esto, salió por la puerta con paso vago.


Mery se sentó al borde de una pequeña piscina que había en el jardín. Hacía fresco, pero en aquel momento no tenía frío, tan solo se mantenía callada, sin pensar.. intentando tan solo relajarse.
-¿Puedo sentarme? –Preguntó alguien a sus espaldas, haciendo que ella se girara. Dougie la miraba de pie, con las manos en los bolsillos del pantalón.
-Supongo… -Dijo ella no del todo convencida y volviendo a mirar al agua.
El rubio se sentó a su lado, y durante unos minutos se mantuvo con ella callado. Le resultaba muy incómodo a el aquel silencio, aunque ella estuviera totalmente despreocupada.
-Me.. Mery. –Le llamó el. Ella le miró. -¿Sigues enfadada? –Ella se encogió de hombros y volvió a mirar al agua. –Perdón por lo que te dije, enserio… me comporté mal.
-Te comportaste fatal, Dougie.
-Lo sé.. por eso lo siento. Yo no suelo ser así, enserio. Solo que.. no me encontraba de humor.
-¿Y lo tuve que pagar yo?
-No… -Miró al césped con la cabeza gacha. –Perdón. –Dijo con sinceridad.
Ella le miró, y no tardó en que se le humedecieran un poco los ojos. Le dolía verle así. Parecía realmente arrepentido por aquello, además, ella siempre exageraba. Era mejor olvidar.
Se acercó a el y lo abrazó con fuerza. No sabía como iba a reaccionar el, pero le daba igual. Lo apretujó bien fuerte, apoyando su cabeza sobre su hombro.
-Olvídalo.. Yo también exageré demasiado. –Se separó de el y lo miró a los ojos. -¿Amigos?
-Amigos. –Dijo con el con una pura sonrisa, devolviéndole el abrazo.

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