96.

|
Caminó durante bastantes minutos. Tan solo unas pequeñas gotas caían del cielo, de modo que no había peligro de mojarse. Su móvil sonaba cada segundo, sin que descansara ni un momento. Ella ni siquiera se molestó en ver quien lo hacía, no tenía ganas de nada, tan solo de desaparecer. Por su cabeza no hacía nada más que pasar las imágenes de Desi y Harry besándose, lentamente y una y otra vez. Había estado todo el rato llorando, sus lágrimas no cesaban y su angustia tampoco. Cuando se hubo cansado de caminar y decidió volver a la realidad, desperdició aún más tiempo intentando captar la atención de algún taxi de los pocos que pasaban por aquellas calles. Cuando ya pudo subirse a alguno que lo condujera a casa, sacó su teléfono y miro las llamadas. Había de todos, no faltaba ni uno, pero mayoritariamente de Harry. Pocos segundos de estar viendo las llamadas, la pantalla cambió y apareció el nombre de Harry, junto a la música de I wanna hold you. Un despreció la inundó por completo. Deseaba descolgar y soltarle todo lo que sentía en aquel momento, pero decidió esperar. Apretó la tecla del teléfono rojo y la llamada acabó. Apagó el móvil y se lo volvió ha guardar en el bolsillo.


Cuando llegó a casa, pidió a su madre que a todo aquel que llamara a la puerta dijera que no estaba, fuera quien fuera. Subió deprisa las escaleras, y, nada más entrar a su habitación, se dejó caer sobre la colcha. Cerró momentáneamente los ojos y cayó en un rápido sueño, ya que se encontraba tremendamente cansada.



Despertó horas atrás. Le costó recordar que había ocurrido hacía unas pasadas horas, y después de sentarse sobre la cama observó el rejo. Las diez. Cogió su móvil y lo encendió. Las llamadas perdidas habían aumentado con eficacia, de modo que Laia ni se molestó en mirarlas. Había demasiadas.
Se quedó mirando a su habitación. Todo estaba tranquilo, ni el aire movía la menor de las cosas. Un profundo silencio se apoderó, lo que hizo que pronto llegara el aburrimiento. Fue a levantarse, cuando de pronto el móvil volvió ha sonar. La castaña miró con desconfianza la pantalla, pero pudo diferenciar “Mery” así que optó por descolgar.

-¡Laia! ¿¡Dónde demonios has estado!? ¡Todos te hemos estado llamando, hemos ido a tu casa, a todos los lugares y no había señales de ti! ¡Y todavía con el móvil apagado! ¿Dónde estás? –Dijo antes siquiera de que pudiera ponerse el móvil en la oreja.
-Hola. –Dijo cansada. –No me apetece hablarlo por móvil. ¿Puedes venir a mi casa, por favor? –Preguntó, a lo que Mery aceptó. –Y sola, por favor… he de hablar.

Colgó y esperó diez minutos a que su amiga llegara. Cuando lo hizo, agradeció de que no se hubiera  traído a Dori. Cuando Mery acabó finalmente de llenarla de besos y abrazos, se sentaron sobre la colcha.

-¿Pero te encuentras bien? –Laia asintió. –Tia, cuando Harry se enteró de que lo habías visto.. no sabes como se puso. Salió corriendo ha buscarte.
-Me la suda lo que hiciera después de aquello. –Dijo con asquerosidad. –Pero… ¿por qué lo ha hecho? ¿Qué le he hecho?
-Laia, Harry y tu ya se os veíais mal.
-Ya pero.. yo no hubiera hecho lo mismo que él.
-Te recuerdo de que besaste a Danny..
-¡Sí! Pero no, no es igual… yo no le seguí el beso, lo paré al momento y me alejé de el, aunque le amara, lo hice todo por Harry… y el.. no.
-Piensa Laia. –Dijo Mery tratando de razonar. –Tu amas a Danny, pero imagínate que Harry se haya enamorado de Desi… él en aquel momento actuó sin pensar y la siguió besando.
-Osea, ¿Qué encima la culpa no es de el? ¡Esto es el colmo!
-¡No, no intento decirte esto! –La paró Mery cogiéndola por las manos. –A lo que me refiero, para ser más directa…Harry y tu andáis mal.. y tu amas a Danny, y el también a ti por lo que parece.. y Harry a Desi… tal vez deberíais de cortar.. –Dijo, pero habló cuando vio la cara atónita que puso Laia al momento. –Era solo una de mis estúpidas ideas.
-No, no digo que esté mal pero… yo amo a Harry.. ¡bueno! Le quiero mucho. –Dijo empezando a morderse las uñas. –Si, creo que debería hablarlo con el y elegir lo mejor para los dos.
-Exacto. Creo que deberías llamarlo. –Dijo ella cogiendo el móvil y empezando a ver las llamadas. –Estaba muy preocupado, de verdad… mira, también tienes un montón de llamadas de Danny.
-Cállate. –Le dijo Laia quitándole el móvil de las manos y empezando a marcar el de Harry. –Tengo vergüenza…
-¡Venga ya Laia! ¡Quién tendría que tener vergüenza es el!

Ella asintió. Empezó a llamar, y no tardó mucho a que en la otra parte del teléfono descolgaran. Antes de que Laia dijera nada, se oyó decir:

-¡Laia! ¿Laia estás bien? ¿Dónde estabas? ¡Lo siento muchísimo, de verdad te lo digo! ¡No se lo que hice, estaba mosqueado, nada más! ¡No quería hacerlo, yo te quiero a ti! ¡Por favor, déjame aclararlo contigo…!

0 comentarios:

Publicar un comentario