89.

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-¡Idiotas! –Gritó recuperando el aliento después de haberse dejado la voz.
-Oh Dios, a sido peor que oírle cantar… -Se quejó Dougie acercándose una mano a la oreja. –A sacado todo su ser.. y su ser es muy grande.

Los tres reímos con ganas, y aunque Harry no quisiera, no pudo evitarlo también. Cogió un cojín del sofá y se lo arrojó con violencia a Dougie, a quien le dio en la cabeza e hizo que perdiera el equilibrio. Incluso en el suelo, no pudo parar de reírse, y más aún por su acción.

-¿Hay señal de Danny? –Preguntó Laia después de parar de reír. Los demás la siguieron.
-No por ahora.. pero no tardará en volver. En cuanto se le pase su rabieta volverá, aunque no volverá de muy buen humor. Mejor que no estén.
-Se siente. Yo por lo menos estaré. –Dijo Doug acercándose a su amigo y dándole un tierno beso en la mejilla. –Ellas no.
-Nos quedaremos hasta que venga. –Insistió Desi cruzándose de brazos.
-Pero Doug y yo queremos privacidad. –Dijo Harry cogiendo ambos mofletes del rubio y apretándolos con fuerza, haciendo que sus labios sobresalieran y le plantara un beso en la mejilla. –Con vosotras no podremos.
-Ambos tenéis parejas, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que interferir quedándonos aquí.



Pasaron alrededor de dos horas cuando pudieron oír como una llave cuadraba en la cerradura de la puerta principal. Se habían quedado minuto a minutos allí, callados sin mucho que decir, e intentando matar el tiempo con algún comentario tonto de alguno.
La puerta se va abrir lentamente y pudieron oír el tintineo de las llaves depositadas en la mesilla de entrada. El primero en levantarse fue Harry, quien se quedó allí parado sin moverse. Desi y Laia se volvieron de espaldas aún en el sofá para poder ver pasar a Danny, ya que el sofá estaba a espaldas.

Cuando hubo pasado, estaba cabizbajo mirando como sus pies adelantaban paso tras paso. No se dio cuenta de la presencia de los demás y antes de que pudiera empezar a subir las escaleras, Dougie le llamó:
-Danny..

El pecoso levantó la cabeza y pudo encontrarse a todos. Tenía el ceño fruncido, y expresaba confusión y enfado. Los miró a todos uno a uno, no muy convencido de que decir hasta que tomó aire y rompió el incómodo silencio que se había formado.

-¿Qué hacéis aquí?
-Veníamos a hablar contigo. –Contestó el batería acercándose un poco a él. –No tienes por qué enfadarte con nosotros.
-Mirad. Ahora no estoy de muy buen humor. Además, hay gente con la que prefiero ni dirigirme la palabra. –Dicho esto, envió una llamativa mirada de odio a Laia. La chica se sorprendió.
-¿Me dices a mí? –Él suspiró y ella se levantó de sofá para ponerse al lado de su novio. -¿No me echarás las culpas a mí de que Georgia te estuviera poniendo los cuernos, verdad?
-He estado hablando con ella y me lo ha negado todo.
-¿No estarás por creerla? –Danny puso cara de obviedad. -¡Venga ya Danny! No fui la única que la pilló con su amante.
-¡Te repito, que ella no sería capaz de engañarme! ¡No todas las tías son tan zorras como tú!

Laia se quedó atónita. Echó una mirada llena de odio a Danny, y aguantándose las ganas que tenía de darle una buena bofetada, cogió su bolso y salió de la casa con paso rápido.
Siguió caminando sin rumbo, con el mismo paso rápido. Las lágrimas comenzaron a brotarle de forma repentina. Intentó que no salieran, secándoselas para que la gente no la mirara extraña pero no podía evitarlo.

¿Eso era lo que pasaba por avisar a un amigo de que estaba siendo engañado por su novia? ¿Y había hecho falta que la llamara así, sin ella haberle hecho ningún daño? Danny era un cabrón, un grandioso cabrón y no había nada ni nadie que le hiciera cambiar de opinión en aquel momento.



-¿¡Eres imbécil, verdad!? –Desafió Harry a su amigo, acercándose a él. -¡Ella tan solo te avisó! ¡No hacía falta que le contestaras así!
-¡Qué no hubiera dicho nada de que Georgia me era infiel, y más siendo mentira!
-¿Así? ¿Y cómo sabes que no es verdad?
-Se lo he preguntado y me lo ha negado.
-Ya veo… no te iba a decir: Si amor mío, te he sido infiel con otro hombre. ¡Venga ya Danny! ¡Piensa!
-¿¡Pero que tenéis en contra de ella!? –Dijo encarándose a él y juntando su pecho con el suyo. -¡Antes la creo a ella que a cualquier otra como Laia!
-¡Hey chicos, ya basta! –Pidió Doug levantándose y colocándose por medio de ambos para separarlos. -¡Dejad el tema ya! –Se giró a Danny. –Laia tan solo te dijo lo que vio, nada más.
-Me voy a buscarla. –Dijo Harry quitándose de en medio. –Tal vez tu deberías de ver donde está Georgia ahora, ¿no crees?

Dougie detuvo el impulso que tuvo Danny de golpear a Harry. El batería salió de la casa, dejando a Doug sujetando aún al pecoso y a Desi atónica ante lo que acababa de presenciar.

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