Salí con mi madre de casa y nos pusimos rumbo al supermercado, bajo el fino paraguas de color rojizo que compramos el mes pasado. Tardamos unos 15 minutos en llegar, ya que, aunque lo tuviéramos al lado, íbamos demasiado estrujadas para no mojarnos. Nada más entrar, un caliente aire con olor a pan recién hecho nos inundó. Cogimos un carrito y nos pusimos en marcha. Mamá compró, aparte del pan, algunas provisiones más. En aquel momento, sonaba una deliciosa canción titulada “Just tonight” . Aunque supiera hablar inglés, mi nivel no era lo suficientemente alto como para llegar a entender la letra de la canción. Pero aún así, era preciosa.
Después de unos 10 minutos, terminamos de comprar, y nos pusimos en la única y más larga fila que había. Mientras avanzábamos lentamente, aproveché para intentar entender las canciones, hasta que de pronto, pude diferenciar la palabra “McFLY”, y mis oídos se centraron más que nunca. Al parecer, anunciaban un nuevo álbum suyo llamado “Above the Noise” y, seguidamente, sonó una canción titulada Shine a Light , que habían hecho junto a Taio Cruz. Ya la había oído antes, pero, aún así, cerré los ojos, me agarré a mi madre del abrigo, y dejé de escuchar con los oídos para hacerlo con el corazón. No estaba acostumbrada a oírles, aunque fueran mi grupo favorito. No podía. Cuando me mudé con mi madre a Londres, lo dejamos todo. No teníamos nada, ni dinero ni nada. Tardamos un tiempo en equilibrarnos, pero, por ese motivo, no podía saber nada de ellos. No podía escucharles por Internet, no podía comprarme CDs, no podía enterarme de noticias sobre ellos. Y lo peor no era eso, si no que, en los último 5 años, había olvidado como eran. Era extraño, ya que, del único miembro de que me acuerdo del nombre, Danny, era una persona que amaba. Tal vez es extraño enamorarse sin conocer a nadie, pero yo estaba enamorada. Y en 5 años, había olvidado completamente como era. Tan solo recordaba unos preciosos ojos azules que me robaban el corazón cada vez que los veía.
Abrí los ojos empapados de lágrimas. La canción ya había acabado. Mi madre me cogió de la mano mientras pagaba, y, juntas cogimos las bolsas de la compra mientras nos dirigíamos a casa.
Me pasé la mañana intentado recordarles, pero no hubo resultado. No me lo podía creer. Los había olvidado. Aquel día me quedé completamente callada. No quería hablar… no podía. No me salían palabras. Pase la tardé intentando recordar canciones suyas. Hubo suerte en algunas como, “You’ve a friend”, “Five colors in her hair”, “I’ve got you” o “I’ll be ok”. Me alegró un poco poder recordarlas. Estuve horas recordándolas, hasta que, cuando el reloj marcó las 19:15, fui a cenar. Mi madre no dijo ni palabra al principio, hasta que, a media cena, anunció:
-Empiezas después mañana.
-¿Tan pronto? –Dije extrañada, ya que normalmente me solía esperar una semana o por el estilo.
-Ten en cuenta que empiezas con el curso iniciado. Si tardas mucho en comenzar, irás con mucho retraso.
-¿Y los libros?
-Nos prestarán algunos –Dijo mamá, volviendo a comer.
Al parecer tenia miedo de hablarme demasiado como para que me sintiera otra vez mal. Ella sabía perfectamente lo que significaba McFLY para mi. Habría hecho lo posible para que yo estuviera informada, pero no podía.
Tras acabar de cenar, estuve un rato mirando los planos de la universidad que venían en la otra carta. Era enorme, lo suficientemente grande como para que me perdiera en menos de una hora cuando llegara allí. Lo que me extrañó fue que, en una universidad tan prestigiosa e importante, no se llevara uniforme. Fue un alivio, ya que lo único que faltaba era que tuvieras que pagar el uniforme. Después de acabar de echar un ojo, le di un beso y las buenas noches a Noemí, y me dirigí a mi habitación. Me puse el pijama y me fui a la cama. No tardé en el dormirme, ya que fui repasando las canciones de Mcfly, y conseguí recordar otra como “Dragon ball”.
0 comentarios:
Publicar un comentario